Viagra femenina: mal negocio para la mujer, muy bueno para la industria
La semana pasada, el Comité Asesor de Medicamentos de Huesos, Reproducción y Urología (BRUDAC) de la Administración de Medicinas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) votó 18 a 6 para recomendar que un medicamento llamado flibanserina sea aprobado por la FDA para el tratamiento del trastorno de hipoactividad del deseo sexual en la mujer (falta de deseo sexual).
Este asunto tiene tantas aristas que conviene analizarlas una por una, pero de entrada le digo que la aprobación de esta medicina, tiene más de política y de negocio que de ciencia y beneficio para la mujer. Pensamos que este medicamento será un desencanto para la mujer, pero será una mina de oro para el politizado y monetizado laboratorio farmacéutico que ha logrado, en su tercer intento, su aprobación.
Empezó como un antidepresivo
La flibanserina, es una sustancia desarrollada por el laboratorio alemán Boehringer Ingelheim que aumenta la norepinefrina y dopamina y disminuye la cantidad de serotonina en el cerebro. El medicamento fue probado en los años 90 como un antidepresivo y no funcionó muy bien. Sin embargo, en junio del 2010, el laboratorio le solicitó a la FDA que apruebe el medicamento para el tratamiento de la hipoactividad del deseo sexual en la mujer. El pedido fue rechazado unánimemente por el comité. Desencantado, el laboratorio alemán le vendió los derechos de la medicina, ya bautizada como la “Viagra rosada” al laboratorio Sprout, que volvió a solicitar a la FDA la aprobación del medicamento en junio del 2013. La solicitud fue rechazada por segunda vez.
Ante una protesta formal, en febrero del 2014, la FDA le dio instrucciones muy precisas al laboratorio Sprout de los pasos que tendría que seguir para que se apruebe la medicina. Aparentemente esas condiciones fueron satisfechas y el laboratorio solicitó la aprobación del medicamento por tercera vez y como mencionamos anteriormente, “a la tercera va la vencida” y el medicamento ha sido aprobado.
Porque no debe llamarse Viagra femenina o Viagra rosada
Es un error científico grosero (pero muy conveniente desde el punto de vista comercial), comparar a la flibanserina con la Viagra; es como comparar las ganas de comer con el masticar la comida. Las ganas de comer es lo que llamamos apetito y se define como el deseo cerebral de consumir un alimento, y si este es rico, pues que mejor. Pero otra cosa completamente diferente es masticar el alimento, la cual es una actividad enteramente mecánica y que depende de buenos dientes y músculos masticatorios.
Del mismo modo, al aumentar la circulación de sangre en el pene, la Viagra actúa sobre la erección o parte mecánica del acto sexual pero no tiene acción alguna sobre la libido o deseo sexual (es decir permite masticar bien pero no aumenta el apetito). En otras palabras, un hombre puede tomarse una Viagra y la medicina no le dará fantasías sexuales ni le aumentará el apetito sexual, solo funcionará si tiene el estímulo adecuado.
Por su parte, la acción de la flibanserina, al modificar los neurotransmisores cerebrales dopamina, norepinefrina y serotonina, seria aumentar el deseo sexual en la mujer (en nuestra analogía, aumenta el apetito, no la masticación). Pero debido a que por su carácter receptivo, desde el punto de vista de la mecánica del acto sexual, la mujer no tiene un equivalente mecánico a la erección, es impropio entonces comparar a la flibanserina con la Viagra. La flibanserina actúa sobre el cerebro, la Viagra actúa sobre el pene, no sobre el cerebro.
Trastorno de hipoactividad del deseo sexual en la mujer
Como su nombre lo indica, ese trastorno consiste en la disminución del deseo sexual en la mujer de cualquier edad, pero es especialmente frecuente durante la premenopausia y menopausia. Para que el diagnóstico sea válido, el trastorno debe producir ansiedad y sufrimiento emocional en la mujer afectada. En otras palabras, si a la mujer no le importa su bajo deseo sexual, pues no hay problema, no es ninguna condición.
El punto es que ese trastorno fue eliminado de la última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales y fue reemplazado por el término desorden del interés sexual femenino. Muchos expertos opinan que ese diagnóstico no es más que un intento de medicalizar una situación que, tanto en hombres y mujeres, puede ser un fenómeno natural, consecuencia de la edad.
