/ NoticiasInformación basada en hechos y verificada de primera mano por el reportero, o reportada y verificada por fuentes expertas.
| Crónica
Eran inicios de la década de 1860 cuando se presentó un proyecto para modificar el nombre de las calles de nuestra capital. Hasta ese momento, estas vías se denominaban con el apellido de un vecino ilustre, negocio o algún suceso insólito. Es por eso que el 28 de mayo de 1862, el cabildo de Lima designó el nombre de jirón de la Unión a algunos pasajes del centro de la ciudad.
De esta manera, empezó a escribirse la historia de esta emblemática calle. Un lugar que fue considerado el centro de la cultura porque por allí pasaron grandes escritores como Ricardo Palma y Manuel Gonzales Prada. Además, era la zona idónea para ‘jironaer’. Sin embargo también fue el escenario de sangrientas revoluciones que amenazaron con derribar distintos mandatos en nuestro país en los siglos XIX y XX. A continuación te contamos algunos de estos violentos sucesos.
LEE TAMBIÉN | Tesoro histórico oculto: cuando un grupo de obreros encontró un antiguo cañón en el jirón de la Unión en los años 80
La mañana del 22 de julio de 1872, un grupo de militares intentó tomar el poder en el Perú. Esa vez, el ministro de Guerra, Tomás Gutiérrez- con el apoyo de sus hermanos, también coroneles, Silvestre, Marceliano y Marcelino- destituyó al presidente José Balta y lo encerró en un cuartel. Luego, se nombró Jefe Supremo Provisorio de la República. De esta manera, pretendieron impedir la asunción al mando del nuevo mandatario electo, Manuel Pardo y Lavalle.
Días después, el 26 de julio, se desató una masacre en el jirón de la Unión. Silvestre fue el primero de los Gutiérrez asesinado tras ser perseguido por un grupo armado cuando caminaba por la calle Mercaderes (ahora cuarta cuadra del jirón) e impactado por una bala durante un tiroteo en la estación San Juan de Dios (Plaza San Martín). Su cuerpo fue desnudado y despojado de todas sus pertenencias. Un extranjero llevó sus restos a la iglesia de los Huérfanos, en el Centro de Lima.
Esta noticia llegó a los oídos de Tomás, quien estaba en Palacio de Gobierno. Asustado, salió de la casa presidencial y caminó apurado con dirección a la Merced. En el camino, fue perseguido y acorralado por unos sujetos frente a una botica de la esquina de Lescano y Espaderos (quinta cuadra del jirón). La turba ya sabía que habían asesinado al presidente Balta. Por eso, derrumbaron la puerta de la farmacia y mataron al funcionario de un balazo.
Los cuerpos de Silvestre y Tomás fueron colgados desnudos en los faroles frente al Portal de Escribanos (tercera cuadra del jirón). Al día siguiente, sus restos amanecieron exhibidos en las torres de la Catedral de Lima. Luego, los arrojaron en una hoguera en la Plaza de Armas. Marceliano, el tercer hermano, también sufrió el mismo destino. El único que logró salvarse fue Marcelino. De esta manera, se cerró unos de los capítulos más violentos en la historia de esta calle limeña.
LEE TAMBIÉN | Primera Guerra Mundial: así recibió nuestro país la noticia del fin de este conflicto bélico en 1918
Eran las cuatro y media de la tarde del 22 de agosto de 1874, cuando el presidente Manuel Pardo fue víctima de un atentado en el jirón de la Unión. Ese día, el mandatario salió de Palacio de Gobierno acompañado por sus edecanes, el coronel Santa María y el mayor Huguet. Mientras caminaban por el Portal de Escribanos (tercera cuadra de la famosa calle limeña) fueron acorralados por más de veinte sujetos armados.
Instantes después, el capitán en retiro, Juan Boza, le disparó desde su revólver Lafaucheux. El tiro le rozó la cabeza al mandatario peruano. Luego, el coronel Santa Maria desató un tiroteo con el criminal. Esto hizo que la mayoría de sus acompañantes huyeran con dirección a la Casa de Pizarro. Mientras tanto, el presidente Pardo fue escondido en una esquina bajo la vigilancia de Huguet. También fue rodeado por varias personas que estaban en la zona.
Durante la balacera, un transeúnte le ofreció una pistola para que se pudiera defender. El jefe de Estado se negó a responder con la misma violencia. Segundos después, el edecán presidencial logró detener a Boza. Sin embargo, la vida del coronel corrió peligro cuando dos delincuentes intentaron liberar al cabecilla del grupo. Un ciudadano norteamericano y el vigilante de la zona evitaron una desgracia. El conserje resultó herido. Santa María solo tuvo algunas heridas en el brazo izquierdo y pecho.
