La selección peruana enfrentará a Uruguay y Paraguay en las últimas dos fechas de las Eliminatorias Qatar 2022. (Foto: FPF)
La selección peruana enfrentará a Uruguay y Paraguay en las últimas dos fechas de las Eliminatorias Qatar 2022. (Foto: FPF)
Max Coloma

Hace poco más de un mes, la . Consiguió así un triunfo clave e histórico en Eliminatorias ante un equipo que lo dominó prácticamente todo el juego. A partir de ese triunfo, leí diversas publicaciones analizando lo extraño del desarrollo del partido vs el resultado final. Opinaron todos: desde periodistas (no deportivos incluso) hasta especialistas en gestión, liderazgo o transformación de empresas. Cada uno estableciendo sus propias interpretaciones sobre lo sucedido. Una imagen en particular se viralizó: la foto con las estadísticas del partido, donde se revelaba la superioridad de Colombia en remates, posesión, pases y otros. “No te enamores de los KPI’s porque no siempre explican el resultado”, decían los post que acompañaban la imagen. Esto me generó un particular interés porque si hay dos temas que me apasionan y que estoy seguro pueden convivir con naturalidad, son el fútbol y los sistemas de gestión.

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Ahora que Perú se enfrentará a Uruguay por la penúltima fecha y Paraguay en la última, me animo a dar una opinión combinada de ambos temas enmarcándolo en la realidad de la selección peruana en este torneo y la forma cómo entiendo que si existen fundamentos para pensar en una clasificación (más allá de las pasiones, las calculadoras o las estadísticas puras) usando los principios de un buen sistema de gestión como punto de partida.

Para comenzar, vale la pena recordar el concepto de gestión en su sentido más básico. Se trata de alcanzar metas, es decir, definir un objetivo, organizar un plan de acción y movilizar al equipo de trabajo para buscar conseguirlo, haciendo los ajustes necesarios en el camino. En este caso el objetivo es conseguir la clasificación al mundial, lo que implica ganar una cantidad de puntos determinada en una campaña de casi dos años.

De la misma forma, la definición de sistema es relevante, pues se entiende como el conjunto interrelacionado de partes (áreas, procesos, etc) que tiene como fin generar una función específica. En una clasificación, el sistema es algo mucho más amplio que sólo lo que sucede en el juego: trabajo de cuerpo técnico, dirigencia, logística, entrenamientos, nutrición, psicología, etc. siendo el momento cumbre del correcto funcionamiento de ese gran sistema lo que sucede en cada uno de los partidos.

Entonces, sabiendo que el objetivo es acumular una cantidad de puntos mínima (al menos 24 para estar en carrera), el punto de partida del análisis es definir cuáles serían los indicadores que podemos analizar para saber si hay una buena probabilidad de éxito a esta altura del torneo. Y es aquí donde es necesario separar los indicadores en dos: de resultados y de procesos. Los primeros te muestran si estamos alcanzando los objetivos definidos; los segundos, si el funcionamiento de los procesos que aumentan la probabilidad de llegar al objetivo, son satisfactorios.

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Otro aspecto relevante es no centrarse en el funcionamiento / resultado de un solo partido y sí en la evolución (o involución) de estos indicadores. El aspecto central es entender si hay mejoría continua y/o estabilidad de procesos (funcionamiento del equipo) en lo transcurrido del torneo o que el azar o la pérdida de consistencia de otros equipos han facilitado los resultados.

Indicadores de resultados

En el principal indicador de resultados, se ve una clara evolución: la campaña de Perú empezó con una efectividad (puntos ganados / puntos en juego) de 6.6% en los primeros 5 partidos y a partir del juego contra Ecuador (fecha 6) en adelante ha conseguido una efectividad de 60%, es decir, desde el indicador principal de medición de resultados, Perú viene mostrando una evolución que lo deja situado en una situación interesante a falta de dos partidos.

Perú le ganó a Colombia 1-0 la fecha pasada en Barranquilla y luego empató con Ecuador en Lima. Esto dejó al equipo en el quinto lugar y dependiendo de sí mismo para avanzar a Qatar 2022.
Perú le ganó a Colombia 1-0 la fecha pasada en Barranquilla y luego empató con Ecuador en Lima. Esto dejó al equipo en el quinto lugar y dependiendo de sí mismo para avanzar a Qatar 2022.

