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Día de la Canción Criolla: cuando Chabuca Granda fue homenajeada por primera vez en la TV, pero antes sorprendió con sus confesiones personales
Chabuca Granda ya era una estrella de la música criolla cuando Panamericana Televisión, entonces en el Canal 13, le rindió un homenaje en uno de los programas más populares de ese junio de 1960. La compositora nacional tenía solo 39 años y muchos planes que soñaba realizar en esa nueva década.
Durante el primer gobierno de Manuel Prado (1939-1945) se había emitido la resolución suprema del 18 de octubre de 1944, en la que se estableció el “Día de la Canción Criolla” en el Perú. Varias instituciones como el Centro Social Musical Carlos A. Saco, habían pedido al gobierno que no sea ese 18 el día celebratorio. Por eso la resolución fue clara: “Declárese el 31 de octubre Día de la Canción Criolla, que se destinará a difundir la música comprendida dentro de la mencionada denominación”. Así, el martes 31 de octubre de 1944 fue la primera vez que se celebró la fecha, con los centros musicales de Lima y el Callao embanderados en un gesto de festejo patriótico.
María Isabel Granda Larco, Chabuca Granda (1920-1983), vivió ese tiempo a sus 24 años. Estaba recién casada y ya escribía canciones con un hondo sentido tradicional. En 1948, la sensible y talentosa Chabuca ganaría un concurso de la Municipalidad del Rímac con su canción ‘Lima de veras’. Así empezó a figurar en el horizonte criollo peruano.
Transcurrió más de una década de creaciones, presentaciones, discos y mucho esfuerzo artístico, hasta ese 28 de junio de 1960. Para entonces, Chabuca Granda era una de las figuras que destacó nítidamente desde que se instituyó esa efeméride criolla. De esta forma, recibió su primer reconocimiento público en el nuevo medio de comunicación de masas: la televisión. Tenía solo 39 años.
Había destacado en la radio y había producido discos durante la década de 1950, con composiciones ahora clásicas del cancionero criollo como ‘Fina estampa’, ‘José Antonio’, ‘Señora y dueña’, ‘Zeñó Manué’ y ‘La flor de la canela’. Y ese 1960, deslumbró con la poesía del vals ‘El puente de los suspiros’.
Era su canto general a una Lima tradicional, algunos dirían a una “Lima aristocrática”; pero con esa fama de fina compositora y letrista limeñísima (aunque había nacido en Cotabambas, Apurímac) ella llegó al set de televisión de Panamericana, cuya señal se emitía por el Canal 13. Llegó dispuesta a recibir cualquier homenaje porque sentía que se lo merecía.
No obstante, la Chabuca Granda de ese tiempo, como toda artista, venía atesorando nuevas necesidades expresivas, más abiertas a las inquietudes sociales. La artista peruana viviría años después ese proceso lento de cambio en su sensibilidad, el cual poco daría luego frutos en otras canciones como ‘Cardo y ceniza’ (la historia amorosa de la chilena Violeta Parra), así como ‘Las flores buenas de Javier’, ‘El fusil del poeta es una rosa’ o ‘Una canoa en Puerto Maldonado’, en memoria a Javier Heraud, el poeta peruano que murió en acción revolucionaria en 1963.
Una Chabuca Granda inquieta, vívida, inteligente y más sensible que nunca fue la que conversó con El Comercio, el mismo día en que recibió ese homenaje televisivo en el Canal 13.
LAS CONFESIONES DE CHABUCA GRANDA EN EL COMERCIO
En esa ocasión, más allá de su acostumbrada “amabilidad” y “frescura”, como la describía el reportero del diario decano, ella demostró un toque de ironía y espíritu crítico; algo que no se veía discordante con su personalidad sino todo lo contrario, le añadió coherencia, lucidez ante la realidad que vivía entonces.
“Mi primer éxito -nos dice- es mi primer hijo. Mi segundo éxito es mi segundo hijo. Mi tercer éxito es mi tercer hijo. Mi Teresita. Tiene apenas once años y sabe repostería y cocina, corte y confección y cose a máquina perfectamente. Mi hija es un encanto”, empezó, sin poses, Chabuca Granda. (EC, 30/6/1960).
Para explicar cómo fue el inicio de su labor como compositora, ella fue muy simple: “En cuanto a mis composiciones musicales, te diré que como no sé restar ni dividir, y eso que soy nieta de José Granda {gran matemático, ingeniero y educador peruano}, no podía leer la música ajena; me dediqué a componer la mía. Sumar y multiplicar sí sé. Ya es algo, ¿verdad?”.
