CASA Y MÁS
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Rosa Aguilar

Además de brindar un entorno acogedor, una chimenea es capaz de agregar una cuota moderna o rústica al ambiente, dependiendo del diseño de esta pieza. A las clásicas de leña, se suman las chimeneas a gas (propano o natural), que al igual que las primeras, requieren de un ducto para liberar el humo al exterior, el cual puede ir oculto dentro de un panel de drywall especial contra el fuego, o un muro de material noble.
“La ventaja de las que funcionan a gas, es que permiten disfrutar de las llamas encendidas, sin generar cenizas ni olores desagradables. No solo calientan los ambientes, también los deshumedecen. Un balón de gas de 10 kilos puede durar hasta 6 horas encendido”, señala la diseñadora de interiores Chaska Roman, de Rotonde.

Escena cálida
Encontrarás además las que usan etanol o bioalcohol como combustible, esta última hecha con residuos de caña de azúcar y cebada. Son piezas versátiles, puesto que no necesitan de un desfogue. “Existen las empotradas a la pared, suspendidas del techo y las portátiles. La duración del encendido dependerá del tamaño del quemador, uno de 2 litros puede durar entre 4 y 5 horas”, señala Robert Arana, de Decoflama.
Esta alternativa es la más apropiada para estancias reducidas, ya que al no necesitar ningún tipo de instalación extra, es posible colocarlas sobre mesas de centro, de comedor, una consola, un pedestal o colocarlas al interior de hornacinas de concreto.
Los diseños más modernos ayudan a aprovechar el espacio. En uno amplio, pueden convertirse en una pieza focal, al optar por las de diseño colgante o empotradas en un muro largo. Incluso hay chimeneas que son perfectas para separar ambientes. Por ejemplo, algunas cuentan con una cubierta de cristal resistente a las altas temperaturas, que permite apreciar la llama a través de sus dos caras. Otra tendencia son las chimeneas eléctricas con pantalla LED, las cuales simulan las llamas con total realismo.

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