El fútbol es y termina siendo una parábola de la vida. Vas a perder más de lo que puedes ganar, aunque seas el más exitoso. Lo colectivo termina siendo más importante que lo individual, por más que algunos crean gestas épicas alrededor de solo un héroe. Todo protagonista necesita buenos actores de reparto. Hasta Lionel Messi.
Lionel se ha caído varias veces. Perdió la final de la Copa América en el 2007, 2015 y 2016. También perdió el partido por el título en el Mundial de Brasil 2014. Pero no se rindió. Aunque se haya tenido que pintar el cabello luego de la Copa Centenario cambiando de look como un significado estructural más que subliminal. No era solo un corte, no era solo un tinte. Era una expresión, un mensaje. Messi quiso, aunque sea por un momento, ser otra persona. Alguien que no había caído en tres finales consecutivas.
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Pero Messi se supo reponer de la derrota y regresó para seguir gritando goles e ir tumbando récords. Máximo goleador de Argentina, jugador con más partidos con la albiceleste, futbolista que más veces disputa una Copa América (6) y se convertirá este domingo en el jugador con más partidos en el torneo continental (34) junto al chileno Sergio Livingstone. Lionel es la rutina de lo extraordinario. El jugador más influyente de la Copa, con 4 goles y 5 asistencias, todavía tiene cuentas pendientes. Está a solo un gol de igualar los 77 goles de Pelé en selección y a cuatro de ser el máximo anotador en la historia del torneo continental.
Contrastado eternamente con Maradona, los argentinos viven obsesionados más por comparar a Lionel con Diego que disfrutar lo que puede hacer la ‘Pulga’ dentro de la cancha. Si hizo un gol igual, si celebró parecido, si arengó con las mismas palabras. Quieren que sea un ‘remake’ y se olvidan que él es original. Todo lo que ha hecho Maradona parece más épico porque levantó la Copa del Mundo 1986. A Messi solo le falta gritar campeón. Es la última obsesión que tiene: hacerlo con su selección.
Ganar, para Messi, tiene un significado más profundo que cargar una copa y ponerse la medalla. Para entender a la ‘Pulga’ hay que retroceder hasta su niñez. En la biografía que hizo Leonardo Faccio, se detalla que antes de una final con Newell’s, se quedó encerrado en el baño de su casa. Gritaba, pero no había nadie. El partido ya había empezado y estaban perdiendo. Al final, como de los rivales, también pudo escaparse. Llegó y cambió el partido con sus goles para ser campeones del torneo. ¿El premio? Bicicletas para todos los niños.
En la biografía de Leonardo Faccio sobre la ‘Pulga’, Juan Sebastian Verón relataba cómo no podía articular una arenga en el camarín previo a un partido en el Mundial 2010 cuando Diego Maradona decidió darle la cinta. No le incomodaba el liderazgo sino empujar al resto con palabras con solo 23 años. El ‘Pelusa’ buscaba un espejo, pero el reflejo no fue el mismo. No todos tienen la misma personalidad, a veces solo hay que esperar.
La edad aparece como respuesta también. Si dicen que a los 30 es el pico de rendimiento futbolístico (una teoría sin comprobar), los 34 para él puede ser de la madurez. Más eufórico, más ‘Maradoniano’ para los amantes de las comparaciones. Ahora a los rivales les grita: “Baila ahora, dale. Baila”, le decía a su excompañero del Barza Yerry Mina. Más trasgresor también. La Copa América pasada fue sancionado por decir que la Conmebol era corrupta, después de ver la roja tras pecharse con Gary Medel.
No sé quién le podría decir a Messi que es ‘pecho frío’, como varias veces se hizo, después de verlo jugar más de 30 minutos con el tobillo sangrando después de una patada criminal de Fabra. Y luego pateando un penal imposible de atajar. “Estoy ilusionado más que nunca porque jugamos una final más. Siempre digo que lo que más quiero es ganar un título con la Selección”, dijo Messi después de clasificar a su quinta final con la selección absoluta. Ha perdido las cuatro anteriores, pero lo va a seguir intentando.
Como dice el escritor mexicano Juan Villoro: “Lionel Messi sigue jugando para conseguir la bicicleta”. Esta ahora, en lugar de dos ruedas, tiene la forma de la Copa América 2021.
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