Por Andrea Carrión / WUF
Valeria es una perrita de 9 meses de edad que tiene energía para regalar. Cuando quiere llamar la atención de su mamá humana, salta a sus brazos hasta conseguir lo que quiere, un panorama muy distinto al que vivió algunos meses atrás.
Esta perrita fue encontrada por rescatistas del albergue Milagros Perrunos deambulando por las calles de Villa El Salvador. Estaba enferma y seriamente desnutrida. Afortunadamente, con un intenso tratamiento y mucho amor logró recuperarse.
Gran parte de los animales que son rescatados del abandono, el abuso y la indiferencia, suelen recuperarse y terminar sus días en un albergue, especialmente si el lugar es no eutanásico. En nuestro país, el concepto de adoptar animales rescatados recién está calando en los peruanos y si bien aún estamos en pañales en este tema, gracias a la pasión y el empeño de miles de animalistas, cada vez vemos más casos exitosos. Valeria es una de esas felices excepciones.
Camila Escudero llevaba un buen rato buscando un perro que le hiciera compañía. En el 2013 una amiga le había regalado una cachorrita de dos meses que encontró en un parque. La perrita terminó teniendo varios problemas de salud, hasta que un diagnóstico de distemper obligó a la veterinaria a ponerla a descansar.
“Quedé medio traumada, así que cuando tomé la decisión de adoptar, me aseguré de que fuese en un lugar seguro y responsable. Fue así que encontré a WUF, entré a la página que tienen en Internet y la foto de Valeria me llamó la atención. Luego leí su historia y dije ‘¡ella es!’. Me enamoré a primera vista”, comenta Camila.
Aunque el proceso no fue tan fácil como ella creyó. Camila vive en casa de su abuela con dos familias, la suya y con sus tíos y primos. Antes de incluir un décimo miembros en la familia, había que averiguar si los otros nueve estaban de acuerdo.
“Al principio no todos estuvieron muy de acuerdo. Primero se lo comenté a mis papás y me dijeron ‘Pregúntale a tu abuela’. La fui endulzando y al principio no quise contarle que Valeria era, posiblemente, el resultado de cruce de Pitbull, sólo le decía ‘es chusquito, cruzadito, es linda’, y así fue hasta que la vieron y se enamoraron de ella. Ahora es una más de la familia”, comenta Camila.
Valeria llegó a esta familia de Salamanca la primera semana de diciembre y las dos primera semanas fueron un reto.
“Eran travesuras por toda la casa, pero fue cuestión de adaptarse, de enseñarle con paciencia, y se fue robando el corazón de cada uno. Ahora todo el mundo para metido en mi cuarto, y es que Valeria duerme conmigo. No me gusta cuando mandan a los perros al techo, ella es perrita de casa”, dice Camila mientras su hermana Micaela y su prima Antonella tiran un hueso de jebe para que Valeria lo persiga.
Camila estudia turismo y administración en la universidad. Sus amigos no entienden cómo puede extrañar tanto a su perra, incluso cuando está en clase. Pero ella se ríe de eso y aprovecha la situación para promover la adopción de mascotas.
“Todavía no hay mucha gente que se anime a adoptar. Tengo amigas que prefieren comprar por el tema de la raza, y tengo una tía que acaba de comprar un Maltés. Cuando mi primo le preguntó ‘¿y por qué no adoptaste?’, ella no supo qué responder”, comenta Camila. “Por eso yo ando promoviendo la adopción. Cuento que con Valeria he roto todos los mitos porque hay personas que cuando escuchan Pitbull o que parece Pitbull, suelen decir ‘No, no, muy agresivo, qué miedo’ y Valeria es todo lo contrario, es la perrita más dulce y juguetona de todas. Es cuestión de abrirse a la idea. El saber que estás rescatando a un animal y que le estás dando un mejor estilo de vida, es una recompensa que te dará miles de alegrías. Y si quieren un cachorro, hay miles de perritos chiquitos en adopción. No hay excusa”, agrega.
* Si estás interesado en adoptar, ingresa a la plataforma de wuf.pe
andrea@wuf.pe