Rara vez perros de una misma camada mantienen el contacto a lo largo de los años. Peppa, Lara y Alma son una afortunada excepción. Estas perritas nacieron por accidente y a diferencia de miles de cachorros indeseados que terminan en la basura, el río o quién sabe dónde, hoy ellas tienen humanos de lujo a su cargo.
No solo eso. Estos humanos son grandes amigos y hoy, cuatro años después de haberlas adoptado, las siguen juntando pues creen que la tenencia responsable no solo incluye alimentar, educar, cuidar y respetar los horarios de nuestras mascotas, sino también darles espacios de esparcimiento y amor.
Alejandra Saba lo sabe bien. Desde que tiene uso de razón, hubo perros en su casa. Su hermana, la actriz Vanessa Saba, y su hermano Rafael no solo le contagiaron el amor perruno, sino también la importancia de acoger a los animales más vulnerables.
“Mucho ha influenciado mi hermana. De hecho antes la fregábamos diciéndole ‘Claro, tú tienes a los perros finos –tenía dos de raza Schnauzer– y nos paras trayendo perros chuscos a la casa’ (risas). Claro, esto siempre en broma porque ella los rescataba de la calle y los ofrecía a gente cercana. Pero hace años, cuando Vane compró a Pinocho y Charlie, no había la consciencia de adopción que hay ahora. Hoy ella tiene a Junio, un perro que rescató y adoptó”, comenta Alejandra.
Hace unos 4 años, cuando una amiga suya le habló de unos cachorritos en adopción nacidos en San Juan de Lurigancho, Alejandra prestó atención. Ella y su enamorado ya tenían a Ronda, rescatada meses antes en El Olivar, pero querían otro perro que le hiciera compañía. Así empezó su historia con Lara.
Lara es una de nueve cachorros, resultado del cruce de una perra callejera y un Pastor Ovejero que vive en un albergue de gatos. Afortunadamente la encargada del albergue, la Sra. Luz, acogió a la perrita preñada, la esterilizó, castró a su perro y se puso a buscar hogar para las crías.
Alejandra adoptó a Lara luego de que una pareja de amigos adoptaran a una cachorra que llamaron Alma. Uno de estos amigos es el actor peruano Joaquín de Orbegoso. Aunque no satisfecha con ver bien ubicadas a estas perritas, Ale buscó adoptantes para una de las crías que nadie había querido y llamó a Zoila Castro.
Esta profesional de la moda llevaba meses buscando adoptar un perro y cuando se enteró que había esta perrita con un problema en la cadera, que ya tenía un año y que había sido rechazada por su edad y su discapacidad, Zoila dijo ‘¡Yo la quiero!’.
“Yo quería un perro, el que menos oportunidades tuviera de ser adoptado, y cuando me mencionaron que Peppa había nacido con displasia de cadera y que estaba en rehabilitación, me conmovió porque yo también nací con displasia de cadera. ‘Me la llevo’, dije al toque. Ahora ella y yo estamos recuperadas, pero igual debo de tener cuidado con su peso”, comenta Zoila, directora del Instituto de Moda, Arte y Diseño MAD.
Ahora Zoila se ha sumado a las reuniones de las hermanitas y van al parque, a la playa, se visitan en sus respectivas casas, hasta celebran sus cumpleaños juntas.
Su experiencia con perros rescatados y adoptados ha sido tan positiva que hoy no dudan en aprovechar todo espacio para promover la adopción.
“Son animales maravillosos. Si no me los llevo a todos a mi casa es porque no tengo ni plata ni espacio para tenerlos”, comenta Alejandra. “No quiero juzgar a la gente que compra perros, finalmente alguien tiene que darles un hogar y liberarlos, en muchos casos, de condiciones de vida que suelen ser horribles. Pero veo tantos perros en la calle que pienso ‘¿Para qué comprar? ¿Para qué seguir incentivado la crianza?’ Yo prefiero adoptar”, añade.