Claudio Pizarro es el goleador histórico del Werder Bremen. (Foto: Werder Breman).
Claudio Pizarro es el goleador histórico del Werder Bremen. (Foto: Werder Breman).
Pedro Canelo

A Claudio Pizarro le han hecho un pasillo de saludos y homenajes luego de confirmarse su salida definitiva del Werder Bremen. Se va con el récord, a simple vista inalcanzable en el corto plazo, de 104 tantos anotados en 206 partidos de Bundesliga. Es el goleador histórico de los verdes. Apareció como ‘jugador revelación’ en el 2000 y se fue 17 años después con los galones de un veterano heroico con casi todas las batallas ganadas. Aún sin anunciar una fecha de retiro, Pizarro ha recibido una oferta del Fortuna Düsseldorf de la Segunda alemana. Ese club con nombre de bienaventuranza, podría ser el mejor cierre para una auténtica riqueza de reconocimientos y marcas registradas.


Haría bien Pizarro en sincerar sus intenciones de terminar su carrera en el fútbol europeo. De todos los futbolistas peruanos con éxito en el extranjero en los últimos años, el ‘Bombardero’ ha sido el más cauteloso para proyectarse en tiempo futuro. Tanto Jefferson Farfán como Paolo Guerrero han anunciado que desean volver a Alianza Lima al menos en la última temporada de sus carreras. En cambio, el ex capitán de la selección siempre ha dejado puertas abiertas para cualquier posibilidad que se presente en el camino. Nunca fue enfático, como para no apagar la ilusión del más fiel hincha aliancista que desea verlo aunque sea en un clásico más vestido de blanquiazul en el césped de Matute.

Es el momento ideal para que Claudio Pizarro tome una decisión histórica en el último tramo de su vida como futbolista. O vuelve ahora a La Victoria o ya será muy remoto imaginar eso dentro de dos o tres años. Si acepta alguna propuesta como la del Fortuna Düsseldorf, lo más probable es que los íntimos tengan que esperar en adelante a diciembre de cada año, en el Día del Hincha Blanquiazul, para reencontrarse con Pizarro en la cancha del Alejandro Villanueva. Y así quedará registrado que su último partido oficial con Alianza Lima fue en aquel agosto de 1999 ante Sporting Cristal. Sin opción mínima al ansiado retorno durante la llamada segunda juventud de algunos futbolistas.

Si Claudio Pizarro desea darle un aire extra a su trayectoria en Alianza Lima, tiene que ser ahora. Por la actualidad física y deportiva que vive él, y por la necesidad del mismo club de tener un ‘9’ con jerarquía para sacar adelante esta temporada y ganar ese título nacional esquivo hace más de diez años.

Ahora o nunca, Claudio. Porque el fútbol peruano quizá sea el más precario del continente, pero tampoco puede convertirse en un cementerio de futbolistas inactivos, lesionados y con sobrepeso que más están para un partido de gimkana entre padres de familia antes que disputar un torneo profesional. Pizarro todavía puede hacer la diferencia en el torneo local, pero ya está al límite. Ese reloj no es de arena, corre veloz y no va a perdonar.

Pizarro no puede arriesgarse a que se repita con él la historia última de Juan Manuel Vargas en Universitario. Hay que volver en buenas condiciones. Hacer lo contrario es arriesgar el prestigio y hasta el recuerdo que puede dejar.


El último Pizarro que veamos, si es que regresa, tiene que despedirse haciendo ese saludo militar de soldado con misiones cumplidas como en aquel 1999. No como un desgastado pelotero que se resiste al adiós hasta que aquellos que tanto lo idolatraron lo inviten a irse a una liga de fútbol máster.

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