Gustavo Costas levanta el teléfono
No sé si fui el primer periodista que se enteró que se cocinaba el regreso de Gustavo Costas al Alianza (creo que sí). No me enorgullecería en nada haber sido portador de la primicia. No creo haber dado una buena noticia esta vez. Hay cosas que Gustavo hizo y que descalifican su retorno.
Se lo comentaba a todos en Twitter (@elkinsot_DT); no es que Costas sea un mal técnico, el problema es cuando tiene libre campo de acción para ejercer un poder del modo dirigencial, se termina alejando de su esencia y su principal virtud: ser motivador para su plantel. Y es mucho peor cuando tiene al lado a un dirigente como Alarcón, siempre mosca para sacar ventaja de lo mínimo.
Tengo claro que Costas nunca se fue de Alianza realmente. Su camionetaza Dodge Nitro roja sigue estacionada en Matute en el mismo espacio de siempre y un empleado del club a quien llaman ‘el zurdo’ lo saca una vez por semana para que la inactividad no lo malogre.
También su departamento en Miraflores está apto para recibirlo. Este año había hecho suntuosas remodelaciones para la comodidad de su familia; bien por él. El caso es que Costas ha encontrado en el Perú -y específicamente en Alianza Lima- un terreno baldío para que gente de su entorno (y no sé si con su consentimiento) negocie operaciones que deberían ser transparentes como las pretemporadas y las contrataciones de refuerzos.
Costas nos respondió el teléfono y se le escuchó convencido de que era momento de retornar de Arabia. No quiso decir por qué no se quedaba en un fútbol donde la plata es lo que sobra y más bien estuvo empeñado en informar que venía para alentar desde la tribuna al equipo en el ‘play off’ ante Aurich. Pero sabía al milímetro sobre la lesión de Hurtado, la concentración en Chincha, las últimas derrotas y las movidas políticas del club. Mucha información para un hombre que debía estar pensando más en tener contentos a los jeques que a Pocho.
Pocho aprovechó la semana del sorteo de los grupos de la Copa Libertadores 2012 para viajar a Buenos Aires y tener constantes reuniones con Fernando Alonso, el cuestionado cuñado de Costas que funge como su representante y que ‘asesora’ a Alarcón en los ‘jales’ (Peirone por ejemplo). Se decía que estaban buscando un técnico, pero la verdad era que estaban cerrando números para que Gustavo retorne.
Solo el técnico argentino Roberto Pompei estuvo realmente en tratativas para ponerse el buzo. Todo se estancó cuando preguntó sobre la coyuntura política del club y si, en el caso de que Alarcón fuera defenestrado, la nueva administración le daría respaldo para seguir trabajando. Al notar la confusión que impera en Alianza, retrocedió. El resto de nombres que fueron apareciendo en los medios, perdónenme si les rompio la ilusión a algunos, fueron cuento.
¿Qué más sé? Que si vuelve Costas se iría Montaño o buscaría que lo presten de manera saludable. La buena relación entre ellos se rompió el año pasado cuando se quiso hacer una dudosa operación con el ‘Potón’ al Ñuls en la que iba a perder en todo sentido.
También charlé con el directivo César Pinatte y sentí en su voz lo mismo que sentí en otros directivos que primero defendieron a Alarcón y luego terminaron por darle la espalda como Tito Ordóñez y Augusto Donayre: decepción. Pinatte me prometió que renunciará a la presidencia de la Comisión de Fútbol del equipo cuando termine el ‘play off’. No sabe nada del retorno de Costas ni del supuesto interés que hay por los cremas John Galliquio y Toñito Gonzales y eso le jode: que Pocho esté manejando todo por su cuenta y sin informar a nadie.
Y tiene razón: eso es jugar para el Aurich en este momento. Tenemos un plantel de jugadores que no cobra tres meses y se está pensando en contratar a dos elementos caros antes de solucionar los problemas domésticos. ¡Y todavía la información aparece en la página oficial del club! ¡El enemigo está en casa! No necesitamos a nadie para que desestabilice al equipo, los propios aliancistas se están encargando de incendiar la pradera en plena semana trascendental que podría darnos un título nacional.
Reflexión final: A Gustavo Costas siempre le voy a desear lo mejor a pesar de todo. Si se cristaliza su retorno que sea para limpiar lo que por ahí se manchó. Que sea para superar la Copa Libertadores del 2010. Que sea para conseguir refuerzos que marquen la diferencia acorde con los miles de dólares que se paga. Que sea para dedicarse a tiempo completo al entrenamiento del equipo en lo físico y futbolístico y que se aleje lo más que pueda de Alarcón por la salud de ambos. Que se reconcilie con los jugadores que maltrató indirectamente a través de su representante y del propio Alarcón. No somos amigos, Gustavo, pero nos conocemos bien.
¿Y tú qué le dirías a Gustavo Costas?
[Esta es la revancha de Gustavo Costas]