La ciencia busca cómo eliminar los recuerdos
La posibilidad de borrar un recuerdo específico o, quizás, implantar uno nuevo pese a que realmente no lo hayamos vivido, son temas recurrentes en las historias de ciencia ficción o fantasía. Hace unos años, en la película “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” (2004), uno de los protagonistas va a una clínica para borrar todos los recuerdos relacionados con la mujer con la que acaba de terminar una larga relación. Hace una semana se estrenó “El vengador del futuro” (2012) (remake de la película del mismo nombre, pero de 1990). En la película, la empresa Rekall se dedica a implantar recuerdos de viajes o vacaciones en las memorias de sus clientes. ¿Pero es posible borrar un recuerdo en específico?
En el 2008 un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires pudo borrar en ratones recuerdos específicos.
“Hallamos que una proteína, NF-kB, participa tanto en el proceso de consolidación como en el de reconsolidación de la memoria. Esta proteína regula la expresión de genes necesaria para almacenar la memoria a largo plazo. Pero si se inyecta en el cerebro un inhibidor de este mecanismo luego de que el recuerdo fue evocado, se afecta la retención” de Buenos Aires, comentó a “La Nación” el doctor Arturo Romano, del Laboratorio de Neurobiología de la Memoria.
Según el estudio, que fue publicado en “The Journal of Neuroscience”, los científicos entrenaron ratones para aprender a evitar un estímulo que les generaba aversión; específicamente, los colocaban en un espacio sin luz cuando los sometían al estímulo.
Los científicos hallaron la proteína e identificaron los cambios en la zona del hipocampo, encargada de procesar las características del lugar donde ocurrió el suceso. Al inyectar en el hipocampo un inhibidor de la proteína, como resultado se interfería el recuerdo del animal.
“La memoria no es borrada del cerebro, sino que no se expresa. Esto podría significar un paso enorme en algunos trastornos en que un recuerdo patológico altera la vida cotidiana del afectado”, explicó el doctor Carlos Baratti, director del Laboratorio de Neurofarmacología de Procesos de Memoria de la Facultad de Farmacia y Bioquímica.
“La memoria del ratón, sencilla desde nuestro punto de vista, no solo puede ser interferida por manipulación farmacológica, sino también con otro nuevo aprendizaje”, agregó .
Adiós al miedo
Dos años más tarde, investigadores de la Universidad Johns Hopkins publicaron en la revista “Science Express” un estudio en el que se identificó y luego se eliminó una proteína del área específica del cerebro de ratones que se encarga de “imprimir” los recuerdos relacionados con el miedo o el temor en la memoria.
Esta vez, los investigadores crearon en los roedores un trauma vinculado con un sonido. Tras someterlos a la eliminación de la proteína, los ratones volvieron a escuchar el sonido pero ya no sintieron miedo.
“La posibilidad de borrar recuerdos de manera selectiva puede sonar a ciencia ficción. Pero esto podría ser aplicable, algún día, para el tratamiento de recuerdos asociados al miedo y que debilitan la vida de las personas, como el síndrome de estrés postraumático asociado con la guerra, violaciones u otras situaciones traumáticas”, explicó Richard L. Huganir, director de Neurociencias en la solo decía “de la universidad”. Se agregó el nombre. Verificar. itgUuniversidad Johns Hopkins, quien dirigiencabezó la investigación.
UNA MEDICINA PARA OLVIDAR
Hace tres años se conoció la aparición de una molécula bautizada como ZIP. ¿Su función? Eliminar por completo recuerdos concretos que se hayan reactivado en ese momento, sin importar que sean relacionados con el miedo, alguna situación placentera o un conocimiento espacial.
Según informó el diario español “El País”, la molécula ZIP actuó con éxito al inhibirendo la enzima cerebral PKM zeta. Sí, una vez más, en pruebas con ratones, aunque los científicos están confiados en que tendrían los mismos resultados en humanos.
Yadin Dudai, del Instituto Weizmann de Rehovot, Israel, aseguró al rotativo español que las memorias maduran s con el tiempo, como los órganos. Explicó que ese proceso es conocido como consolidación de la traza. “Hasta hace poco se le consideraba un fenómeno irreversible. Una vez consolidados, los recuerdos se consideraban estables y muy resistentes”, señala el diario.
La memoria declarativa archiva hechos, mientras que la memoria implícita archiva procedimientos, habilidades, ritmos y emociones. La molécula ZIP ataca solo a la memoria declarativa.
La investigación estuvo a cargo de expertos de la State University de Nueva York (EE.UU.) y del Instituto Weizmann de Rehovot (Israel). S y sus avances se publicaron en las revistas científicas como “Science”, “Learning & Memory” y “Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences”.
¿Si pudiera borrar algún recuerdo, cuál sería?