“Invitar a Trump sin avisar a Washington fue una cachetada”
Jorge Castañeda
Ex secretario de Relaciones Exteriores de México
Nací hace 63 años en Ciudad de México. Soy licenciado en Economía por la Universidad de Princeton y doctor en Historia Económica por la Universidad de París. Fui secretario de Relaciones Exteriores entre el 2000 y el 2003.
Por: Renzo Giner Vásquez (@SebGiner)
La carrera política de Castañeda está llena de giros. Empezó como parte del Partido Comunista Mexicano, publicó dos libros que lo llevaron a alejarse de esa esquina política y terminó siendo canciller de Vicente Fox, representante de la derecha mexicana. Estuvo de visita por Lima para un conversatorio con empresarios y políticos peruanos como parte de VIVA México 2016.
— ¿Cómo define su orientación política?
Entendiendo que la definición de izquierda que uno puede tener no es la que tienen otros. En América Latina, durante mucho tiempo ser de izquierda era sinónimo de ser incondicional de la dictadura cubana. Yo no lo he sido nunca, al contrario, he sido un crítico de esa dictadura desde hace más de 30 años. Si ese es el criterio que define ser de izquierda, no lo soy; si el criterio no tiene nada que ver con esa dictadura sino con las posturas que uno asume, pues creo que esa ha sido mi postura hasta ahora.
— Con usted como canciller, México votó por primera vez en contra de Cuba durante la Cumbre de DD.HH. de la OEA…
Los cubanos estaban muy enojados, la izquierda mexicana y parte del PRI también. Pero Fox y yo estábamos haciendo lo que considerábamos coherente. Habíamos luchado muchos años en contra del autoritarismo, las violaciones de los DD.HH., la ausencia de elecciones y la falta de libertad de prensa en México.
— ¿No fue criticado por llegar al Gabinete de Fox?
El objetivo principal en ese momento, en una lucha democrática en México, era sacar al PRI de [la Residencia Oficial de] Los Pinos o lograr un gobierno ideal. Para mí, el objetivo posible era sacar al PRI y solo se podía hacer con alguien como Fox, de centroderecha, que tranquilizara a los inversionistas, a los estadounidenses y a la Iglesia. No fue un gobierno perfecto, pero sacamos al PRI.
— ¿Cuál fue su mayor reto como canciller?
El 11-S. Ese día yo estaba en Lima con los demás cancilleres de la OEA –entre ellos Colin Powell– firmando la Carta de las Américas. Teníamos gran cercanía al presidente Bush y el Congreso de EE.UU., pero eso se vino abajo con el ataque a las Torres Gemelas. Pasamos a ser una preocupación menor.
— Ahora que menciona a EE.UU., ¿qué opina de la reunión entre Enrique Peña Nieto [EPN] y Trump?
Fue un desastre completo para México y Peña Nieto, un error histórico muy grave que puede tener consecuencias no solo a nivel de México, sino en EE.UU. y el mundo. Si, por desgracia para todo el mundo, Trump llegara a ganar y la inflexión ascendente de las encuestas estuviera en la visita a México, entonces como decía la revista “The Economist” en un artículo de Michael Reid: “El mundo le va a echar la culpa a Peña Nieto”. Espero que eso no suceda. Fue un error gravísimo, perfectamente evitable. La invitación a Trump sin avisar al Gobierno de Washington fue una cachetada.
— ¿Qué razones habría tenido EPN?
No sé exactamente en qué secuencia o con qué tiempo se dio, pero todo parece indicar que él temió que Trump ganara y que eso sería terriblemente nocivo para México. Pensó que debía adelantarse y establecer un contacto con Trump para tratar de limitar los daños en caso de una victoria. Esa idea que puede parecer buena era en realidad muy ingenua. Implicaba que se podía reunir con Trump y Hillary Clinton juntos o en dos días cercanos, que se podía negociar con Trump ciertos acuerdos y que él los cumpliría y que por el hecho de entrevistarse 40 minutos con él haría que ya no cumpla las políticas que prometió a su electorado si gana. Las implementará igual, con saludo de mano o sin él.
— Terminó pareciendo una burla al pueblo mexicano.
No solo eso, sino que ahora el que está enojado es Trump porque acusa a EPN de haber violado el acuerdo al que llegaron: no decir que se había discutido el tema de quién pagaría por el muro.
— ¿Qué consecuencias traería esta reunión?
La humillación mexicana, el golpe a la autoestima de una población que viene ya golpeada por muchos escándalos de corrupción, violaciones de los DD.HH., frivolidad gubernamental y 4 años de crecimiento económico muy mediocre. Las consecuencias tienen que ver con las cosas que ha prometido hacer: el muro, las deportaciones, reabrir el TLC con México y gravar las remesas. Ningún candidato ignora todas sus promesas, pero tampoco deja de cumplirlas todas. Cualquiera que cumpla Trump, así sea parcialmente, es muy dañina para México.
— ¿Cuál es el mayor reto para México en Relaciones Exteriores?
Evidentemente EE.UU. y el tema de los 6 o 7 millones de mexicanos sin papeles en ese país. Muchos de ellos corren el riesgo de ser deportados.
— Diversas organizaciones han denunciado que los migrantes centroamericanos viven una crisis similar en México. ¿Qué opina de eso?
En México hay una crisis de DD.HH. que afecta por igual a mexicanos y a migrantes. Con los mexicanos se da por la absurda guerra antidrogas, que es cara, sangrienta e inútil. Con los migrantes es por razones de extorsión.
— ¿Se refiere a la guerra entre cárteles?
No, a la del gobierno que empezó [Felipe] Calderón en el 2006. En México la violencia no generó la guerra; al contrario, la guerra generó la violencia.
— ¿Qué opina sobre la extradición de ‘El Chapo’?
No tiene sentido que México dé esa pelea. No la hemos dado con muchos narcos importantes que han sido extraditados a EE.UU. Ni con Osiel Cárdenas ni con los Arellano Félix. Hay que enviarlo cuanto antes, respetando el debido proceso. El problema ahora es que Obama quisiera que le entregaran a ‘El Chapo’ a él y ya no queda tiempo, ya son muchos agravios por parte de México hacia Obama.