¿Cómo sobrellevar la pérdida del cónyuge?

Ese final de envejecer juntos y morir el mismo día pertenece a los cuentos de hadas. En la vida real, uno de los esposos sobrevive al otro, y el que queda tiene que lidiar con la pérdida.

«Perder a un esposo, sobre todo en edad joven, es lo que los psicólogos llamamos desgracia inesperada: una situación de crisis para la cual las personas no se encuentran preparadas», nos cuenta la magíster Nelly Chong García, psicóloga clínica. «Uno se prepara para la muerte de una persona anciana o enferma, como parte del proceso natural del ciclo de la vida».

Eso no significa que los adultos mayores sufren menos ante la soledad; pero en la juventud, la muerte de un esposo suele generar un estrés adicional; no solo se pierde a la persona que uno ama, se trata también del fin de un proyecto de vida: compartir experiencias, lograr metas, criar hijos y envejecer juntos.

La reorganización de la vida y la reorientación de estos proyectos tendrán un gran impacto en la persona viuda y podrán generar sentimientos de gran soledad, impotencia y frustración. 

«En la viudez temprana es probable que el duelo se patologice, llegando a un estado de depresión y melancolía», añade el psicólogo Lucas Villamil. «Esto afectará tanto la relación que tiene el sujeto con su familia, como la capacidad para producir en su trabajo y para interactuar con su entorno social». Entonces se recomienda comenzar un tratamiento psicoterapéutico y, si el paciente es reticente a la terapia, combinarlo con un tratamiento farmacológico.

(Foto: Shutterstock)

Fases del duelo

La persona que recién enviudó suele pasar por diferentes fases del duelo.

1. Reconocer que la tristeza no es una emoción mala en sí misma, y resulta útil darse permiso para estar triste, llorar, extrañar y recordar.

2. Buscar apoyo en familiares y amigos, compartir el dolor con las personas a quienes les pasó lo mismo e intentar continuar con las actividades que nos solían brindar satisfacción.

3. Aceptar por completo la pérdida. Eso ayudará al proceso de sanación c

4. Rearmar su proyecto de vida, encontrar poco a poco una rutina, donde la persona que falleció ya no está incluida.

5. No hay un tiempo de duelo. «Suele ayudar sacarnos de la cabeza la idea de que hay un tiempo de duelo determinado y que después del mismo no debemos recordar o sufrir. Esta idea genera un estrés adicional de sentir que no estamos avanzando, cuando es natural seguir sintiendo nostalgia y recordando al ser  amado», afirma Nelly Chong. 

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¿Cómo apoyar a un familiar?

Es importante escuchar y comprender al viudo. Cada uno tiene su manera de afrontar la tristeza. Lo apropiado es acompañar y respetar esta manera: estar disponible para compartir historias, recuerdos que se vivieron con quien ya no está y dejar espacio si la persona desea estar sola, llorar sola o pensar en el esposo que perdió. 

No es apropiado decirle que sea fuerte y que no llore, juzgar o criticar su comportamiento. Es indispensable ayudarlo a armar la nueva rutina, paso a paso. Todo el apoyo es bienvenido, no solo en temas emocionales. La muerte deja también un vacío en funciones. Si muere el proveedor de familia, hay ajustes económicos que hacer, y si hay niños, las rutinas deben reorganizarse. La familia y los amigos son un soporte al hacerse cargo de detalles concretos: cuidar a los niños, comprar los alimentos, encargarse de los trámites y del entierro, ayudar con los pendientes domésticos.