La eficacia que tiene de cara al arco rival y su producción goleadora es tan elevada que no hay arquero que pueda detenerlo. Las estadísticas de Robert Lewandowski son de un verdadero ‘killer’ del gol. En apenas cuatro meses (la temporada 2019-20 en Alemania se inició en los primeros días de agosto), el polaco ha conseguido 31 goles (27 con el Bayern Múnich y cuatro con la selección de Polonia) en 26 partidos. Haciendo cuentas rápidas: marcó un tanto cada 70,6 minutos. No da respiro alguno a sus rivales.
El último martes Belgrado, la capital de Serbia, fue testigo de la más grande gesta de un delantero en la Champions League. Robert necesitó solo 14 minutos (del 53 al 67) para marcar el póker de goles más rápido en la historia de la competición. Al final, el Bayern terminó goleando 6-0 al Estrella Roja.
Se van jugando cinco fechas de la Liga de Campeones y el atacante polaco, que a inicios de marzo de este año superó a Claudio Pizarro como el máximo goleador extranjero de la Bundesliga (hoy tiene 218 conquistas), ya lleva diez festejos. Dos por partido. Además, se puso a un tanto de Karim Benzema, quien se ubica en el cuarto lugar de la tabla de artilleros en la historia de la competición con 63 goles. Además, lleva 16 en la liga alemana, uno en la Copa de Alemania y cuatro por las Clasificatorias a la Eurocopa 2020.
“Debo admitirlo, soy un adicto a los goles”, se confesó a través de su cuenta de Twitter luego de su hazaña conseguida. Su ‘adicción’ para nadie era un secreto y que lo acepte es una mala noticia para los porteros rivales.
Una vida llena de lucha
Robert Lewandowski, a sus 31 años, vive el mejor inicio de temporada de su carrera profesional. Sin embargo, no siempre estuvo rodeado de celebraciones y abrazos. Su vida, como la de otros futbolistas exitosos, tuvo brechas y momentos en los que la idea de dejar el balón era una opción.
Tenía 17 abriles cuando su padre dejó de existir repentinamente a los 49 años. La noticia pegó tan fuerte en él que tiempo después se lesionó. En ese entonces (2006) jugaba en el Legia Varsovia y el club en lugar de respaldarlo decidió darle la espalda. “Fue un año duro. Mi padre se había ido y tuve que crecer muy rápido. No sabía qué hacer con mi vida. Pensé: No puedo rendirme y aceptarlo. Decidí luchar”, recordó hace poco en una entrevista.
“Sus piernas parecían palos y cuando llevaba la pelota parecía que se iba a partir por la mitad. Le dije que comiera panceta”, señaló en una oportunidad Krzystof Sikorski, entonces entrenador del Legia.
En la temporada 2006-07, Lewandowski pasó al Znicz Pruszków, un pequeño equipo polaco que jugaba en la Tercera División en aquella campaña. Marcó 15 goles, fue el máximo artillero del torneo y ayudó en el ascenso del club. En la siguiente temporada anotó 21 tantos y volvió a liderar la tabla de goleadores, esta vez de la Segunda División.
Sus 36 goles llamaron la atención de clubes como el Sporting Gijón -que acababa de ascender a la Liga Española después de una década-, Zaragoza y Tottenham, pero ninguno quiso invertir los 5 millones de euros exigidos.
Fue entonces que el Lech Poznan decidió apostar por él. Robert llegó a uno de los cuadros más tradicionales de Polonia que tenía en su plantel a dos peruanos: Anderson Cueto y Hernán Rengifo. Henry Quinteros no llegó a compartir vestuario con el delantero, ya que regresó a Alianza Lima al finalizar la temporada 2007-08.
Su debut en el Lech fue por la clasificación para la Europa League, en la primera ronda, ante el FK Khazar Lankaran de Azerbaiyán. Entró como suplente y anotó el gol de la victoria. En su estreno liguero ante el GKS Belchatow también ingresó desde el banco y anotó a los 4 minutos. Desde ya daba indicios de su ‘vicio’. Al final de la temporada terminó como segundo en la tabla de goleadores. Ya en la segunda campaña marcó 18 goles, fue el máximo anotador, y su equipo fue campeón de la liga polaca.
Abrirse paso en Alemania, una tarea nada fácil
Robert había pasado los primeros escollos que la vida y el fútbol le habían puesto: maduró obligatoriamente por la muerte de su padre, superó las burlas de sus propios compañeros por ser considerado debilucho en el Legia y el desamparo del propio club ante una lesión. Pero no serían los únicos.
En junio del 2010, Lewandowski salió de su país por primera vez para no volver más. El Borussia Dortmund de Jürgen Klopp (actual técnico del Liverpool) lo fichó por 4,5 millones de euros. En el conjunto del oeste de Alemania ganó dos Bundesligas consecutivas, una Copa y otra Supercopa de Alemania (todas arrebatadas al Bayern Múnich), y llegó a la final de la Champions League. Aunque su comienzo no fue nada feliz.
El entrenador lo había convocado para ser pieza de recambio del argentino-paraguayo Lucas Barrios pero no tenía peso en el andar del equipo, y hasta sus hinchas comenzaron a llamarlo “Chancentod” (desperdiciador de ocasiones). La prensa alemana no entendía para qué lo habían contratado. Parecía muy frágil para el fútbol de ese país. “Me esperaba más juego, más goles, y que aguantara mejor el contacto. No está en su nivel”, llegó a decir Klopp, poco habituado a ventilar esta clase de críticas a sus jugadores.
Robert no se rindió y llegó a entrenar hasta seis horas al día en el gimnasio para ganar masa muscular. Su delgada contextura era un problema que arrastraba desde Polonia y que reflejó en su tesis de licenciatura de Educación Física y Deporte, cuando prefirió contar su propio caso para graduarse por la Wyzsza de Varsovia y luego volvió a contar en su libro autobiográfico “Mi verdadera historia”.
Su persistencia y su fe inquebrantable le hicieron rendir a pleno en sus siguientes temporadas con el Dortmund. Fue goleador, figura y referente. En la temporada 2012-13, en que llegaron a la final ante el Bayern (terminaron perdieron por 2-1), Lewandowski marcó 10 goles en 13 partidos. Cuatro de ellos se los anotó al Real Madrid en la semifinal de ida. Esa misma campaña llegó a convertir en doce partidos consecutivos de la Bundesliga.
Su nivel hizo que clubes como el propio Real Madrid se interesaran en él, pero el delantero prefirió aceptar la propuesta del Bayern y el 9 de julio del 2014 fue presentado en el equipo bávaro. De esa fecha a la actualidad, han pasado cinco años y Robert Lewandowski ha pagado con goles cada centavo invertido: lleva 218 en 259 encuentros.
Nunca pudo ganar la Champions League o algún torneo internacionales (con el Bayern lleva cinco Bundesligas, dos Copas de Alemania y tres Supercopas). Esta temporada, a pesar de la inestabilidad del club, él está haciendo méritos para levantar de una vez por todas la ‘Orejona’.
En la misma mesa de Messi y Cristiano
“No puedes marcar en cada partido, solo si te llamas Robert Lewandowski. Actualmente está en la misma categoría que Cristiano Ronaldo y Lionel Messi”, señaló a principios de noviembre el internacional alemán del Leipzig, Timo Werner, y el polaco le da la razón con cada gol.
De hecho, hay un dato del estadístico español Míster Chip que compara a Lewandowski con el mejor Lionel Messi. Robert lleva 31 goles en los primeros cuatro meses de la temporada 2019-20. A estas alturas, pero de la campaña 2011-12 en la que marcó 81 tantos con el Barcelona y Argentina, Leo llevaba 27 celebraciones.
En el fútbol actual no debe existir mejor sinónimo de gol que Robert Lewandowski. Él se encarga de hacer festejar a todos.