"No me arrepiento de haber venido hasta acá..."
Confieso que me he pegado con algunas canciones de barra en mi niñez y adolescencia y que la profesión de periodista me las arrebató de las manos poniendo en ellas un lapicero y una libreta para que el resto de mis días estén consagrados a una carrera que recibe la misma cantidad de elogios como de críticas a todo nivel.
A cambio de este trabajo sacrifiqué la concurrencia al estadio con mi viejo o mi hermano por un lugar en un diario deportivo líder que me ofreció un carnet con el que mi ingreso a Matute ya no fue por la popular sur, sino por la variopinta -y no menos fervorosa- occidente y en sentido figurado me pusieron un esparadrapo en la boca para no gritar un gol de Alianza en los sagrados pupitres del palco de prensa.Mis ganas de ser un destacado cronista deportivo hicieron que firme a ciegas esa condición en letras pequeñitas del contrato tácito que hasta hoy renuevo y que no pienso romper porque ya se convirtió en un compromiso inherente a mi naturaleza. Y también porque ya aprendí a convivir con muchos cánticos en mi cabeza.
En Deporte Total de El Comercio escribí sobre el Alianza- Aurich y el triunfazo grone que lo dejó por encima del resto de 15 equipos, confirmando lo que alguna vez sugerí en anteriores posts: la gran deuda de Alianza estaba en hacerse fuerte de local y una vez que lo consiguiera disfrutaría del sitial que le corresponde al equipo del pueblo.
Sí creo que a pesar de ser puntero, Alianza todavía no regresa al pico de rendimiento que mostró en determinados partidos como los que jugó en Chiclayo o Chimbote este año.
Tres hombres sobresalieron por encima del resto en Matute: Johnnier Montaño, Juan Jayo y George Forsyth. Cada quien fue el mejor en su labor, pero lo que ofreció el colombiano fue lo máximo que hayan visto mis ojos en cuestión individual durante este Descentralizado 2009. Todas las pelotas de gol que puso en los pies y cabeza de Claudio Velázquez solo invitan a ilusionarse con que sea un rodillo hasta fin de año y a riesgo de que el equipo presente dependencia de él, es mejor verlo en ese nivel que en la apatía que a veces suele caer cuando no le salen las cosas.
Jayo sacó a relucir sus años de experiencia y se concentró en el fútbol por alejarse de las discusiones con el árbitro y los rivales. Y no fue menos caudillo. Estuvo alerta durante los noventa minutos, anticipó y adivinó los pases rivales, que no significa otra cosa que mantener la lectura del partido con el criterio y sapiencia que solo pueden dar mil batallas.
A George Forsyth lo vi trabajar antes del partido con detenimiento y recordé un comentario que me hizo Leao Butrón sobre el gringo: “Ya quisiera yo tener la velocidad de sus piernas”. No se trata de que George sea un velocista, sino de la rapidez de reacción que tiene para salir como un resorte cuando está en el piso y se tiene que recuperar para una segunda atajada. Tuvo dos salvadas notables (la más exacta fue al Checho Ibarra) y resolvió todo lo que llovió en su zona con seguridad.
Oye mi canto
Precisé al inicio que en mis épocas más felices -mediados de los ochenta- asistía a la tribuna sur y también dejaba la garganta, como ustedes. Era otra época y con bastante menos violencia en la que veía cómo un loco de sur de paseaba con la bandera de Alianza por la parte alta de la tribuna oriente del Estadio Nacional sin que los de la ‘U’ puedan alcanzarlo jamás.
“No puede ser blanquiazul, aquél que no haya llorado, aquél que no haya sufrido, cantando aquí en sur…”, fue la canción que me acompañó en esa época y la que marcó mi nostalgia cada vez que, ubicado en otra tribuna, escuchaba que se entonaba con el bombo estremecedor.
Pero ayer en Matute el ‘Comando’ hizo el primer gol del partido cuando cantó “no me arrepiento de haber venido hasta acá, de caminar muchas horas, para venirte a alentar… y no estoy solo, quiero que escuches mi voz, solo te pido que ganes, para que salgas campeón…”.
Esa onda sonora habrá provocado un nudo en la garganta en los jugadores porque no solo es aliento, es un testimonio de vida y de fidelidad a la camiseta que se tiene que defender. Después de eso, uno está listo para matar.
Por ahora me voy a quedar con esa canción y con el desempeño del ‘Comando’ que jugó su partido como tiene que ser en una especie de final adelantada. Ahora la canto solito mientras manejo y -como dije al inicio- me he pegado con la tonada que le pertenece al grupo argentino “Jóvenes pordioseros” y su tema “Descontrolado”. Puede que a ustedes les parezca que el partido lo ganó Costas desde su planteamiento, o el oportunismo de Solís, o la fuerza de Fleitas. Para mí el partido lo ganó la gente con su entrega en las tribunas. Les pregunto: ¿Cuánto influyó el pueblo grone en conseguir el primer lugar? ¿Cuál es tu canción favorita de la barra? ¿Hace cuánto que no vas a Matute? Los leo.
(Este es el tema original de la barra aliancista que me tocó el bobo el domingo. A ver qué les parece.)