La experiencia, el país y nuestros políticos
Hace 50 años, Bruce Henderson, fundador del Boston Consulting Group (BCG) descubrió el concepto de la “curva de experiencia”.
Este concepto indica que el precio y costo unitario de un producto o servicio debe bajar en un 10-30% conforme se duplica la producción.
¿Sabías que existe una relación entre nuestros políticos y este concepto?
A mayor producción, la caída en el precio y costo unitario se explica porque las empresas trabajan continuamente en reducir el costo de los insumos al reducir el desperdicio, al trabajar con sus proveedores en rediseñar sus insumos, y/o al ajustar los márgenes de sus proveedores. También trabajan en reducir los costos laborales asociados a la producción al simplificar y/o automatizar procesos. Finalmente, trabajan en reducir los gastos administrativos al achicar el número de supervisores requeridos, entre otras iniciativas.
He visto como este concepto se ha aplicado de manera exitosa en proyectos en el extranjero, así como en Perú. En particular, en logística, banca y fondos de pensiones. Funciona muy bien para explicar rentabilidades, ventajas competitivas, etc.
Pero, existe un concepto similar, el de curvas de aprendizaje, el cual no mide el costo sino la productividad laboral generada por tener mayor experiencia. Ambos conceptos, el de curvas de experiencia y de aprendizaje, nos demuestran es que, a mayor experiencia nos volvemos mejores en hacer aquello en lo que nos enfocamos.
¿Pero cómo podemos aplicarlo al sector público?
Vivimos una de las peores crisis, como consecuencia no solo de la pandemia. Uno de los principales malestares de la población gira en torno al calibre de las decisiones tomadas por nuestras autoridades electas, tanto en el poder ejecutivo central, como en el legislativo y las autoridades regionales. Hoy el péndulo se ha situado en el extremo de la no reelección de autoridades por múltiples razones (estabilidad de gobiernos electos, riesgo de dictaduras, etc.). Y esto, aunado a la falta de partidos políticos establecidos que puedan invertir en formar a sus candidatos, ha generado un circulo vicioso de candidatos con nula experiencia postulando a roles críticos como la elaboración de leyes, definición y ejecución de presupuestos, etc.
Es decir, al final de cada quinquenio perdemos toda la experiencia acumulada en esos 5 años previos. Lo cual hace que para el siguiente periodo tengamos congresistas, alcaldes, ministros, etc., que tienen que volver a aprender todo prácticamente desde cero.
El resultado lo hemos visto en este periodo con el pedido de vacancia presidencial, el cierre del Congreso y varios casos de corrupción, lo que se ha traducido en una progresiva reducción en nuestra tasa de crecimiento del PBI.
Es momento de debatir este problema y buscar alternativas para resolverlo. La reelección tiene sus riesgos, sobre todo a nivel presidencial. Pero, el girar dramáticamente al otro extremo nos ha llevado a contar con autoridades con nula experiencia, que toman pésimas decisiones que al final nos empobrecen moral y económicamente.