Nuevas oportunidades
El año que terminó me deja varios aprendizajes. El primero es casi obvio: acordarme de agradecer a diario las bendiciones que he recibido: mis hijos, mi familia, el amor, la salud, el trabajo, los amigos, los colaboradores, los clientes, los proyectos, las oportunidades, el futuro. Muchas veces he olvidado darles con plena conciencia su real valorEl 2011 me recordó lo importante que es no tomar ninguna de esas bendiciones como dada y trato de empezar y acabar mis días agradeciendo por ellas. He descubierto, además, que hacerlo con frecuencia me pone de muy buen humor.
Aprendí también la importancia de seguir sonriendo, incluso durante las dificultades. Esto lo aprendí de alguien experto en hacerlo y me ha ayudado mucho a sentirme mejor cuando lo he necesitado. A veces es bastante difícil, pero eso de poner buena cara hace bien, ayuda incluso a facilitar que los demás nos quieran apoyar y hace que nos sintamos alguito mejor. ¡Y eso, a veces, ya es mucho!.
Conocer gente nueva. Ya de adultos nos cuesta hacer el esfuerzo de hacer nuevos amigos, de abrirnos a nuevas relaciones y de expandir nuestras redes de confianza. Nos vamos volviendo gregarios y exclusivos, y eso nos lleva a aislarnos de nuevas perspectivas, de otras formas de pensar e incluso de oportunidades de crecimiento personal y profesional.
El año que acaba de pasar hice el esfuerzo de ir a reuniones de todo tipo y de conversar no solo con mis amigos y conocidos, sino también de hacerlo con personas a las que no conocía o que conocía muy poco. Reaprendí que no hay “contacto chico” y ¡he tenido muy gratas sorpresas!.
Soy de esas personas a las que les gusta organizar el futuro, hacer planes y visualizar mis metas y objetivos. El 2011 me hizo recordar que las sorpresas pueden llegar a cambiar hasta el mejor de los planes. Luego de pelear contra varias de ellas, descubrí, no sin esfuerzo, que al final resulta más fácil adaptarse, tratar de reescribir el plan y seguir adelante sin demasiado trámite.
La flexibilidad me ha resultado clave para no perder tiempo luchando contra lo inevitable.
Recibo el 2012 con ilusión. Traerá de todo, como siempre. Pero quizá lo más importante es que tendremos la oportunidad de seguir aprendiendo, dando, sonriendo y cambiando. ¡Feliz año!