Tu casa debe llevar tu personalidad, tu estilo. Si no te sientes a gusto con uno solo, ¿Por qué no mezclar algunos de ellos en tu espacio? Aquí te damos algunas pautas para empezar:
- Pierde el miedo, atrévete a combinar esos objetos que te encantan y que quizá no tienen que ver uno con otro. Una vez puestos en tu casa verás de cerca el resultado y decidirás si se quedan o se van, pero vale la pena el intento.
- Para saber qué colores colocar, puedes valerte de un moodboard que no es otra cosa que una pizarra en la que puedes mezclar retazos de tela o fotos que te ayuden a saber cómo quedan tus dos colores favoritos juntos y puedes crear tu propia paleta de colores.
- Si ese mueble que tanto te gusta no va con la decoración que has elegido, cámbiale la cara. Modifica su acabado, restáuralo, tapízalo, pégale viniles, déjate llevar por tu imaginación.
- Elige un foco de atención. ¿Cuál es tu objeto favorito en toda tu casa? ¿Puede ser esa mesa que compraste en el mercado de Surquillo y que recuperaste dándole un acabado distinto? Pues entonces, haz que resalte y sea el eje de tu espacio.
- Esos tapices del sillón, la alfombra de la sala, las cortinas en las ventanas, tienen su propio estilo y te permitirán añadirle sobriedad o alegría a tu espacio. Hay una infinidad de opciones, tu trabajo será encontrar una que te alegre ver todos los días.
- No te olvides de las plantas. Si te gusta cuidarlas, un buen ramo de flores en tu mesa de comedor o de centro le dará vida a tu espacio. Si por el contrario, no sueles prestarles mucha atención, opta por suculentas en repisas o en tu balcón.