Yo fui el primero en llegar al Diario aquel 11 de setiembre. Originalmente, el periódico tenía pensado abrir la edición con una huelga de mototaxistas, pero los ataques cambiaron todo. La habitual reunión de la mañana se convirtió en varias reuniones a lo largo del día porque, mientras las horas avanzaban, la dimensión del hecho iba creciendo. Nosotros teníamos un sistema para recibir información en el que podíamos ver hasta 5.000 cables de noticias al día, los que entraban de todo el mundo. Ese 11 de setiembre, los 5.000 cables trataban sobre los atentados.
Fue la noticia más importante de ese siglo y el hecho de haber trabajado durante toda esa jornada enriqueció bastante mi carrera periodística. A mí siempre me interesó mucho el tema del terrorismo, pero después del 11 de setiembre me interesó muchísimo más. Libro que se escribía sobre Al Qaeda, Bin Laden, la yihad, el terrorismo islámico, Afganistán, sobre los talibanes, lo leía. Los leía todos.
Desde que era un niño de 12 o 13 años ya me interesaba bastante la noticia internacional. El día de los atentados tenía ocho meses en El Comercio, que luego me permitió escribir en secciones como Economía, Turismo y Opinión hasta que finalmente volví a trabajar con las noticias internacionales. El Diario ha sido mi escuela.