Yo quiero un líder con valores
Para el Perú, yo quiero un líder con valores y que viva con integridad. Un líder que nos pueda hablar de valores con la cara en alto, porque los vive con consistencia en cada uno de sus actos. Un líder que les juegue limpio a su familia y a su país, del que nos sintamos orgullosos por su talento, pero también por su autoridad moral. Quiero un líder que ponga los valores en la agenda nacional y que sea el ejemplo de quién queremos ser los peruanos.¿Estaré pidiendo mucho? No lo creo. Como un país que ha recuperado su autoestima y que está creciendo rápidamente con institucionalidad, ya no tenemos que resignarnos a aceptar líderes mediocres, sin ética ni valores.
Hoy tenemos mejores referentes y ejemplos de quienes triunfan haciendo las cosas bien. Conocemos las historias y hemos leído los discursos y entrevistas de quienes tienen éxito a punta de trabajo y esfuerzo, disciplina, honestidad, rectitud, palabra, autocontrol, responsabilidad individual y, sobre todo, de un respeto profundo por los demás, por más diferentes que estos sean.
Todos nos hemos sentido inspirados por estos visionarios que nos hablan de estos valores básicos para triunfar como personas y como país, para consolidar el desarrollo y para dar un salto enorme que nos convierta en una nación de Primer Mundo. Sus mensajes nos inspiran y nos hacen desear ser mejores. Se han convertido en nuestros modelos para conectarnos con lo que define el éxito duradero y, sobre todo, para revolucionar el ejemplo que reciben nuestros niños y jóvenes.
Pero, claramente, el tema de los valores es uno tocado solo como una moda por los políticos, y no es un tema ‘atractivo’ para mucha de la prensa poco responsable. Quizá por eso no se ha exigido a los aspirantes a líder que demuestren total respeto por los valores.
Sin embargo, como ciudadana sí veo la imperiosa necesidad de que analicemos a fondo y comparemos a los futuros líderes en función de sus ideas y propuestas, pero que pongamos el foco en lo verdaderamente importante: su ética, su moral, la firmeza de sus valores y de su carácter. Que sean ejemplo de integridad para enfrentar la corrupción. El Perú no merece menos.
¡Exijamos más!