Artículo de El Comercio del 11 de setiembre de 1840
Artículo de El Comercio del 11 de setiembre de 1840
/ El Comercio

Sabido por los agentes de la Compañía de Navegación por Vapor en el Pacífico que S.E. se proponía visitar el vapor Perú el sábado último, convidaron a los ministros del despacho, presidente del Consejo, los individuos del cuerpo diplomático, comandantes de las estaciones extranjeras, prior y cónsules del Consulado, y a muchas otras autoridades y personas de distinción para que acompañasen al jefe de la República [Agustín Gamarra].

A las doce y media del día se embarcó S.E. y toda la comitiva en medio de salvas que hacía la plaza del Callao, y los dos cañones del vapor; recibidos con la música de abordo, pasearon las cámaras y examinaron la maquinaria quedando sumamente complacidos con el majestuoso aparato de esta, y las comodidades de aquellas tan bien dispuestas para la conducción de los pasajeros: mayor fue el agrado cuando el buque se puso en movimiento por la maquinaria, en medio de salvas de artillería que a ese momento principiaron a hacer los buques extranjeros de guerra. Gran concurrencia llenaba en aquel momento el muelle, balcones, azoteas y aun la muralla de la plaza de tierra, desde donde admiraban la facilidad, desenvoltura y presteza con que el vapor, a razón de nueve y medio millas por hora, se fue voltejeando hasta el cabezo de la Isla de San Lorenzo; mientras tanto se servía un lucido banquete en el salón principal al que se sentaron ciento dos caballeros. Como, gracias a la civilización del tiempo, las mesas no están hoy ceñidas a solo satisfacer los goces del paladar, sino que se mezcla a estos el agradable placer de expresar y oír expresar los sentimientos de la reunión, hubo brindis y brindis al uso modernos, a la inglesa, es decir, discursos largos, llenos de ideas, de pensamientos; por que este es el único modo de generalizar los sentimientos de que cada uno está poseído en la ocasión. Sensible nos es poderlos referir menudamente: pero un ligero extracto de ellos dará a conocer su espíritu.

El señor Wheelwrigth dijo: “que lleno de alborozo como estaba por la honra de tener a la mesa del vapor Perú, a S.E., el presidente de la República, quien había proporcionado a la Empresa de Navegación por Vapor en el Pacífico toda clase de facilidades y protección, no podrá menos que proponer un brindis por la salud del S.E., el general [Agustín] Gamarra y la prosperidad del Perú”. “Caballeros”, continuó, “seis años hace que plenamente convencido de que en todo el globo no hay una parte que convida más a la navegación por vapor que las costas del pacífico, por lo manso de sus mares, ni una parte donde sea más necesaria; por que lo fragoso y vasto de los terrenos hace difíciles las comunicaciones por tierra, me consagre a promover la empresa que hoy vemos lograda por los esfuerzos de la Compañía de Navegación por Vapor”.

Después de exponer rápidamente las ventajas políticas, morales y lucrativas que traerá a la América esa navegación, observó que debe tenerse presente que por ella van a situarse estos países en medio de la civilización de Europa y Asia, desde que se ha admitido como cierto en Londres por personas de consideración y entre otras el respetable sir Robert Parry, que el camino más corto de Inglaterra a Australia es por el Callao, lo que hace muy probable el apoyo de Inglaterra para extender la navegación por vapor a su colonia y entonces el cambio más prodigioso y favorable experimentará la América viniendo a quedar en el medio de las dos partes civilizadas del mundo. Dio las gracias al capitán Peacock por su inteligencia y celo en la conducción de los vapores, por su ansiedad constantes y volviendo a repetir expresiones de sincera gratitud a S.E. se bebió por la salud y la prosperidad de este en medio de extraordinarios aplausos.