Chabuca Granda era una mujer transparente, directa, siempre franca, como aquí cuando habló de sus victorias y derrotas hasta ese momento. “Mi primera composición fue ‘Lima de veras’, después ‘Tun-Tun’ y ‘La flor de la canela’. También tuve una derrota: ‘Caracundé’, una pieza que escribí por encargo de la Beneficencia Pública de Lima, con fines `publicitarios”. (EC, 30/6/1960).
La carismática compositora contó lo que venía preparando ese invierno de 1960. Estaba elaborando un “espectáculo musical”, algo que ella definía como un “género nuevo” y que llamaría “Sincronía”, una mezcla de “música y canciones”. Dijo sin dudar que el nombre era “limeñísimo”. Pero, ¿de qué trataba?: “Esun día de dos limeñas del fin de la colonia. Sus decorados son luces. Será un espectáculo maravilloso. Espero estrenarlo el año entrante”, expresó con fe.
También preparaba un libro dirigido a los escolares, según dijo, y se llamaría “Historia de la Geografía de América”. “Los niños americanos aprenderán cantando los cambios geográfico-históricos de nuestro continente. Este trabajo me llevará diez años, pues se necesita mucha documentación histórica”. (EC, 30/6/1960).
Entre los planes de Chabuca Granda estaba, por lo visto, compartir arte y educación con las nuevas generaciones. Había en ella un deseo de trascender y crear que la envolvía por completo. Pero Chabuca era, además, muy provocadora y sabía cómo darle retos a la gente poderosa del país. Eso se apreció ese junio de 1960, cuando mencionó su idea de tener un programa en la televisión peruana, el medio que en pocos años ya se vislumbraba como el ideal para llegar al público masivamente.
“He propuesto como programa para la televisión el concurso ‘Una flor en tu ventana’. Se trata de premiar a la ventana de cualquier época o azotea que esté mejor adornada con plantas cultivadas en macetas. El ganador o ganadora del concurso se llevará cien mil soles. Así como suena. Cien mil soles. La realización de este programa para la televisión depende de la respuesta que den los once bancos que hay en Lima. Ellos tienen la palabra”, dijo en esa sorprendente entrevista en El Comercio, publicada el 30 de junio de 1960.
Chabuca Granda quería remarcar una cosa en ese diálogo con El Comercio: su posición sobre las tradiciones en el país. Para ella, estas no debían tener un día especial, porque estaban en nosotros mismos, en lo que creíamos, en cómo éramos, y, en el caso de Lima, especialmente en nuestro ingenio. “Es nuestra herencia. Hacemos y decimos las cosas muy limeñamente. Y no hacemos ni decimos cosas una vez al año. Las hacemos y decimos a cada instante. Durante el día. Todos los años de nuestra vida (…)”.
Y añadió: “He oído una frase formidable, nacida del ingenio limeño, fruto de esa tradición que llevamos dentro. Fulano que es inteligentísimo, hizo esta apreciación sobre algo que ha hecho Mengano: ‘Es la mayor estupidez que ha hecho en su vida, pero la ha hecho con mucho cuidado’”.
La artista criolla se quejaba también de la realidad peruana y sus artistas. “No tengo un centavo. Para ganar plata con mis composiciones tengo que salir al extranjero. Próximamente iré a Bogotá, Caracas y México. Espero traer algunos ‘doblones en la escarcela’”, ironizó nuevamente Chabuca, la mayor de las limeñas ingeniosas. (EC, 30/6/1960).
CHABUCA GRANDA CELEBRA EL CRIOLLISMO EN LA TELEVISIÓN
La noche del 28 de junio de 1960, a las 8 y 30 de la noche, la inigualable compositora y cantante peruana Chabuca Granda estuvo presente, puntual, para recibir el homenaje anunciado en la prensa escrita y radial. Todos sabían que esa noche la estrella de la televisión sería la creadora de tan hermosos valses criollos.
La autora de ‘Fina estampa’ llegó al programa ‘Festival Cristal de la Canción Criolla’, en el Canal 13 (Panamericana Televisión) con la mayor humilde que le era posible, sin dejarse impresionar por los lisonjas del entorno. Conducía el espacio, el señor Carlos Alfonso Delgado, uno de los primeros animadores de la televisión local.
El conductor le entregó primero un pergamino de la Asociación de Compositores y un frondoso ramo de flores. Pero su rostro resplandeció de verdad cuando vio -en vivo- cómo se escenificaba su popular vals ‘La flor de la canela’. Actores y cantantes dieron movimiento teatral a su historia.
Chabuca Granda también sonrió cortésmente cuando recibió, finalmente, el trofeo “La Guitarra de Plata”, con la que se marchó del canal apenas se terminó de transmitir.
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