Al enamorarnos, cambiamos el chip y dejamos que nuestro corazón tome el control en vez de la cabeza. Eso nos hace sentir todo con más intensidad, pero también hace que el dolor sea mayor cuando sufrimos una decepción o las cosas se terminan.
Son esos momentos tristes cuando es preferible escuchar al cerebro para hacer una mejor evaluación del futuro de la relación: si vale la pena seguir adelante o es mejor dar un paso al costado para evitar problemas en el futuro.
Deja a tu cabeza tomar el control si te encuentras en una de estas situaciones:
- Cuando tu actos están dañando a tu pareja
A veces, las cosas que hacemos no tienen el efecto que queremos y le hacemos daño a esa persona especial. Antes de actuar ponte a pensar si es que te gustaría que te hagan lo mismo y cómo reaccionarías. Si la respuesta no es positiva, mejor evítalo.
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- Si te es infiel
La infidelidad es la falta a la confianza más grande que puede haber en una relación. Son pocas las parejas que logran superar una situación como esta y, si te ha pasado, vale la pena que pongas la razón por delante del corazón y seas honesta contigo misma: ¿realmente serás capaz de volver a confiar en él?
- Cuando sus metas son muy distintas
El amor no es lo único que mantiene una relación a flote, también se necesita compromiso. Si los planes de vida de ambos están más alejados de lo que esperabas, es mejor evaluar si les conviene seguir aferrándose a una relación que podría no tener un final feliz.
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- Si pasan más tiempo peleados que felices
Aunque es saludable que las parejas discutan de vez en cuando, no lo es si estás enojada la mayor parte del tiempo en vez de disfrutar de su compañía. Y por mucho que lo quieras, en el fondo sabes que es mejor dejarlo ir en lugar de llorar todo el tiempo por él.
- Cuando su relación no puede ser
Por mucho amor que sientas, hay algunas relaciones que son más complejas y difíciles de sacar adelante. Por ejemplo: cuando estás con una persona demasiado menor que tú con ideas de vida diferentes o cuando eres “la otra” en su vida. Pon a descansar al corazón para darle una mirada incisiva al asunto.