Flibanserina: muy poca efectividad y problemáticos efectos secundarios
La manera en que se ha medido la efectividad de la flibanserina ha sido muy criticada. Lo que hicieron los investigadores fue proporcionarle un diario a las mujeres participantes en el estudio y les solicitaron que registren sus experiencias con seis variables en las últimas 24 horas: 1. la intensidad de su deseo sexual, 2. su nivel de frustración por la falta de deseo sexual, 3. si tuvieron o no una relación sexual, 4. cuantas veces tuvo relaciones, 5. si la relación fue satisfactoria o no y 6. si alcanzaron o no el orgasmo. Los investigadores escogieron el punto 5 (satisfacción con la relación sexual) como el más importante para medir la acción de la flibanserina.
Al respecto, el estudio demostró que al inicio del estudio, las mujeres tuvieron un promedio de 2.8 relaciones satisfactorias al mes (eso se llama línea de base). Sobre esa línea de base, la flibanserina aumentó el número de relaciones sexuales satisfactorias a 4.5. Haciendo la simple resta (4.5 menos 2.8), sale que la flibanserina aumentó en 1.7 el número de episodios sexuales satisfactorios por mes.
El problema es que en el grupo de mujeres que tomaron un placebo (una pastilla de harina), la flibanserina aumentó el número de relaciones sexuales satisfactorias de 2.7 veces al mes al inicio del estudio (línea de base) a 3.7 veces. Es decir el placebo le dio una relación satisfactoria más al mes a la mujer (3.7 menos 2.7).
Entonces, si la flibanserina le dio 1.7 relaciones satisfactorias más al mes a la mujer y el placebo le dio 1.0, la “ganancia” de la medicina es de solo 0.7 relaciones sexuales satisfactorias al mes (1.7 menos 1.0).
Si “redondeamos” ese 0.7, podemos decir que el uso de la flibanserina le proporcionó a la mujer un solo episodio satisfactorio más al mes comparado con el placebo, por lo que muchos expertos coinciden que ese beneficio es muy modesto y casi nulo para un medicamento que debe tomarse diariamente durante muchos años y que produce efectos secundarios importantes como desmayos, somnolencia y una severa interacción con el alcohol.
Una encuesta no científica en un sitio web para mujeres, reportó que el 77% de las mujeres encuestadas dijo que no valía la pena tomar una medicina diariamente para tener una sola relación satisfactoria más al mes. ¿Usted lo haría estimada lectora?
El activismo, la política y el mercadeo
La gran pregunta es entonces saber porque el panel de expertos ha votado 18 a 6 para recomendar la aprobación de una medicina que casi no tiene efectos demostrables y si efectos secundarios preocupantes. La respuesta está en el campo del activismo médico-político.
Resulta que el laboratorio Sprout, se dio cuenta que la única manera de influir sobre el panel de científicos de la FDA era movilizar a las mujeres de la sociedad civil y apelar al tema de la desigualdad de investigaciones y medicamentos para tratar los problemas de sexualidad en hombres y mujeres.
Junto a otras compañías farmacéuticas y organizaciones, Sprout apoyó económicamente la formación de una ONG llamada Even the Score, que puede traducirse más o menos como “empatar el partido” y que aglomera a 24 organizaciones de mujeres que han logrado ejercer una presión política extraordinaria en el Congreso norteamericano y evidentemente también en el grupo de expertos de la FDA. Su “caballito de batalla” es cuestionar el hecho de que los hombres tengan 26 medicamentos para tratar problemas de su sexualidad, mientras que las mujeres no tienen ninguno (una afirmación que no es correcta porque exagera los tratamientos masculinos y omite algunos que existen para las mujeres).
Su razonamiento es, ¿por qué no aprobar un medicamento, que a pesar de tener un modesto efecto, sería el primero de su clase? En otras palabras las organizaciones femeninas creen firmemente que “algo es algo, peor es nada”.
Corolario
Este asunto de la aprobación de la flibanserina es en realidad malo para la ciencia, y demuestra como la fuerza de una sociedad civil organizada (atizada por los enormes intereses económicos de un laboratorio farmacéutico) es capaz de influir sobre un panel de científicos. Si bien es cierto que debe mejorarse la investigación en la salud sexual de la mujer, el aprobar un medicamento malo no es la solución.
El deseo sexual es una actividad enteramente mental y depende de muchos factores, entre los cuales están el medio ambiente, las experiencias pasadas, las expectativas del futuro, el respeto, el cariño y la admiración a la pareja, las hormonas sexuales, etc.
Al comentar este asunto en mi programa radial, una señora nos llamó contándonos que ella ha dejado de sentir deseo sexual porque su esposo se ha vuelto muy tosco. Su pregunta era si esta nueva medicina “la podría ayudar”. Imagínense, que medicina podría ayudar en una situación como esa o parecida.
Por eso decimos que la Viagra femenina es un mal negocio para la mujer, pero uno muy bueno para la industria farmacéutica.