Sporting Cristal cayó 2-0 ante Godoy Cruz y quedó el borde de la eliminación en la Copa Libertadores. Con esto, serían 16 años que el club celeste no puede acceder a los octavos de final del torneo. ¿Pero por qué este plantel no puedo reescribir la historia?. (Foto: AFP)
Sporting Cristal cayó 2-0 ante Godoy Cruz y quedó el borde de la eliminación en la Copa Libertadores. Con esto, serían 16 años que el club celeste no puede acceder a los octavos de final del torneo. ¿Pero por qué este plantel no puedo reescribir la historia?. (Foto: AFP)
Redacción DT

Por: Kenyi Peña Andrade

El torneo Descentralizado se ha convertido en un parque de diversiones para Sporting Cristal.
El cuadro rimense ha logrado nada menos que cuatro títulos nacionales y un subcampeonato en los últimos siete años. Ahí arrasa, se divierte, lo disfruta. No pasa apuros, y hasta uno diría que se pasea. Sin embargo, la Copa Libertadores es su gran deuda a saldar, una tarea pendiente que comparte con los otros clubes nacionales. Hace 16 años que los celestes no han podido superar la zona de grupos y esta copa a los cerveceros ya no los embriaga de alegría. Sirve para curar las penas.


De tantas participaciones acumuladas en la última década, me atrevería a decir que tan solo es una felicidad pasajera para los hinchas. Nada comparado a lo que podría significaría para ellos hacer una buena campaña a nivel internacional. El último martes, por ejemplo, esta versión celeste 2019 quedó al borde de la eliminación al caer 2-0 ante Godoy Cruz en Argentina. ¿Cuáles son las razones por las que este equipo tampoco pudo cambiar la historia?

1) No hubo proceso.
Cuando se contrató a inicio del año pasado a Mario Salas como el flamante técnico de los rimenses, se pensó en un proceso. El chileno calzaba a la perfección con el perfil que buscaba en los últimos años la dirigencia del Rímac: seriedad, que utilice a chicos de las divisiones menores, alma de formador, y de una filosofía futbolística ofensiva. Y vaya que dio en el clavo. Aquel equipo no solo desplegó el mejor fútbol del torneo del año pasado, sino que salieron campeones apabullando a Alianza Lima en la final. Pero el sinsabor vino después.

Mario Salas encajó a la perfección en lo que pedía la directiva de Cristal. (Foto: AFP)
Mario Salas encajó a la perfección en lo que pedía la directiva de Cristal. (Foto: AFP)

A pesar de tener un año más de contrato, el ‘Comandante’ abandonaba a sus muchachos por una jugosa oferta del Colo Colo de su país. Esto fue difícil de evitar por dos razones principalmente. Primero, Salas es ídolo en el ‘Cacique’ y hay un motivo estrictamente romántico para que haya hecho las maletas. Segundo, ningún club peruano, ni siquiera Cristal, puede pelear económicamente con el mercado chileno para retener a algún técnico o jugador.

Con esto, los 12 meses en los que Salas convivió con el equipo se esfumaron. Eso incluye el conocimiento futbolístico y humano sobre los jugadores del plantel, su cuaderno de apuntes sobre errores y virtudes tácticas, y la lista de refuerzos idóneos para fortalecer lo que ya andaba bien. Obviamente nada aseguraba el éxito en caso se quedara, pero se reducía el margen de error al no empezar de cero.

2) No es el equipo de Vivas.
Las siguientes líneas no eximen al técnico argentino de su grado de culpabilidad por el fracaso copero, que quede advertido. No obstante, hay que ser hidalgos en reconocer que este no es su plantel, no está armado a su imagen y semejanza. El ex entrenador de la reserva de Boca Juniors pegó su vuelta oficialmente a Cristal el 11 de febrero. Para entonces, ya habían tres refuerzos que formaban parte del equipo. Nos referimos a Christofer Gonzales (14 de enero), Cristian Palacios (17 de enero) y Patricio Arce (29 de enero). Solo el argentino Cristian Ortiz habría llegado a pedido de Vivas, ya que se anunció su contratación tres días después de que el técnico pisara Lima.

