El cumpleaños 85 de Blanca Varela
Nació el 10 de agosto de 1926. De estar entre nosotros hubiera cumplido 85 años, pero hace más de dos que partió y nos dejó su hermosa poesía, el recuerdo de su deslumbrante inteligencia y su fe en el arte. Blanca Varela es una de las poetas peruanas más importantes de la lengua castellana. He aquí un recuerdo de sus versos y de su personalidad literaria.
Vio por última vez el mar limeño en su residencia de Barranco. Una de las pocas veces que pude entrevistarla fue para un diario local cuando publicó “Concierto animal” en 1999. Con la ayuda del fotógrafo Herman Schwarz, amigo suyo y mío, pude romper ese férreo silencio, ese cuidado extremo en lucir para la prensa. La visitamos una tarde para hablar de poesía, simplemente.
Era una mujer directa, muy concreta, que se expresaba con gran lucidez y precisión. “La muerte se escribe sola”, decía en aquel reciente poemario. Y sola y en gesto decoroso, lejos de los flashes periodísticos y de las ceremonias presidenciales, Blanca Varela fue cremada en la más absoluta privacidad.
Fue hija de la compositora y poeta Serafina Quinteras (Esmeralda González Castro). Desde muy joven, la poesía marcó su vida. Estudió en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, entre mediados de los años 40 y fines de esa década.
Amiga de toda la vida de los poetas de su generación como Jorge Eduardo Eielson y Javier Sologuren, Blanca contaba con queridos maestros, cuyo influjo se apreciaba en su verso corto, conceptual, pero al mismo tiempo de un brillante despliegue imaginativo; esas dotes la emparentaban con la poesía surrealista de los año ’30 en el Perú.
Su obra poética, entonces, se ligó al legado de los vates Moro y Westphalen. Luego Europa se abriría a sus ojos, al lado de otro artista como Fernando de Szyszlo, con quien se casó. En el Viejo Continente de los años ´50 conoció a quienes ya leía. El primero en la fila fue Jean Paul Sartre, y luego Simone de Beauvoir.
Un libro de arte humano
Uno de los libros que más recuerdo y releo es “Canto Villano”. En 1996 se publicó una nueva edición de su poesía completa con ese título. El tesoro literario reunía 45 años de escritura artística. Desde el primer libro “Ese puerto existe” (1949-1959) hasta los volúmenes más recientes como “Ejercicios materiales” (1978-1993) y “El libro de barro” (1993-1994).
El volumen añadía a los poemas conocidos, otros como “Luz de día”, “Valses y otras falsas confesiones”, y el poemario “Canto Villano”. Además, como regalo para la interpretación de su obra, se sumaban tres ensayos: uno de Octavio Paz, otro de Roberto Paoli y un último de Adolfo Castañón, todos amigos y buenos lectores de los versos varelianos.
La última vez que apareció en público fue el 31 de octubre del 2007. Ese día el Congreso de la República le otorgó una medalla. Pero antes de terminar ese año, recibió el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Hubiese querido ir a España para recibirlo, pero las fuerzas ya no le alcanzaban.
Sus versos aún resuenan entre nosotros como una consigna de vida…”He dejado la puerta entreabierta / soy un animal que no se resigna a morir…”.
(Carlos Batalla)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio