La llegada del COVID-19 al Perú obligó a las autoridades a tomar medidas estrictas que impactaron con fuerza a pequeños empresarios que vivían de ventas diarias y que vieron frenados gran parte de sus ingresos.
Para ellos no ha sido nada fácil, sin embargo, hay historias de perseverancia que esta pandemia esconde. Conversamos con emprendedores del distrito de Comas, quienes nos cuentan sus testimonios y las dificultades que han tenido que pasar ante esta crisis.
Apostando por lo nuevo
Edith Espada se enfermó de COVID-19, pero ello no fue impedimento para sacar adelante su negocio: la librería Bazar. “Antes de la pandemia solía tener muchas ventas, ahora por la pandemia mis clientes y las ventas del día a día han ido disminuyendo”, manifestó Espada.
Contra la adversidad, esta empresaria implementó las medidas de bioseguridad para su negocio, y también desplegó una estrategia en redes sociales para llegar a más clientes. “Gracias a las redes mi negocio tiene mayor clientela y se ha vuelto más exitoso”, dice Espada.
Agrega que quiere motivar a otros emprendedores a seguir luchando por la prosperidad de sus negocios y que se den cuenta que nada en la vida es imposible. “No debemos de tener miedo a equivocarnos. Siempre debemos tener confianza en nosotros mismos y en lo que queremos lograr”, manifiesta Espada.
El uso de las estrategias digitales
La realidad de estos emprendedores es diversa, pero los une el afán por emprender. Este ha sido el caso de Arnold Ortiz Lara, quien ante la dificultad económica familiar, logró crear un negocio.
“Antes de comenzar mi negocio tuve que ahorrar mucho para cubrir los gastos, también me hice préstamos para poder impulsar este proyecto. Con la ayuda de mi novia planteamos ideas y elegimos el rubro que a futuro sería más rentable”, precisa Ortiz.
Según el empresario la coyuntura no ha sido nada fácil, pues la pandemia hizo bajar su clientela del negocio. Pero una parte de estos clientes ha seguido llegando. Según Ortiz, son claves las nuevas estrategias digitales que emplea en su nuevo negocio. “Accedimos a las redes sociales, realizamos historias y publicaciones para hacer conocidos nuestros productos; incluso tuvimos presencia física a través de volantes, pero fue más a través de la tecnología”, explica Ortiz.
“Nada en la vida es imposible”
También resalta la historia de Claudia Rivera, una adolescente comeña que para solventar los gastos familiares siguió ayudando a su mamá en un negocio de comida rápida que hace más 30 años realizan.
“Con la ayuda de mis hermanos, comenzamos a vender por delivery. Tuvimos que realizar una charla familiar para llegar a un acuerdo de cómo seguir con el negocio”, cuenta Rivera. Tras ver la gran acogida del negocio, Rivera lanzó su propio emprendimiento de postres.
“En casa me gustaba preparar postres para mi familia y siempre me comentaban que sería bueno venderlos. Utilicé WhatsApp y Facebook. Creé una página llamada Dulces Riverita para generar clientela. Con la ayuda de mi familia todo fue más fácil”, declara Rivera. “Quiero decirles a todos los emprendedores que no se rindan, y que salgan adelante a pesar de los obstáculos”, añade la joven empresaria.
Estas tres historias son claros ejemplos de perseverancia y dedicación que puede encontrarse alrededor del país. Y estos emprendedores, sin duda, son el motor y motivo del distrito de Comas.