Historias de empleabilidad
Tras 15 años de hablar de empleabilidad a veces siento que el tema puede sonar reiterativo. Pero entonces pasan cosas que renuevan mi fe para seguir “evangelizando” sobre ella:
Conozco personas que sorpresivamente y sin estar preparados, deben de construir sus vínculos de identidad con su empresa anterior para construir una nueva relación con su propia empleabilidad. Muchos de ellos, por ejemplo, son ejecutivos exitosos que se encuentran en medio de una fusión y que, pese a que hicieron bien su trabajo, aportaron logros valiosos y supieron mantenerse vigentes, deben dejar su puesto porque el nuevo dueño trae a su propio equipo.
Más difíciles son los casos de quienes invirtieron su vida en empresas que les aseguraron ser una “familia” y que su lealtad y dedicación serían suficientes, pero que no les dieron la oportunidad de elevar su nivel de empleabilidad y comprender que una empresa no puede hacerse cargo de nadie, por buenas que sean sus intenciones. Los mercados cambian, la competencia obliga a redefinir las estrategias y los perfiles de las personas. Quien ayer era clave hoy puede encontrarse sin las habilidades o experiencias que los nuevos retos demandan. La seguridad laboral claramente no viene de tener un trabajo, por bueno que este sea, sino de tener la capacidad de obtener otro ¡cuándo y dónde sea necesario!Las recetas para ser empleables son muchas y no todas fáciles. Creo que por eso muchos eligen no pensar en el tema y esperar que “todo salga bien” sin enfrentar la dura realidad que el trabajo nunca es seguro ni para siempre y que nuestra continuidad y vigencia laboral dependen solo del esfuerzo personal para entender y actuar sobre nuestra empleabilidad, por injusto o difícil que esto parezca.
En presentaciones en otros países de la región descubro que el Perú no es la excepción: el mito del trabajo seguro es eso, un mito que a todos les cuesta aceptar. Sé que todo esto podría sonar teórico, pero no lo es: me toca verlo a través de la experiencia de miles ejecutivos, empleados y operarios que lo han vivido y viven a diario aun ahora que la economía crece: nadie está a salvo de un cambio laboral repentino, que golpea la autoestima y auto confianza. Pero cuando el duelo pasa y asume el reto de su empleabiliadad enfrentando un mercado muy distinto al de la última vez que buscaron trabajo, la gran mayoría de ellos salen fortalecidos. Así se tornan más alertas, más sólidos y conscientes de su responsabilidad de mejorar su nivel de empleabilidad. Y de la misma manera que un empresario cuida su empresa con un ojo siempre puesto en las cambiantes demandas del mercado, con esa misma actitud cuidan los empleables sus carreras.
Por último: los jóvenes que estudian una carrera sin entender las reglas del mercado laboral. Quien no planea su carrera comete el mismo error de quien decide construir su casa sin planos, abriendo surcos para los cimientos sin una idea de dónde estarán las columnas y menos las vigas. Recuerdo a una joven que hablaba de la familia que pronto tendría con su futuro esposo sin haber hecho las sumas y restas de cuánto debían ganar para pagar a sus futuros hijos, por ejemplo los colegios soñados… Claro que la vida provee, pero lo hace mejor a quien planea, se organiza y trabaja seriamente en su carrera y su empleabilidad como medio para lograr sus sueños, ¡¡¡siempre y para toda la vida!!!