Iván Pavlov, el Nobel de la casualidad
¿Sabías que el reflejo condicionado, que descubrió Iván Pavlov, y que es el punto de partida de la escuela conductista, fue una serendipia? Serendipia, es decir, “un descubrimiento logrado de manera casual o accidental”. Huellas Digitales, en homenaje por los 75 años de su muerte, trae la anécdota que hizo del fisiólogo ruso un hito de la psicología moderna.
Campos tan diferentes como el amor y la ciencia, pueden servir de ejemplo para afirmar la exquisita relación entre un hecho inesperado y el hallazgo de lo inimaginable.
En la ciencia, un caso memorable también fue el del doctor Albert Hofmann, quien descubrió el ácido lisérgico (LSD) mientras buscaba un estimulante de la respiración y circulación. El doctor Iván Petrovich Pavlov fue otro protagonista de una serendipia científica.
Pavlov había nacido el 14 de setiembre de 1849 en Ryazan. Su padre fue un cura rural, quien decidió encargar la educación del menor a un tío suyo, un abad de un cercano monasterio. Bajo su tutela, estudia lenguas clásicas, lógica, retórica, filosofía y ciencias naturales.
Inicia sus estudios universitarios en medicina en 1870. Su tesis trató sobre los nervios del corazón. Sin embargo, se interesó luego por el estudio de la digestión, trabajo que le valió el premio Nobel de Medicina en 1904. Es en esta etapa en la que Pavlov descubrió, debido a una serendipia, el condicionamiento clásico, cuyo experimento sirvió de base para una de las escuelas psicológicas más importantes: el conductismo.
La serendipia que lo llevó a la gloria
El Nobel ruso diseñó una innovadora técnica para estudiar los procesos digestivos caninos; para ello colocaba tubos en las glándulas y órganos digestivos de los perros para trasladar las secreciones orgánicas en recipientes. Sus ayudantes acercaban a los animales carne en polvo, repitiendo el procedimiento en reiteradas veces.
En esos momentos, Pavlov percibió un comportamiento extraño en los canes: ellos salivaban apenas veían la carne en polvo, incluso con el solo ruido de las pisadas de sus colaboradores. Llevado por una corazonada científica, el investigador abandonó los estudios digestivos y fue preparando lo que sería su gran descubrimiento.
Al consultar a la psicóloga Raquel Silberman Rach, para que, en buen cristiano, nos explicase en qué consiste el condicionamiento clásico y su importancia en nuestros tiempos, supimos que: “El condicionamiento clásico se basa en la relación estímulo-respuesta, o sea, cada estímulo condicionado (como el sonido de una campana) genera una respuesta condicionada (la salivación de un perro), luego de que la primera sea asociada con un estímulo incondicionado (la comida)”.
“Su experimento es considerado la piedra angular de la psicología moderna, pues el conductismo asumió sus estudios y los desarrolló. Gracias a esa labor científica, podemos tratar fobias o miedos, por ejemplo”, explica Silberman.
Aquellos estudios fueron recibidos con real entusiasmo por el régimen estatal soviético. El 24 de enero de 1921, Vladimir Lenin firma un decreto para financiar cualquiera de sus próximos proyectos.
De esta manera, la Unión Soviética se convirtió en un importante centro de investigación psicológica. En agosto de 1935, organizó el XV Congreso Internacional de Psicología. Iván Pavlov no renunció a las investigaciones hasta su muerte en la ciudad de Leningrado, el 27 de febrero de 1936.
(Iván Gonzales Geldres)
(Fotos: Archivo Histórico El Comercio)