El 'Chorri' Palacios es uno de los refuerzos que llegó este año a Cristal. (Foto: AFP)
El 'Chorri' Palacios es uno de los refuerzos que llegó este año a Cristal. (Foto: AFP)

Este plantel lo armó el técnico colombiano Alexis Mendoza, quien trabajó un mes con el grupo y al final dejó el buzo por una situación que todavía no quedó del todo clara, aunque esa es otra historia. Esto quiere decir, también, que Vivas tuvo apenas 23 días para trabajar con su nuevo equipo antes del debut en la Copa. Casi nada para lo que exige un torneo del calibre de la Libertadores. Eso sí, como se dice líneas antes, toda esta caótica forma de asumir el cargo también es responsabilidad de Vivas. Él sabía de los pros y contras cuando estampó su firma. Guerra avisada no mata gente, dicen.

3) Ausencias sin llenar.
En el Rímac se subestimó la ausencia de Gabriel Costa. Después del goleador Emanuel Herrera, el extremo uruguayo fue el otro gran artífice del título de la última temporada, pero de lejos. El delantero nacionalizado peruano aportó 26 dianas y 16 asistencias. Además, no solo era el más desequilibrante en ofensiva, sino que también era el socio perfecto de 'Ema' en ataque. La directiva recibió un millón 200 mil dólares por su pase más la llegada de 'Canchita', pero no se trajo a un reemplazante que esté a su altura. Ni si quiera a alguien que juegue en su posición. Ni Ortiz ni Palacios son extremos, mucho menos Arce.

Gabriel Costa marcó 26 goles el año pasado con Cristal. (Foto: AFP)
Gabriel Costa marcó 26 goles el año pasado con Cristal. (Foto: AFP)

La misma novela, aunque con una menor dosis de drama, pasó con Marcos López. Fue un gran acierto dejarlo ir a un torneo más competitivo como la Major League Soccer, sobre todo pensando en la selección peruana, pero el desacierto fue mayor al no haberle conseguido un sustituto de su nivel para recorrer la otra banda, la izquierda.

4) Pobre nivel individual.
Un arcaico refrán del mundo del fútbol indica que, para tener un equipo de nivel es necesario contar con un jugador de jerarquía por línea. En Cristal sucedió todo lo contrario. En el arco, Patricio Álvarez nunca transmitió seguridad durante toda la Copa. Lo mismo sucedió con un Omar Merlo desconocido, quien en el torneo local se muestra solvente pero afuera es presa de los nervios. Una pequeña prueba de ello es que cometió dos penales inocentes en el último duelo ante Godoy. Es decir, en la zona defensiva, parte vital de un equipo, los rimenses flojeaban.

Omar Merlo no la pasó bien en la Copa Libertadores. El argentino tuvo un bajo nivel. (Foto: AFP)
Omar Merlo no la pasó bien en la Copa Libertadores. El argentino tuvo un bajo nivel. (Foto: AFP)

En el medio sector, los celestes recibieron un golpe de realidad directo a la quijada. El corazón de Cazulo y su intensidad para transitar desordenadamente el campo puede alcanzar en terreno peruano para complicar a los rivales. Pero afuera hay que mostrar algo más. No basta solo con correr más la cancha, hay que correrla bien. Ofensivamente, Palacios tienen el chip de ‘9’ y no de extremo, mientras que Gonzales estuvo lesionado y solamente pasó 195 minutos en el campo.

A Herrera no se le puede achacar una responsabilidad mayor. El argentino es centrodelantero y, como tal, depende de la capacidad de sus compañeros para generarle ocasiones de gol. Si en el Rímac pensaban que solo con el argentino alcanzaba para desarmar defensas en la Copa, se equivocaron totalmente. Es Herrera, un gran definidor con experiencia, no Lionel Messi. 

El fútbol, como sabe,  a veces es un sortilegio. Este equipo celeste todavía puede clasificarse en la última fecha: ganándole por goleada a Olimpia en Paraguay y esperando que Godoy y Concepción igualen. Sin embargo, está claro que aquí analizamos la forma, y esta no ha sido la idónea para conseguir objetivos. Al menos no en el Rímac.

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