Los Mossos d’Esquadra, la policía autonómica de Cataluña, han diseñado un dispositivo con 3.000 efectivos, incluyendo seguridad privada, para el Barcelona-Real Madrid del 18 de diciembre, en el que el “peor escenario” sería la invasión del campo por parte de la plataforma independentista Tsunami Democràtic, una “situación extrema” que no contemplan como “probable”, aunque sí “posible”.
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Así lo ha anunciado en rueda de prensa el comisario jefe de los Mossos d’Esquadra, Eduard Sallent, que ha detallado que los Mossos establecerán un cordón de seguridad que activarían en dos fases, primero desde la mañana en un perímetro más alejado del Camp Nou, para garantizar la llegada de jugadores y árbitros, y otro para evitar que las concentraciones convocadas por Tsunami en los aledaños del estadio impidan el acceso del público.
Sallent ha apuntado que el "peor escenario" que se encontrarían en el interior del estadio sería una eventual invasión del terreno de juego por parte de independentistas, si bien ha resaltado que la plataforma anónima Tsunami Democràtic ha trasladado que no tiene la intención de interrumpir el partido, por lo que entienden que no debería producirse ninguna acción que lo comportara.
“Uno de los escenarios más complejos sería una invasión del campo, una situación extrema que no contemplamos como probable pero sí posible”, ha indicado Sallent, que ha destacado que los Mossos, que coordinan el dispositivo, han diseñado medidas para dar respuesta a esta eventualidad, en la que sería la seguridad privada del club azulgrana la que debería intervenir inicialmente para “recuperar la normal situación” en el terreno de juego.
Los Mossos, que activarán a más de mil agentes de varias áreas, intervendrían en el interior del estadio si la situación se volviese “especialmente grave”, según Sallent, que ha destacado que han mantenido una fluida comunicación con los responsables de seguridad del Barcelona, del Real Madrid, de LaLiga y de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), en este caso sobre la seguridad de la comitiva arbitral.
El partido, de la décima jornada de la liga española, debía haberse disputado el pasado 26 de octubre, una fecha en la que se registraban distintas protestas en las calles de Barcelona en contra de la sentencia que condenó a los líderes del proceso soberanista catalán. La RFEF aplazó el encuentro por causas excepcionales. El dispositivo de seguridad para el clásico se ha diseñado para poder dar una respuesta “rápida y adecuada” a los distintos escenarios.
Cuando se acerque el inicio del partido, que arrancará a las 14:00 horas (hora peruana), el cordón se centrará en los accesos del estadio, para garantizar el acceso del público e impedir que “haya algún tipo de enfrentamiento entre personas con ideología opuesta” y también para evitar que la convocatoria de Tsunami “impida el normal acceso a las personas que van a ver el partido”.