Hadez - Even If You Die A thousand Times - Pentagram - 2011 (2000)
Si la banda con más continuidad en su trayectoria del Perú es Mortem, pocas dudas caben acerca de que la segunda es Hadez. De hecho son de la misma generación y su disco debut de 1993, Aquelarre, es el primer verdadero disco oficial de metal en el Perú, además del primero en CD. (Ya muchos apuntarán que Masacre y Sentencia tienen sendas grabaciones anteriores, pero el primero fue editado fuera del Perú y el segundo debido a su formato only-tape, fue percibido más como una demo bien grabada que como un disco oficial).
Hadez practica un metal extremo de claras raíces sudamericanas. Tanto Sarcófago como el primer Sepultura se dejan oír en sus composiciones, sin dejar de lado sonidos más prístinos como Chakal o quizás Holocausto. Pero Hadez no se limita a copiar un sonido. Muy por el contrario y a despecho de lo que se puede esperar, el metal extremo peruano subterráneo de los 80 desarrolló propuestas muy variadas y diferentes entre sí. Conversaba hace poco con un amigo que mientras existe un sonido típico de metal extremo colombiano o chileno, en el caso del Perú, las bandas se han disparado por diferentes direcciones, Mortem, Hadez y Kranium, por hablar de los tres más importantes componentes de la historia del metal peruano, siendo cogeneracionales, habiéndose fogueado en la misma escena y además compartido influencias, desarrollaron sonidos claramente diferenciados. Hadez es el más radical de los tres y de hecho la razón que nos convoca es el relanzamiento de su segunda placa, Even If You Die a Thousand Times, por parte de Pentagram Records.
Grabado en el 2000 bajo el auspicio de System-Beyond en los estudios Session por las huestes dirigidas por John Capcha, Even If You Die es uno de los discos más extremos realizados en el Perú. Estamos ante una exposición de sonidos brutales y puros que hablan de una potencia (in)humana usualmente negada o por lo menos temida. Hay una fuerza natural, semejante a la de los mitos ancestrales, los de la generación misma del cosmos, que toma consistencia en estos poderosos temas. Podríamos omitir completamente el contenido lírico de las canciones y solo centrarnos en lo que los sonidos mismos nos comunican. Rabia radical, pero radical en su sentido etimológico, de raíz. Parecen los clamores del inconsciente freudiano, esos que de tan primarios no emergen jamás al nivel consciente, que se han agrupado bajo la forma del black/death metal, por ponerle alguna etiqueta descriptiva, y que repentinamente asaltan el mundo de la vigilia para atormentar el espíritu del oyente. Ese placer tanático de sentir la propia agonía convertida en música extrema.
El mayor valor de este disco reside en su expresión estética de la brutalidad sónica. La voz de José Bacteria bebe directamente en las fuentes del death de los ochentas, es como oír a Chris Reifert sin ningún arreglo de producción. La voz grita, a veces susurra, pero siempre está proclamando la llegada de la insania, la eterna victoria de los impulsos irracionales a despecho de las conquistas de la cultura del hombre. Las guitarras de John Capcha y Walter Crucifier trabajo un gran contrapunto en casi todos los temas y se mueve bajo la impronta de Trey Azagthoth, con lo que queda evidencia, a pesar de lo radical, la remarcable calidad técnica instrumental. Destaco en este caso lo conseguido en tracks como The Implacable God Needs to Adored y Hadez Attack. El sonido de la batería, a cargo de O.A.D.M es un poco “delgado” es decir no tan ominoso como cabría esperar en un sonido tan violento, pero como el volumen de la producción es bastante alto, no se perjudica el sonido final. El bajo, manejado por Frank Silence, mantiene una línea de firme a poyo a la sección rítmica en general. En realidad más allá de los temas en sí, lo que se sobrepone es una actitud y un sonido. El sonido y la actitud originaria del metal extremo sudamericano y lo que significa, con todo lo grande que es y también con las limitaciones propias de una militancia convencida.
El mayor valor de esta reedición yace en la puesta en circulación nuevamente de un trabajo ya agotado hace muchos años. El sonido ha sido remasterizado y creo que la producción ha ganado con ello. Lamentablemente, no se nos ofrece nada más que acreciente el valor de la edición en sí misma, temas en vivo, demos de estos, canciones que hayan quedado fuera. Lo mismo con el booklet, que está bastante escueto, salvo quizás la nueva portada que ha sido rediseñada y ahora aparece un curioso dibujo de inspiración black/thrash a lo Toxic Holocaust a cargo de Alan Corpse. Esta es una buena oportunidad para obtener un original de un disco con personalidad propia y una pieza de la evolución del metal extremo en el Perú.
Alineación:
John “Agressor” Capcha: Gitarra
O.A.D.M.: Batería
Frank Silence: Bajo
José Bacteria: Voz
Walter Crucifier: Guitarra
Producción original: John Capcha
Remasterización 2011: John Capcha y Óscar Reátegui
Sello: Pentagram records