(EFE)
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Liliana Michelena

Tomó un ultimátum y un salto de confianza para que ocurriera lo desconocido. Nunca en la historia de la dos equipos finalistas de conferencia habían intercambiado a sus jugadores estrella. Pero, más allá de la estadística, el cambio base-por-base de Isaiah Thomas (más otras piezas) por Kyrie Irving era el que más sentido tenía para los . Para los , es dejar de acumular valores para el futuro y comenzar a competir ahora. El negocio parece tan bueno y, al mismo tiempo, tan comprometedor para ambas franquicias, que es difícil saber de antemano quién ganó la transacción.

Antes de la noticia, los Cavaliers parecían acorralados por el pedido de salida de Kyrie Irving y la incertidumbre respecto al destino de LeBron James después de la temporada 2017-18. Para entregarle a James un equipo competitivo año a año, Cleveland ha sacrificado boletos del draft y ha sobrecompensado a los compañeros que su mejor jugador eligió para rodearse.

James, por su parte, ha evitado comprometerse más allá de este año, y no ha hecho ningún esfuerzo para dispersar los rumores de su partida a la Conferencia Oeste. Con el cambio de Irving por Thomas, Jae Crowder, Ante Zizic y el boleto del draft de los Brooklyn Nets para el 2018, los Cavaliers se preparan para un futuro con o sin James.

El negocio funciona también para el presente. Con Isaiah Thomas, Cleveland consigue a uno de los mejores bases disponibles en el mercado, que cerró la temporada 2016-17 con un promedio de casi 30 puntos por partido, a solo US$6.3 millones por el año de contrato que le queda. Aunque más pequeño que Irving, Thomas produce mucho con o sin balón, y no se ofende cuando no lo tiene. (En contra: la defensa de Thomas es todavía más pobre que la de Irving).

El resto de nombres le suman profundidad al elenco dirigido por Tyronn Lue y piezas de cambio en negociaciones por venir. Jae Crowder podría ser incluso más importante que Thomas. Un defensa versátil y especialmente fuerte en el perímetro, Crowder es la ayuda que necesitaba James para contener a los Warriors de Curry y Durant. En el mejor de los escenarios, hasta podría alcanzar para convencer a LeBron para quedarse.

Pero Thomas, de 28 años, viene de una lesión de cadera que podría limitar movilidad y su impacto en la cancha. El peligro era tan alto que Boston lo citó como uno de los factores en la negociación. Por su parte, Crowder ha bajado su nivel defensivo en las últimas dos temporadas, y la tendencia podría continuar.

Boston tampoco queda con el elenco más equilibrado. Además de Crowder, los Celtics dejaron ir este verano a Avery Bradley –su mejor defensa en los últimos años- para abrir espacio en la planilla. Irving y Gordon Hayward cubrirán los espacios en la contabilidad, pero los talentos son distintos.

Es interesante, además, que los Celtics hayan entregado por Irving las piezas que no estuvieron dispuestos a sacrificar por Paul George o Jimmy Butler, dos jugadores igual de jóvenes y mejores en el ida y vuelta que Kyrie. La movida es ambiciosa, porque un futuro con Irving implicará compromisos de ambas partes.

A los 25 años, Irving posee mejor dominio que Thomas, no tiene sus desventajas físicas y está todavía lejos de su pico de rendimiento. Más discreto en temporada regular, Irving ya capaz de cambiar un juego, anotar 40 puntos y la canasta decisiva durante la postemporada. Pero su juego, centrado en el control del balón y el simple pick-and-roll de los Cavaliers, contrasta con el movimiento y la velocidad que Brad Stevens implantara en Boston, y que hiciera de Thomas la pieza ideal para ese sistema.

Irving tiene el talento para cubrir las mismas funciones, pero todo sugiere que preferiría hacerlo a su manera. Discípulo de Kobe Bryant, Irving suele privilegiar la jugada individual. El motivo citado de su ruptura con Cleveland era el deseo de ser la pieza principal de otra franquicia. Probarse a sí mismo que podía liderar a un equipo sin la sombra de LeBron James.

Del encuentro de ambas visiones de juego –la de Irving y la de Stevens- dependerá el desenlace de la historia para Boston. Por ahora, la apuesta está basada más en la confianza que en los hechos conocidos.

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