PSG remontó un gol en contra para ganar 2-1 al Rennes, este sábado en Shenzhen (China), y conseguir por séptima vez consecutiva el Trofeo de Campeones, tradicional apertura de temporada del fútbol francés, con el campeón de liga enfrentándose al ganador de la Copa.
Con Neymar en la grada, suspendido, el campeón de la Ligue 1 venció gracias a Kylian Mbappé (57) y a Ángel Di María (73), autor de un magnífico golpe franco.
El arranque del curso es ideal para el nuevo director deportivo del club, el brasileño Leonardo, que regresó a la capital para sustituir a Antero Henrique y que ahora debe gestionar la situación de Neymar, con la posibilidad de que abandone el club en las próximas semanas.
Fue el 40º título en el palmarés del PSG, el séptimo Trofeo de Campeones consecutivo.
Tuchel, criticado por no ganar las copas nacionales el curso pasado, parte con buen pie para lograr el 'Grand Slam', los cuatro trofeos domésticos, que ya logró su predecesor Unai Emery.
Entre lo mejor que se vio, la buena forma de Mbappé, ya a pleno rendimiento y con el olfato de gol que le llevó a ser el mejor realizador de la Ligue 1 el curso pasado intacto.
Menos esperanzadora fue la actuación de la pareja de centrales, formada por Thilo Kehrer y el nuevo fichaje Abdou Diallo. En teoría ambos partirán como suplentes, cuando estén listos Thiago Silva y Presnel Kimpembe.
Los dos centrales fueron los culpables en el gol de Hunou y cometieron algunos otros fallos que pudieron penalizar definitivamente a su equipo.
A pesar del triunfo, el PSG evidenció la falta que le hace un super jugador como Neymar, capaz de dictar el ritmo y el desarrollo del partido con su imaginación y cualidades técnicas.
Tras lograr el título, sus compañeros, especialmente Marco Verratti, intentaron involucrarlo en la celebración. Neymar se dejó querer, aunque sin grandes alardes de alegría.