A 10 años de la guerra de Iraq: una historia aún por contar
El 20 de marzo del 2003, exactamente a las 5:35 am., las primeras sirenas de alerta se oyeron en la capital iraquí: Bagdad. Cuarenta misiles Tomahawk fueron disparados por el ejército estadounidense con dirección a la ciudad de Medio oriente. La guerra había comenzado. He aquí la síntesis de esta penosa historia.
Los soldados norteamericanos utilizaron máscaras antigases en la invasión a Iraq.Con el argumento de que el Gobierno de Saddam Husein tenía armas de destrucción masiva y nexos con los extremistas de la red terrorista Al Qaeda, EE.UU. inició una guerra contra Iraq.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush dio un ultimátum a Husein para que abandonara el país, de lo contrario afrontaría una ofensiva militar. Noventa minutos después de cumplido el ultimátum, el presidente norteamericano cumplió su amenaza y bombardeó Iraq.
En paralelo, las cadenas de noticias estadounidenses transmitían el mensaje a la nación del presidente Bush, quien no hacía más que anunciar el inminente ataque.
Edificios del Gobierno fueron bombardeados, pero también zonas urbanas indefensas.
Tres horas después, Saddam haría lo mismo en la televisión de su país y llamaría “pequeño criminal” a Bush. Un muerto y 14 heridos fue el saldo de esta primera oleada de bombardeos. El mundo entero pudo ver los primeros 40 misiles disparados por la potencia mundial, el espectáculo de la guerra llegó a los hogares de todos, el ruido de las alarmas despertó a la humanidad ese 20 de marzo del 2003.
El armamento de la muerte
Cada uno de los 40 misiles Tomahawk disparados ese día costó US$ 1,3 millones de dólares, median 6,15 m. de largo por 2,52 m. de ancho, y pesaban 1.587,6 kg; los misiles viajaban a una velocidad 880km/h. Solo en los primeros dos días de combate la coalición británico-estadounidense disparó aproximadamente 1.000 misiles de este tipo.
Ambos ejércitos se encontraban listos para la guerra. Estados Unidos contaba con 45 aviones de ataque, 150 cazabombarderos, 20 bombarderos pesados, 30 helicópteros artillados, 750 tanques, 600 vehículos blindados y 150 artillerías autopropulsadas.
Por el otro lado, las fuerzas iraquíes contaban con 85 aviones de ataque, 100 cazabombarderos, 60 helicópteros misiles tierra-aire, 2.400 vehículos blindados, 2.200 tanques, 2.250 artillerías autopropulsadas y 1.400 vehículos blindados de combate.
Alrededor de 40 misiles Tomahawk fueron disparados por Estados Unidos ese primer día.
Las manifestaciones en contra de la guerra no se hicieron esperar. El mundo entero se mostraba en contra de la invasión estadounidense a tierras de la antigua Persia. Al día siguiente del primer bombardeo, las marchas y manifestaciones pacíficas se iniciaron: 100.000 personas se expresaron contra de la guerra de Iraq, en Londres.
Diez mil personas hicieron lo mismo en París, y en Lyon decenas de protestantes ocuparon pacíficamente durante una hora un restaurante de comida rápida. Asimismo, en Nueva York hubo una multitudinaria manifestación que alcanzó tres kilómetros de largo. Similares movilizaciones se vieron en Grecia, España y Japón.
Reacciones en el Perú
Los peruanos no fuimos indiferentes a la guerra. En Lima un grupo minúsculo de manifestantes, en su mayoría miembros de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), se reunió en la plaza Dos de Mayo, en el centro de la capital, con dirección a la casa del embajador de Estados Unidos, en la cuadra 5 de la avenida Arequipa, no tan lejos del centro.
Al llegar a su destino, ya eran aproximadamente 600 personas las que protestaban contra el conflicto bélico. Diversas organizaciones sociales, movimientos juveniles y hasta los miembros de una iglesia evangélica nutrieron la movilización.
El congresista Javier Diez Canseco y el artista plástico, Víctor Delfín, también formaron parte de esta movilización. Alrededor de 100 efectivos policiales resguardaron la vivienda del embajador. Según una encuesta realizada por la Universidad de Lima, el 85% de los peruanos rechazaba el conflicto bélico contra Iraq.
En Lima hubo protestas en la fachada de la residencia del embajador norteamericano.
En Tacna, la colonia musulmana, integrada por unos 260 ciudadanos de Medio Oriente, no opinó sobre la guerra, pero uno de sus voceros anunció que hacía una semana se reunían para orar por la paz.
Los costos de la guerra, como siempre, fueron altos. Al final de esta, Estados Unidos perdió a cerca de 4.000 soldados, 30.000 combatientes fueron heridos. La guerra le costó a la mayor potencia mundial cerca de un billón de dólares.
El costo fue muy alto
Se calculó que entre 97.000 y 106.000 civiles iraquíes murieron hasta julio del 2010. Trece millones de iraquíes -en un país de 25 millones de habitantes- se vieron afectadas por escasez de agua durante las dos primeras semanas del conflicto. Solo en los primeros 21 días de la guerra murieron 11 periodistas. Estadísticamente un desastre.
El premio Nobel Mario Vargas Llosa estuvo en Iraq, entre el 25 de junio y el 6 julio del 2003, meses después de que las tropas americanas ocuparan Bagdad (9 de abril) y terminaran con el régimen de Saddam Husein. En Iraq se vivía la euforia y el caos. El escritor peruano lo describió de esta manera: “Iraq es el país más libre del mundo, pero como la libertad sin orden y sin ley es caos, es también el más peligroso”.
Ocho años, ocho meses, tres semanas y cuatro días después, se dio por terminada oficialmente la guerra, fue un 15 de diciembre del 2011. George W. Bush no era más el presidente de Estados Unidos y Saddam Husein estaba muerto.
Hoy se cumplen 10 años desde ese día en que todos despertamos aturdidos por el ruido de bombas y alarmas. Una pesadilla mortal.
(José Rojas Gutiérrez)
Fotos: Archivo Histórico El Comercio y agencias