Palmira en tiempos de paz
Hace un mes que el ejército del Estado Islámico conquistó la ciudad Siria de Palmira conocida tanto por sus ruinas milenarias como por su terrible prisión. Se temía que una de las primeras acciones del EI al tomar Palmira sería destruir su patrimonio monumental, como hicieron con los vestigios de Nínive, Hatra y Mosul en Iraq; pero durante todo un mes no se han reportado incidentes. Finalmente, el momento tan temido parece haber llegado. El Director del Departamento de Antigüedades Sirio afirmó el martes pasado que el EI ha minado la ciudad de Palmira y destruido algunos mausoleos musulmanes. (Fuente: Diario Le Monde) Esta acción puede ser una estrategia para proteger su posición de un ataque eventual usando como rehén al patrimonio monumental de Palmira, como también puede significar la preparación de un nuevo atentado contra un monumento histórico. De cualquier forma, es difícil ser optimista sobre el la supervivencia de esta maravilla de la humanidad, aunque obviamente espero equivocarme. Comparto con ustedes la experiencia de visitar Palmira hace exactamente ocho años.
Corría el mes de Julio del 2008. Cuatro viajeros originarios de España, Francia, Perú y Uruguay haciendo en taxi el trayecto de tres horas que separan la ciudad de Tadmor a Damasco. La ciudad de Tadmor es un pequeño centro administrativo algo aislado sin mayores atributos arquitectónicos. En ese momento ignorábamos que también era la cede de una de las más tenebrosas prisiones del país, donde se torturaba a los presos políticos. En aquel momento el país gozaba de una calma aparente bajo el régimen dictatorial de Bashar Al-Assad. Abundaban los hoteles que parecían esperar hordas de turistas que no llegaban, por lo que encontramos un hotel razonable a un muy buen precio y a una corta distancia de las ruinas. No había mucho por hacer salvo comer algo y prepararse para amanecer al día siguiente.
Madrugamos para poder apreciar el amanecer sobre las magníficas ruinas. La larga y distinguida historia de Palmira empezó hace 4.000 años como un puesto comercial del imperio Asirio que prosperó debido a su posición estratégica en el medio de rutas de caravanas. Durante los siglos que siguieron formó parte del imperio Seléucida de influencia helenística y del Imperio Romano aunque manteniendo cierta autonomía como una ciudad libre pero asociada a Roma. Durante el siglo III de nuestra era la reina Zenobia se rebeló contra el poderío romano y creó un imperio que llegó hasta Egipto y Anatolia, pero fue derrotada en el año 274 de nuestra era y llevada a Roma como prisionera. La ciudad fue destruida y reconstruida por los romanos y subsecuentemente fue dominada por el Califato Omeya. Los restos que se podían apreciar, abarcan mayormente el periodo romano de la ciudad.
Gran parte de lo que se ve es una larga avenida de columnas que marca lo que fue una guarnición militar en tiempo de los romanos.
Uno de los vestigios mejor conservados era el Templo del dios semítico Bel. La puerta del templo estaba protegida por una hermosa escultura de un león al cual no llegué tomarle una foto. Desgraciadamente se reporta que el EI ha destruido ésta y otras estatuas con maquinaria de construcción.
Atravesamos la ciudad de Este a Oeste por la hermosa calle colonada.
En una colina arenosa a las afueras de la ciudad romana había varios mausoleos musulmanes. Se ha reportado que ISIS ha destruido dos de ellos.
Subimos un cerro detrás de los mausoleos para visitar una fortaleza de la edad media.
Desde la fortaleza se podía disfrutar de un punto de vista privilegiado sobre Palmira.
Contratamos otro taxi para que nos lleve al aislado castillo de Al Hir Ash Sharqi situado en el medio del desierto.
De ahí viajamos hacia la ciudad de Deir-ez-Zor pasando muy cerca de la frontera con Iraq.
El taxista nos dejó en la ciudad de Ar-Raqqa, donde nadamos al pie de un castillo en un lago artificial producto de un embalse del Rio Eufrates. En ese momento hablamos de lo increíble que resultaba gozar de tanta tranquilidad a escasos kilómetros del caos de Iraq. 7 años después, Ar-Raqqa es la capital del sanguinario estado islámico y no se sabe si Palmira sobrevivirá a la barbarie. ¿Soy un insensible por que la potencial destrucción del legado de 4.000 años de la historia universal me afecte más que cientos de miles de muertes?
Hace tres años cuando comencé el blog le dediqué una entrada a este hermoso país lamentando la cruel represión de la parte del régimen de Al-Assad hacia los manifestantes pro-democracia. Esa represión se ha convertido en una terrible guerra civil que ha sido aprovechada por extremistas musulmanes para establecer un estado fascista basado en la religión. Me entristece pensar que hubiera sido mejor que el dictador Al-Assad continuara a mantener su poder sobre todo el país.
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