Uribe: "Hoy estaría en el Real Madrid o el Barcelona"
Uribe: "Hoy estaría en el Real Madrid o el Barcelona"
Mario Fernández

Para muchos es el mejor jugador que ha tenido nuestro balompié. Dentro de las canchas, Julio César Uribe aguantó y supo responder al rival. Y fuera de ellas nunca guardó silencios.

—¿Por qué has dejado de dirigir en el Perú?
Porque me han estigmatizado que soy muy caro. Y no es así. Todo en la vida tiene un costo y en esa óptica que quede claro que como técnico he sido muy productivo. Te da un valor y eso uno lo tiene que hacer valer. Nada más. 

—¿Qué tipo de argollas  has hallado en el Perú?
En 23 años de director técnico no hubo posibilidades de que un grupito de tres o cuatro jugadores influyera en mis decisiones. Para ser exitoso no tienes que ser amigo de tres o cuatro. Entre compañeros no es obligación  ser buenos amigos, pero sí ser buenos compañeros. Son códigos de camarín. Lo mismo entre los técnicos, cuya obligación es tener una relación correcta  basada en un clima laboral agradable para que el jugador fluya. Pero acá seguimos hablando de paternalismo...

—Imagino que en el ámbito de la selección esas argollas eran más visibles... 
Ha habido grupitos que iban por las noches, cuando todos dormíamos, a la habitación del técnico para pedir que jugara su amigo...

—En esa selección de Tim, ¿qué pasó realmente en el 82 tras la gira de Europa?
En esa selección los intereses personales prevalecieron sobre los intereses nacionales. La conclusión de eso conllevó al fracaso.

—Barbadillo me contó que la noche previa del debut ante Camerún, Ramón Mifflin, asistente de Tim, fue a su dormitorio a decirle que no iba a arrancar de titular.
No supe de eso porque yo fui titular en los dos primeros partidos (contra Camerún e Italia), pero sí me vino a buscar a mí antes del partido contra Polonia, por lo que reaccioné en forma violenta.

—¿Con el mismo Mifflin?
Sí. Mifflin fue de noche a mi dormitorio. Acabé sacándolo, no sin antes decirle que no iba a salir como suplente.

—¿Y qué pasó?
Que no sé cómo Mifflin se averiguó el teléfono de Antonio Sacco (ex jugador de Cristal) en Uruguay, lo llamó y en minutos tenía una llamada de Sacco. 

—¿Te convenció?
Sí. Me dijo que no podía arruinar mi carrera y mi futuro siendo joven al desacatar decisiones del comando técnico. Obedecí sus indicaciones porque soy una persona muy agradecida.

—¿Pero quiénes fueron esos argolleros?
No lo puedo decir porque son códigos que respeto y yo he tenido técnicos, ¡Dios mío!, permisivos a más no poder que permitían que ciertos jugadores manejaran situaciones generando conflictos en la interna. Si la unión alcanza objetivos institucionales, la desunión es una invitación al fracaso. 

—¿Hoy se da esa figura?
Sin ninguna duda que sí.

—¿Te quedas con el futbolista de ayer o el de hoy? 
Los de ayer. ¿Dónde vas a encontrar a un César Cueto, Héctor Chumpitaz, Jerry Barbadillo? 

—¿En la  Eliminatoria enmendaremos rumbos?
Es difícil. Primero hay que saber en qué nivel están tus fuerzas. Cuando en esas fuerzas hay rosquitas pendejas, hay indisciplina, argollitas, permisos, etc., y cada quien manda sus jugadores, no habrá opción. 

—¿Tanto así?
Y se lo he dicho a los propios jugadores. ¿En qué lugar del mundo  han visto que existan profesionales a los que se les remunera muy bien para que hagan lo que se les viene en gana? En ninguna, Mario. 

—¿Quién es el mejor futbolista peruano hoy?
[Piensa] No hay.

—¿Y en el mundo?
Messi.

—Con toda la calidad que luciste, ¿en qué equipo estarías jugando hoy?
Sin ninguna duda en Real Madrid o Barcelona. En algún momento el Real preguntó por mí, pero mis errores de decisión, en función de las benditas argollas, me generaron conflictos. Fui frontal siempre, aun cuando siendo frontal puedes ser injusto, lo que no rezó conmigo.

—¿Dirigirás algún día a Cristal?
No estoy esperanzado porque mi hoja de vida es competitiva. Si eso ocurre, como campeón celeste me retiraré del todo y así me dedicaría a otras cosas. Depende de Cristal, será ampliamente correspondido.

—Tu opinión de Gareca y su selección actual...
El proceso eliminatorio es muy malo, con muy pocas luces para tapar y en lo de EE.UU. hay que rescatar el espíritu solidario que se vio en el equipo, lo que hace años no se veía en una selección y eso es saludable.

—¿Eso sería todo?
No. Porque los 30 minutos iniciales con Ecuador no hacen un cambio y después hubo todo lo otro, que para la gente que sabe de fútbol es normal. Y es que el escepticismo en nuestro país es una constante. Son quimeras y no es así. El fútbol es como la vida misma, es equilibrio y en la regularidad está la diferencia, lo que no existe hoy.

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