Melgar acaba de proclamarse campeón en la última fecha del torneo Apertura. Lejos de Arequipa donde nadie le ganó, y de visita en la calurosa Sullana, un horno donde los favoritos corren el peligro de tostarse. Lo hizo sin el brillo que le antecedía. Sin ese engranaje casi perfecto en todas las zonas del campo. Y sin necesidad de gritar gol.
Fue la ejemplaridad de quien se esforzó tanto que no tuvo que ponerse a rezar a último momento. Aun así, el curso del partido fue incierto. Alianza Atlético, un animador que se desinfló a mitad del torneo, se propuso el honroso encargo de que no lo gritaran campeón en la cara. El juego, entonces, se hizo friccionado.
A sabiendas de que en 72 horas disputarán el pase a los cuartos de final de la Copa Sudamericana, Néstor Lorenzo mandó al campo a lo mejor que tenía. Rugir en los dos frentes. Esa ha sido la consigna en todos estos meses. Pero los rojinegros, que no son de metal, acusaron el desgaste y acaso la presión. Por primera vez en mucho tiempo se les vio inconexos.
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A los 10 minutos, Alec Deneumostier fue con mucha vehemencia a luchar un balón aéreo y cabeceó la nuca del paraguayo Adrián Fernández, quien se desvaneció sobre el césped del Melanio Coloma. Durante seis minutos, lo único que importó fue la salud de Fernández. Su compañero Franco Zanelatto derramó lágrimas pensando lo peor.
Incompetencia, eso sí, en la organización para atender con rapidez al afectado y escaso tino de sus colegas. En lugar de darle espacio, lo rodearon, quitándole ventilación. Encima, la ambulancia tardó. Afortunadamente luego se supo que el paraguayo reaccionó en una clínica local, y que fue atendido con rigurosidad. El diagnóstico: traumatismo encéfalo craneano leve.
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Deneumostier quedó desencajado, naturalmente. En los descuentos del segundo tiempo, en una falta innecesaria, barrió a Kevin Ruiz y se ganó el boleto a las duchas, con la segunda tarjeta amarilla. Mientras tanto, en Villa El Salvador, Sport Huancayo empataba a uno con Sport Boys, resultado que les otorgaba el título a los arequipeños.
Para colmo de males, el argentino Orzán, una de las válvulas del mediocampo, se marchó lesionado a los 39′. El panorama pintaba feo, pero fue allí que Melgar demostró de qué estaba hecho. Archimbaud, el hijo de ‘Lalo’, enseñó sus credenciales e hizo que el equipo no extrañara a Orzán. Además, salió a relucir la figura de Carlos Cáceda, un arquero que desea seguir siendo “de selección”. Sacó unas cuantas esta tarde. Las suficientes para cumplir su tarea con nota sobresaliente.
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Esta vez Bernardo Cuesta, el goleador histórico de Melgar que tiene cuentas pendientes con la prensa limeña, no fue ese ‘9′ que provoca terror en sus defensores. Pero con su chasis le alcanzó para aguantar la pelota y sostener a su equipo. Lo mismo Iberico y Quevedo en los minutos finales. Sport Huancayo superó 3-2 al Sport Boys y se sentó a esperar el milagro. Pero el milagro nunca llegó.
Melgar se plantó en una esquina con la pelota y no se la arrebató nadie. Es el merecido campeón del Apertura. El que mejor hizo las cosas en la primera mitad del año. En tres días afrontará con los mismos hombres un nuevo reto: eliminar al Deportivo Cali, avanzar a los cuartos de la Sudamericana y desatar la locura en Arequipa. Lorenzo merece ese final. Que nada lo enturbie. Y que la ciudad tiemble de felicidad.