Cruz de Motupe: Fervor que supera las adversidades
La Santísima Cruz de Motupe, símbolo de fe para miles de peruanos, fue encontrada seccionada en cinco partes sin sus ricos y elegantes atavíos luego de haber sido robada de su santuario el pasado martes. Cientos de fieles acompañaron a la cruz en una improvisada procesión hasta el templo de San Julián donde sería sometida a un peritaje. Las muestras de alegría del pueblo motupano por su recuperación demuestran que la devoción por la Cruz de Chalpón o Santo Madero no disminuirá; por el contrario, se fortalecerá. En Huellas Digitales recordamos el origen de esta tradición religiosa que data del siglo XIX.
La cruz es es uno de los símbolos más antiguos y universales. Su forma era conocida por los peruanos precolombinos y posteriormente con la muerte y resurrección de Cristo, los cristianos lo asumirían como símbolo de culto.
En todo el Perú hay distintas cruces, cada una rica en tradición, diseño e interesantes historias de su veneración. La cruz de Motupe es una de ellas, la más atractiva y fervorosa en la región norteña.
Según la historia local, la cruz fue tallada por un sacerdote franciscano de origen guatemalteco llamado “Fray Juán Abad” conocido como “Padre Santo” o “El Ermitaño”. Durante mediados del siglo XIX llevó una vida contemplativa y de oración en el cerro Chalpón.
Antes de desaparecer, El Ermitaño le comentó a los pobladores que a su muerte (13 de Diciembre de 1866) deberían buscar en el cerro una cruz, que talló en madera del árbol Guayacán, para protegerlos.
El anuncio de un cataclismo universal en el siglo XIX motivó a los pobladores motupanos a buscarla. Después de una semana de iniciada la búsqueda un exhausto joven, José Mercedes Anteparra, ubicó la cruz, que medía 2,5 metros y pesaba unos 80 kilos, el 5 de agosto de 1868 en una gruta natural.
Junto al Santo Madero encontró hojas sueltas de un libro y rastros de sangre, una cama hecha de paja y una piedra blanca a manera de almohada. Uno de los papeles tenía un mensaje escrito con sangre donde el Padre Ermitaño recomendaba a los fieles bajar la cruz al pueblo y celebrar una misa, luego dederían regresarla a su lugar de origen.
Los motupanos al ver que el cataclismo no se produjo lo interpretaron como un milagro de la Cruz de Chalpón cuya devoción hizo que los primeros fieles depositaran ofrendas, diezmos y adornos en agradecimiento al milagro concedido.
Para incrementar el número de devotos se acondicionó en 1950 un mejor acceso que significó el crecimiento paulatino de sus visitantes cada año. Feligreses nacionales y extranjeros así como personas que buscan en la imagen algun sentido para sus vidas se volcaron en torno al portentoso madero.
Motupe
El distrito de Motupe está ubicado a 79 kilómetros al norte de Chiclayo (Lambayeque). El poblado de Zapote se encuentra a faldas del cerro Chalpón que da acceso a la escalinata que conduce a la Cruz de Motupe. Las ansias de curar una enfermedad o agradecer un milagro impulsa a miles de fieles peruanos y extranjeros a subir el cerro en peregrinación anual.
La fe que profesa la mayoría de habitantes del norte del país es, para muchos, el motor que ha impulsado el desarrollo de la zona a lo largo del tiempo. Julio César Fernández investigó durante 3 años el proceso histórico y religioso del actual distrito de Motupe, desde la época prehispánica hasta el hallazgo de la Santísima Cruz de Chalpón.
Turismo religioso
El turismo místico tiene un componente mágico-religioso. Algunos viajes a lugares energéticos nos llenan de ondas positivas. Peregrinaciones religiosas, movidas por la fe, nos llevan hasta la cruz de Motupe.
Desde el 2 al 14 de agosto se rinde homenaje y veneraciones con novenario, misas y procesiones en un marco de fiesta y alegría. Antes del robo se proyectaba que más de 100 mil visitantes nacionales y extranjeros harían el recorrido hacia el cerro.
La celebración de la Cruz de Chalpón no está inscrita en la agenda litúrgica, pero su desbordante y contagiosa presencia de fiesta del pueblo la hace merecedora de ser reconocida por todos los peruanos como un hito de fe popular.
(Marleny López Lucas)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio