Alianza Lima: análisis de la derrota con goleada ante Huracán
Alianza Lima: análisis de la derrota con goleada ante Huracán
Redacción EC

Mérito de Huracán, demérito de . El campeón de la Copa Argentina dejó en el camino a Boca Juniors, Estudiantes de La Plata y Rosario Central vino de paseo a Lima. Lo dijo bien Daniel Arcucci, periodista argentino del diario "La Nación". Alianza no fue ninguna amenaza, ni siquiera anímica, para el conjunto de Néstor Apuzzo. Goleó 4-0 en Matute y este es un análisis de algunos puntos del partido de los íntimos:

Errores defensivos. Alianza defendió mal ante Huracán. Básicamente por tres motivos. El primero: los errores individuales. Araujo falló en la marca de Toranzo en el tercer gol y hubo descoordinación –o  ‘blooper’– en el segundo tanto. El segundo: la repercusión que genera el error en un sector del campo diferente al defensivo. En el primer tanto, Albarracín perdió el balón en la mitad de la cancha y Huracán aprovechó para abrir el marcador. En esta jugada estuvo el tercer motivo: el funcionamiento defensivo. Al perder la pelota, quedaron tres jugadores de Huracán contra dos centrales de Alianza. Los laterales íntimos, desprendidos, no volvieron rápido –en la imagen se ve a Trujillo trotando hacia el área–. En síntesis, hubo más futbolistas del rival que los propios en un sector incómodo de la cancha para cualquiera. Defender en igualdad de número supone un riesgo. En desigualdad, un suicidio. Alianza empleó muchos hombres en ataque, pero desatendió obligaciones defensivas. Le costó recomponer su montaje defensivo cuando la perdió porque no empleó los hombres suficientes para recuperarla rápidamente.

Posiciones fijas. A los íntimos se les reconoce el hecho de haber salido de arranque a protagonizar. El equipo priorizó tener más tiempo la pelota que corriendo detrás de la misma, pero le hizo falta un factor indispensable de la buena posesión: el desmarque. Sin este elemento, el avance del ataque –de ningún equipo– no tiene fluidez. Huracán no sufrió atrás por un motivo: los jugadores de Alianza se mantuvieron siempre en sus posiciones fijas, sin movimiento. Eso facilitó la tarea defensiva de Huracán. La formación de las líneas ‘grones’ era evidente para el rival. No hubo desplazamientos de distracción que descompensaran la defensa rival. Quien tenía la pelota, tocaba con el compañero inmediato. Y así en todos los casos. El resto miraba. Sin estos requisitos que tienen que ver con la posesión, era imposible que Alianza genere sorpresa en ataque. Ni siquiera tuvo al futbolista que tomara la bandera y solucionara estos problemas con la acción inesperada. Parecía que para anotar, el rival tenía que equivocarse.

El entrenador. Guillermo Sanguinetti es uno de los responsables del funcionamiento de Alianza. Sí, pero no porque haya propuesto un camino diferente respecto al que utilizó en el Torneo del Inca del 2014, sino porque este nunca se recorrió.

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