Ya con todo bajo control, el edecán llevó al sicario ante el presidente. Este ordenó que lo entregaran a las autoridades. Las personas que estaban por lugar empezaron a aplaudir la decisión. De esta manera, se frustró el asesinato del primer mandatario civilista del Perú. Una conspiración que le costó al frustrado asesino una condena de 15 años de prisión hace más de un siglo.
LEE TAMBIÉN | La historia del soldado español que peleó en la II Guerra Mundial, fue capturado por los nazis y terminó en un club nocturno del Callao
Más adelante, otros eventos históricos sucedieron en la famosa calle limeña. El 17 de enero de 1881, las tropas chilenas pasaron, en silencio, desde Juan Simón (cuadra once del jirón) hasta la Plaza de Armas. Este hecho se dio tras los enfrentamientos en Chorrillos, Barranco y Miraflores. En los siguientes días, los soldados sureños saquearon la Biblioteca Nacional, el Convictorio de San Carlos y otros edificios. La biblioteca limeña fue convertida en un cuartel.
Años después del conflicto con Chile, la guerra civil peruana (1884-1885) azotó nuestra capital. Este conflicto tuvo dos grandes bandos: los kepís rojos, liderados por Andrés Avelino Cáceres, y los azules, encabezados por el general Miguel Iglesias, quien en ese entonces era el presidente provisorio del Perú. A las siete de la mañana del 27 de agosto de 1884, el Ejército de Cáceres se apoderó de las torres de las iglesias San Agustín, San Pedro y la Merced.
Este pelotón avanzó hasta la calle Mercaderes y estableció su cuartel general en la plazuela de la Merced (ahora sexta cuadra del jirón de la Unión). “Hubo un instante en que estuvo a cien metros de Palacio de Gobierno, llegando hasta los portales de la Plaza de Armas”, escribió Carlos Miró Quesada Laos en su libro “Autopista de los partidos políticos” (1961). Sin embargo, aquella vez, la victoria la obtuvo el general Iglesias.
Por eso, Cáceres regresó al interior del país para reorganizar la resistencia, ya que no aceptaba las condiciones firmadas con las autoridades chilenas. Además, rechazó el mandato del presidente provisorio argumentando que se había originado durante la ocupación de tropas enemigas. Finalmente, el ‘Taita’, como lo llamaban sus soldados, se convirtió en el nuevo gobernante del Perú en 1886.
LEE TAMBIÉN | Desde conocer a de Piérola hasta ver cómo surgía Ancón: ¿qué le contó el pescador más longevo del Perú a El Comercio en 1971?
Eran las dos de la tarde del 29 de mayo de 1909, cuando un grupo armado, encabezado por los hijos de Nicolás de Piérola, Isaías y Carlos, llegó hasta Palacio de Gobierno y secuestró al presidente Augusto B. Leguía. Los sujetos trataron de llevar al mandatario hasta una de sus casas para esconderlo. Durante el camino por el jirón de la Unión, los facinerosos lo golpearon e insultaron varias veces.
Los delincuentes estaban indecisos. No sabían que hacer. De esta manera, llegaron hasta la plaza de la Inquisición, en el Congreso de la República, en el Cercado de Lima. Allí amenazaron con matar al jefe de Estado si no firmaba una carta con su renuncia. Además, debía ceder el mando de las fuerzas de guarnición a Isaías de Piérola. Tras una hora de discusión y sin perder la calma, Leguía fue liberado por un grupo de la caballería tras un violento tiroteo. Este suceso terminó con la muerte de 100 personas. Los heridos fueron trasladados al hospital San Bartolomé.
Horas después, el presidente llegó a la casa presidencial escoltado por los cientos de soldados. Más tarde, las fuerzas del orden ya tenían controlada la situación. Es por eso que el mandatario recorrió a caballo las calles por donde fue violentado por el grupo de pierolistas. Una multitud lo saludó. Su valentía y resistencia hicieron que esa fecha fuera considerada como el “Día del carácter”.
En nuestra tienda virtual contamos con una selección de las mejores ilustraciones, fotos y páginas históricas de El Comercio que podrán solicitar fácilmente a través de un simple formulario ubicado en la siguiente dirección: https://www.tiendaelcomercio.com/.
Contenido GEC