El cumplió y goleó 4-0 en el campo del Maccabi Tel Aviv, donde venció gracias a su eficacia a balón parado, aunque el triunfo del Dinamo de Kiev en Porto le obliga a jugarse la vida en la última jornada de la ante el conjunto luso en Stamford Bridge.

La continuidad en el torneo del conjunto de Jose Mourinho se jugará, por lo tanto, ante su ex equipo, al que coronó campeón continental en la campaña 2003-04. No hizo grandes cosas el Chelsea ante el Maccabi, el peor equipo de la competición por números. Es el único que ha perdido todos sus partidos y, aunque es un bloque animoso, no le da para mucho más.

El cuadro de Mourinho controló prácticamente siempre y aunque no hubo mucha claridad y fluidez en su juego le fue suficiente para llevarse la victoria que, de no haber ganado el Dinamo de Kiev en Do Dragao, le habría supuesto la clasificación.

Gary Cahill abrió la cuenta para el Chelsea a los veinte minutos al aprovechar un rechace del portero y el palo a un remate propio, a la salida de un córner, y remató el choque el brasileño Willian a los 73 con un magnífico lanzamiento de falta directo.

El Maccabi Tel Aviv se había quedado en inferioridad a cinco minutos del descanso debido a la expulsión de Tal Ben Haim por una dura entrada al hispano-brasileño Diego Costa, lo que mermó su capacidad y de no haber sido por alguna buena intervención del meta serbio Predrag Rajkovic el marcador podría haber sido más amplio.

El también brasileño Oscar, titular junto al belga Hazard, encontró el premio a su trabajo al rematar de cabeza un medido envío desde la izquierda del ghanés Abdul Baba Rahman (m.77), y el francés Kurt Zouma, que reemplazó al lesionado John Terry, completó en la prolongación a la salida de otro córner el resultado, el mismo que logró en la ida en Londres.

Triunfo claro a la postre para el Chelsea de Mourinho en un partido de una sola dirección, de dominio claro pero no convincente. Lo peor para sus intereses es que aún se la debe jugar ante el Porto.

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