No es cierto que el Dakar tocó las líneas de Nazca
Que triste ver otra vez el Dakar de lejos. Que pena ver el fiestón que se está armando en Sudamérica, y al cual nos invitaron con todas las de ley, desde la reja de los intrusos, de los wannabe. Y así mientras las camionetas de ensueño y los únicos camiones del mundo que hacen ver a los Transformers como cualquier cosa, toman la ciudad de Buenos Aires aquí seguimos sin presidente en el IPD y con una Fepad que está recién tomando control (tomando en cuenta que recién asumieron funciones a mitad de año y con calendarios ya definidos). Es decir inoperativos dirigencialmente para siquiera hacer lobby.
Tras el Desafío Inca, fecha de cierre del Dakar Series, Lavigne (mandamás del ASO) que las posibilidades de nuestro país para seguir siendo considerado para las futuras pruebas pasan por el Estado peruano. ¿Dónde estamos en materias de coordinaciones? El convenio de vinculación para la realización de fechas del Series ha concluído tras dos años. Es decir: ahorita no podríamos decir que en el 2015 habrá Desafío Inca. ¿Sobre el Dakar? “La expectativa es volver acá. Hay muchos proyectos porque pensamos el Perú es para el Dakar. Estoy seguro que si armamos una nueva edición en el Perú, nos podemos imaginar una travesía por todo el Perú, con muchas etapas. El proyecto es espectacular”, afirmó en septiembre Lavigne a Deporte Total.
Es importante aclarar que por estos días muchas personas, y algunos no menos periodistas, han puesto en una misma bolsa lo sucedido con Greenpeace en las líneas de Nazca con el Dakar. “Hemos dejado que otros peruanos invadan las áreas intangibles y celebramos felices que el rally Dakar viniera al Perú y que sus vehículos saltaran encima de los geoglifos como si nada”, recitó ligera la columnista Carla García hace unas semanas en La República. Tras el disparate la contacté por redes sociales y aquí la conversación:
Más allá de pontificar sobre las prácticas periodísticas de Carla García, lo que sería un ejercicio estéril revisando su vitae, es importante dejar en claro algunas obviedades antes que las paparruchadas vertidas con el tiempo tomen calidad de siquiera teoría afiebrada:
1. El Dakar no recorrió las Líneas de Nazca. Ernesto Cabral, periodista de Utero.pe, publicó en julio una foto donde se apreciaba como era geoglifo (que en verdad ni siquiera se detecta cuál) antes de la prueba y otra después donde dejaba en claro que las diferencias eran como consecuencia del raid. Aún así nunca se dice en el artículo la ruta que siguieron los autos del Dakar. ¿Cómo consta que esas marca son del Dakar si ni siquiera marcaron la ruta? ¿Así vale? En serio. ¿Pongo una foto y luego otra y digo que las consecuencias son producto de lo que me canta? Ah manya.
2. La organización realiza el trazo de competencia en coordinación con los Ministerios de Turismo, Cultura, Interior y Ambiente. Esto quiere decir que el camino de la carrera –ese que recorren los vehículos de competencia- se marca tomando en cuenta todos los intereses de los ministerios comprometidos y por ende del país. O sea…no, los autos del Dakar no pasaron por las líneas de Nazca.
3. Las denuncias previas sobre el Dakar, realizadas por Klaus Hönninger Mitrani, se fundamentaba sobre el impacto negativo de la prueba sobre una zona con gran concentración de yacimientos de fósiles. Klaus indicaba que los supuestos daños habrían sido provocados por los espectadores. ¿Por todos? No. La competencia contaba con material informativo sobre las zonas de espectadores y las rutas establecidas para llegar a las mismas. Las acciones, en esta zona determinada indicada por Klaus, habrían sido producto de una minoría de espectadores que en su búsqueda de encontrar rutas más rápidas para llegar a la zona de competencia o zonas alternativas de visualización irrumpieron la sección protegida. Este problema, con mayor control de los organizadores y el Estado, debería superarse. Además del compromiso de ASO de mover la zona de competencia a un paraje que evite circulación por la sección detectada. ¿Sobre las líneas de Nazca? Nada. Cero. Finito. Ni una línea.
Y mientra tanto la fiesta ya se vive afuera. Y nosotros acá… hablando de cosas que ni pasan.