Por Andrea Carrión / WUF
Camila Lucioni estaba muy bien familiarizada con las dolencias que comúnmente afectan a los perros, entre ellas parvovirus, distemper o erliquia, pero nunca había escuchado de enfermedades autoinmunes hasta que rescató a la quinta mascota que tiene en casa.
Su amor por los animales le había llenado el departamento de perros necesitados. Un día dijo ‘no vuelvo a entrar a Facebook para no tentarme’, pero cedió al ver a una cachorrita con problemas en la piel. Y cuando llegó a la veterinaria donde se hizo la entrega, encontró a una perrita llena de hongos en el cuerpo y su naricita en carne viva.
“Estaba llena de heridas, tenía fiebre alta y apenas tenía un mes y medio de edad. La traje a mi casa y empecé a cuidarla con hartas medicinas y comida especial. Resulta que tenía una enfermedad autoinmune, posiblemente lupus. Ahora tiene como 1 año y le falta pelo en varias partes de su cuerpo. La gente la mira y se sorprende, es bien rara”, comenta Camila.
El sistema inmunológico es una maravillosa red de defensa conformada por glóbulos blancos, anticuerpos y otras substancias que ayudan a los seres vivos a combatir infecciones y rechazar proteínas extrañas que amenacen con desestabilizar el organismo. Es como un ejército que nos defiende, pero en ocasiones éste se confunde y en lugar de proteger, ataca. A esto se le conoce como una actividad autoinmune.
Piero Ravina, médico veterinario de la clínica Cuatro Patas en La Molina, ha visto varios casos de enfermedades autoinmunes, pero señala que el de Kiki es uno de los más complejos que le ha tocado tratar.
“Kiki no ha sido diagnosticada por completo, pero con seguridad es una enfermedad autoinmune. Le falta pelo (alopecia) y tiene la nariz carcomida, una de las lesiones más características en caninos y felinos con problemas de inmunidad”, señala Ravina. “Tiene todos los síntomas, tanto así que cuando se le medica, estos disminuyen. Lamentablemente hay que engañar al organismo para que deje de atacarla”.
Para identificar una enfermedad autoinmune en tu mascota es importante fijarse en los cambios físicos: la nariz suele estar en carne viva, como si se abriera una flor, y la punta de las orejas también pueden lucir carcomidas. Los de piel blanca y nariz rosada, están más expuestos a los efectos del sol.
Otro síntoma común es la inflamación de articulaciones, lo que puede generar una artritis. De tenerlo, el animal se mueve con dificultad debido al dolor que siente en ciertas partes del cuerpo.
Según Ravina, lo más recomendable para tratar estos casos es seguir un tratamiento de medicinas que suele incluir corticoides, no exponer al animal al sol y alejarlo de situaciones de estrés.
“Ojo, hay que tener cuidado con los corticoides pues su función es bloquear la respuesta exacerbada del sistema inmune y si bien previene ataques del mismo organismo, también deja abierta la puerta a otras enfermedades”, advierte Ravina. “Ahí hay que tener cuidado con las vacunas, y también con la osteoporosis. Por eso una buena alternativa son las terapias de pulso, es decir, medicar con intervalos máximos efectivos, retirar la medicina y luego dársela otra vez”.
Uno de los principales activadores de la enfermedad es el estrés y Ravina señala que se ve muy marcado en los felinos.
“Los animales sí sienten estrés: de abandono, de hambre, de estar expuestos a situaciones de peligro, tanto físicos como psicológicos. El solo pensar que serán abandonados o maltratados de nuevo los altera muchísimo”, señala Ravina.
Afortunadamente, la forma en que las mascotas están siendo tratadas está cambiando. Ravina señala que hoy en día es más común ver a la gente darle mayor cuidado y cariño a sus animales. Y si bien antes el perro, por ejemplo, cumplía más una función de guardián y era desterrado al techo o al patio trasero, ahora es considerado un miembro más de la familia por más gente y se le deja estar dentro de la casa.
Camila reconoce que no esperaba recibir a una perrita con problemas tan complejos, pero asume el reto.
“Pensé que Kiki no iba a sobrevivir. Además de sus problemas de piel, tiene el esófago cinco veces más grande de lo normal y por eso no puede deglutir con normalidad, debe de comer con la cabeza hacia arriba. Encima cojea de sus patas posteriores. Pero bueno, acá sigue, ya se acostumbró a ese estilo de vida”, dice Camila. “Ella me ve y mueve la cola. ¿Cómo no ayudarla? Si la puedo luchar hasta las últimas, pues eso haré. Encima huele fuertísimo, tengo que bañarla con shampoo especial. Ella es uno de los rescates que más me han marcado, es desgastante, pero bueno, es mi perrita, es lo que me ha tocado y la seguiré cuidando y queriendo”.
SÍNTOMAS DE ENFERMEDAD AUTOINMUNE EN ANIMALES
-Pérdida de apetito
-Diarrea, con o sin sangre en las heces
-Debilidad en las piernas
-Intolerancia al ejercicio
-Estrés y depresión
-Aumento de letargo y debilidad
-Trastornos de la piel y úlceras bucales
-Lesiones, especialmente nasales
-Aumento o pérdida de peso
-Inflamación de los ganglios linfáticos
-Convulsiones
-Anemia
-Rigidez en las articulaciones y extremidades
-Postura anormal
-Alteración en la marcha
-Olor corporal
*Piero Ravina es médico veterinario de la clínica Cuatro Patas. 368-0891
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