Una dieta asiática tradicional para una vida sana
Individuos asiáticos-americanos tendrían un mayor riesgo de desarrollar diabetes que individuos caucásicos, y dicho riesgo se incrementaría significativamente con una menor ganancia de peso. Al parecer la dieta, y no necesariamente la herencia genética, jugaría un rol crucial en este aspecto. Estos hallazgos han sido recientemente descritos en la revista PLoS ONE y representan el resultado de un estudio randomizado liderado por George King del Centro de Diabetes Joslin de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard en Boston, Massachussetts.
La prevalencia de diabetes está en ascenso dramático entre individuos asiáticos. El consumo de la llamada “dieta occidental”, basada en un consumo elevado de alimentos fritos, aperitivos salados, huevos y carne, es típica entre asiáticos-americanos y explicaría este incremento sorprendente. Los hallazgos aquí descritos provienen de un estudio de 16 semanas que incluyeron 24 asiáticos-americanos y 16 caucásicos con una edad promedio de 34 aňos y con factores de riesgo para desarrollar diabetes tipo 2. Se incluyeron adultos con peso normal o con sobrepeso, pero no con obesidad; todos los voluntarios reportaron historia familiar de diabetes tipo 2 o algún otro indicador de riesgo de diabetes, como historia de diabetes durante el embarazo. Todos los participantes recibieron una dieta asiática tradicional con alto contenido de fibra (15 gramos/1000 calorías) durante las primeras 8 semanas. Setenta por ciento de las calorías de esta dieta provenían de carbohidratos, 15% de proteínas y 15% de grasas.
Los beneficios de la dieta asiática tradicional no son desconocidos para muchos. De hecho en 1995 salió a la luz la pirámide nutricional de la dieta asiática basada en este tipo de dieta, dado la baja incidencia de enfermedades crónicas en esta región del mundo. Arroz es el componente infaltable en este dieta cocinado en sus diferentes versiones. Vegetales, frutas, legumbres, frijoles, nueces y aceite vegetal son otros de los ingredientes principales.
Luego, siete de los participantes (4 asiáticos-americanos y 3 caucásicos) recibieron la misma dieta, y 33 voluntarios (20 asiáticos-americanos y 13 caucásicos) fueron asignados a una dieta típica occidental (con igual contenido calórico) en las siguientes 8 semanas. La dieta occidental se caracterizó por ser de bajo contenido de fibra, con 50% de calorías provenientes de carbohidratos, 16% de proteínas, y 34% de grasas. Medidas de peso y talla, perfil lipídico, sensibilidad a la insulina y marcadores inflamatorios fueron recolectados durante el estudio. Asimismo, las dietas fueron modificadas en función a la variación de peso para mantener el peso relativamente estable, y descartar que cambios en el perfil metabólico se deban a cambios en el peso corporal.
Los resultados de este estudio sugieren que la combinación de alto contenido de fibra y bajo contenido de grasa en la dieta asiática tradicional explicaría el incremento de sensibilidad a la insulina, particularmente en el caso de los voluntarios asiáticos-americanos. Adicionalmente, ellos disminuyeron su peso y grasa corporal, así como los niveles de colesterol LDL, factores conocidos como beneficiosos para la salud cardiovascular. Por otro lado, los investigadores demostraron que la dieta occidental empeoraba el perfil metabólico de los participantes. Aunque preliminar, estos hallazgos fortalecen y confirman la importancia de la composición de nuestra dieta como factor determinante de enfermedad, y nos confieren el poder de decidir incrementar o disminuir nuestro riesgo al momento de comer.

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