S.E. el presidente inmediatamente se levantó y en un discurso sentido y elocuente dijo; “que se hallaba agradecido por el modo en que se había bebido por su salud, que admirador de la constancia, decisión y esfuerzos del señor Wheelwrigth para plantear la navegación por vapor en el Pacífico deseaba a esta los más prósperos resultados, para que así también sirviese de estímulo a que los extranjeros introduzcan entre nosotros con otras empresas nuevas todos sus medios de civilización; que él por su parte no omitiría medio para apoyarlas, protegerlas y así lograr que el Perú recoja los beneficios que ellas producen.

El Sr. Bergmann, como agente de la compañía, dio a su nombre las más expresivas gracias por la facilidad, prontitud y decisión con que S.E. y su Gobierno se habían prestado a allanar cuanto obstáculo se había presentado para la realización de la empresa de vapores.

El comandante Claxton: porque el Perú en todo tiempo elija por su presidente al que haya nacido en su suelo.

Después, los ministros Ferreiros, Castilla y Charun, señores Daponte, Sealy, Garrido y Prevost, los señores Távara, Calmet, Torrico, Iguaín y Elías, el Capitán Peacok y un oficial de la marina francesa cuyo nombre ignoramos y muchos otros señores brindaron expresando la efusión de su corazón, sentimiento a favor de la empresa y del señor Wheelwrigth: pero en el número inmenso de ellos, apenas nos es posible otra cosa que bosquejarlos.


La Inglaterra como la nación donde se hacen prácticas especulaciones que en otros países se miran como irrealizables, como la patria de Watt que realizó la máquina de vapor, como creador de la civilización, como la más empeñada de difundirla, ora aplicando sus capitales, ora usando de los medios de difusión que le ofreció el N.A. Fulton, ora aprovechando las ideas del compatriota de este, el señor Wheelwrigth para extender a la América Occidental: el debido aprecio que de esos beneficios han hecho los actuales Gobiernos de América; el deseo que los países que estos rigen se propongan a Inglaterra por modelo de orden, libertad, sensatez y trabajo; el que los pueblos americanos segunden las benéficas miras de sus gobiernos ayudando a la empresa en sus posiciones respectivas; la prosperidad del comercio; la destrucción de las antipatías internacionales; la unión y juicio de todos los americanos para que un día sazonados frutos de civilización paguen a Europa los beneficios que ahora reciben de ella; el espíritu de asociación; la aplicación del vapor a otras industrias, etc., fueron los asuntos que ocuparon a los de la mesa hasta las cuatro y media de la tarde, a cuya hora después de brindar por S.M. la reina Victoria se levantaron todos para regresar a tierra.

En todas las conversaciones particulares de la reunión se manifestó con vehemencia el placer que causaba ver planificada esta empresa, y a la verdad que los directores en Londres nada han omitido de cuanto puede contribuir a su feliz éxito, siendo una de las cosas que la garantiza la acertada elección de las personas a quienes la han confiado; el capitán Peacok que manda el [vapor] Perú y que a su capacidad y moderación reúne amabilidad y maneras recomendables y atentas es una muestra del tino con que han procedido.

Ayer domingo el movimiento y agitación de la ciudad ofrecía el aspecto de uno de aquellos días de fiesta cívica en que se toma mucho interés, a caballo y en carruaje toda persona que pudo marchó al Callao, los ómnibus, coches de alquiler y hasta los ya casi jubilados balancines fueron tomados y a las nueve de la mañana no se encontraba asiento que poder comprar; el Perú estuvo constantemente lleno de visitadores, sin que, desde las once de la mañana hasta las cinco de la tarde, a ninguna hora hubiese menos de 200 personas.

El vapor se ha hecho el tema de la conversación general, no hay una clase que a su modo no exprese algo de las ventajas que nos traerá esta empresa; nosotros felicitamos por ella al país y a los accionistas por los beneficios que van a reportar de ella nuestras pacíficas costas, donde sobreponiéndose el vapor a corrientes y viento constantes, que reinan en ellas, será más útil que en ninguna otra parte su navegación. Ojalá se trabaje con tesón para hacer el ferrocarril hasta el Callao, entonces la capital del Perú marchando de mejora en mejora ocupará muy pronto, el eminente puerto a que está destinada.





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