“¿A quién le conviene más el punto? Definitivamente a los de Ate. La urgencia hace que todo aporte sea oro. Alianza, en cambio, preserva un triunfo moral: si el empate les sabe a derrota es porque hoy son dominantes”. (Foto: USI)
“¿A quién le conviene más el punto? Definitivamente a los de Ate. La urgencia hace que todo aporte sea oro. Alianza, en cambio, preserva un triunfo moral: si el empate les sabe a derrota es porque hoy son dominantes”. (Foto: USI)
Jerónimo Pimentel

Los clásicos no suelen ser buenos partidos, pero compensan con intensidad aquello que pierden en precisión. Más aun en estos momentos en los que ambos equipos están intervenidos y no tienen mucho margen para cultivar preciosismos.


Universitario es el conjunto que peor ha lidiado con la quiebra: hasta la semana pasada no podía contratar, posee una plantilla limitada, lucha por no descender, su principal acreedor no muestra deseos de negociar la deuda con las iniciativas que buscan pagarla (como ha dejado claro Aldo Miyashiro) y ni siquiera puede jugar de local en su propio estadio. Ello, sin embargo, ha movilizado a la reserva moral del club: a los hinchas. Fue conmovedor ver a más de 20 mil aficionados en el Estadio Nacional ante el Boys hace unos días. Lo del último sábado fueron palabras mayores.


Alianza Lima, en cambio, ha logrado mayor estabilidad dirigencial y deportiva. Bengoechea tiene un buen tiempo ya en el equipo victoriano y ha logrado imponer un estilo antihistórico pero efectivo: conservador, pragmático, vertical. Se nutre de una buena combinación de extranjeros (Affonso), veteranos (Cruzado, Ramírez, Butrón) y jóvenes (Fuentes), y debería competir por títulos este año. No es poco como resultado de una administración temporal.


La colisión de ambos conjuntos, sin embargo, mostró visos de paridad. Fernández subió su nivel, Schuler tuvo uno de los mejores partidos de su vida y Corzo mantuvo la idea, tan apropiada por el equipo crema, de que es posible remediar con temperamento lo que no se puede con técnica. La figura de la ‘U’, sin embargo, fue Arquímedes Figuera, un jugador de nivel regional que se merece un mejor torneo que el peruano. En deuda quedaron Chávez y Benincasa, quienes no tienen recursos para ser titulares en un equipo con aspiraciones, así como Páucar y Siucho, aún en formación.


Para los rivales, Butrón sacó dos pelotas de gol, Hohberg fue una amenaza constante y Affonso mostró las clásicas virtudes de los ‘9’ de área: servir de referencia, pivotear y anotar goles. En el córner que le dio ventaja a Alianza no tuvo ni que saltar para superar a Corzo. Sin embargo, al declinar la posesión con el marcador a favor, Bengoechea resignó la posibilidad de aprovechar su superioridad ofensiva y mostró la vulnerabilidad de su línea más débil, aquella conformada por Guidino, Duclós, Riojas y Cotrina. Ahí todo se emparejó. El partido se trabó y primó cierto desorden que se convirtió en un ida y vuelta, lo que a la postre dejó la paradójica impresión de que entre los punteros y los coleros, en el torneo peruano, no existe tanta diferencia. Una viveza de Vásquez bastó para dejar todo en tablas.


¿A quién le conviene más el punto? Definitivamente a los de Ate. La urgencia hace que todo aporte sea oro. Alianza, en cambio, preserva un triunfo moral: si el empate les sabe a derrota es porque hoy son dominantes.

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