El segundo indicador de resultados que me parece importante considerar, pues puede determinar la posición final en la tabla, es la diferencia de goles (goles anotados – goles recibidos) que en el caso de Perú llegó a estar en -8 después de la fecha 7 y pasó a -4 en la última fecha. La evolución de este indicador demuestra que el equipo está consiguiendo tener un mejor balance defensa – ataque en los últimos partidos.

Si bien estos indicadores permiten darnos una idea de que los resultados están mejorando, no necesariamente nos ayudan a entender si el rendimiento del equipo es el esperado para que en el futuro puedan mantenerse los buenos resultados. Ese tipo de indicadores son los definidos como de procesos.

Indicadores de procesos

Me parece interesante enfocarnos en tres grupos de ellos.

a) Dos ofensivos que son: Remates al arco contrario (número de remates por partido) y efectividad de remates (remates directos / remates totales). En el caso del primero, los números de Perú han pasado de un promedio de 9.1 remates en los primeros 6 partidos a 11 remates en las últimas 11 fechas. Para el segundo indicador, en las primeras 9 fechas la efectividad de los remates fue 33.7%. Pero en las últimas siete, ha sido de 45.7%.

b) Dos defensivos: Remates recibidos (número de remates directos por partido) y efectividad de arquero (goles recibidos / remates directos). En los primeros 9 partidos, Perú recibió 4.5 remates al arco en promedio por partido. Pero en las últimas siete jornadas, el ratio se redujo a 2.8. Mientras que la efectividad del arquero también mejoró notablemente. En los primeros 9 duelos, Gallese permitió que el 40% de remates directos terminen en gol. Pero en los últimos siete, el porcentaje se redujo a 20%. Y esto es algo que no se analizó luego del triunfo con Colombia. Sí, el equipo colombiano dominó y remató más, pero la mayoría no fueron disparos directos que exigieron una intervención del arquero peruano. Perú defendió bien, esa es la realidad y los números lo demuestran.

c) Cumplimiento de reglas: cantidad de tarjetas rojas recibidas promedio por partido (número de tarjetas por partido). Me parece muy relevante porque demuestra que el equipo no tiene que recurrir a acciones antideportivas o antirreglamentarias y que baja la probabilidad de jugar pasajes de partidos con desventaja (un jugador menos) y que muestra que el control emocional de momentos difíciles está siendo bien administrado (experiencia de los jugadores). En ese sentido, los números de Perú muestran un inicio de 3 rojas en los primeros cinco partidos y una evolución de ninguna expulsión en los siguientes 11 duelos.

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¿Y la posesión? El indicador veo que es muy usado, sobre todo en transmisiones televisivas y en mi opinión explica poco la efectividad de la defensa o el ataque de un equipo, pues en el fútbol no se trata de tener el balón, sino de aumentar la probabilidad de hacer goles (disparos hechos) y de evitar que te los hagan (disparos recibidos). La posesión por sí misma no determina que estás atacando mejor o defendiendo mejor y por eso le doy poco valor. De nuevo, esto sucedió en partido de Barranquilla. Colombia dominó 68% a 32%, dio 446 pases contra 215 de Perú, pero remató solo dos veces al arco. Perú remató una vez y fue más efectivo.

Evidentemente, hay otros aspectos clave que determinan que las probabilidades de éxito mejoren, por ejemplo, la realidad individual de cada jugador cuenta mucho: continuidad, lesiones, problemas personales, etc. que son situaciones propias que muchas veces están fuera de su propio control. Con esto se puede lidiar, como bien lo ha hecho el profesor Gareca, generando algunas alternativas en banca (no muchas, pero está alcanzando por ahora) para suplir a jugadores clave.

Este análisis intenta simplificar lo compleja que puede ser la realidad, pero por la evolución mostrada no sólo en los resultados, sino también en los indicadores de proceso, veo que tenemos una gestión en evolución y con buenas señales de estabilidad en la forma de hacer las cosas en este “sprint” final del torneo. Es decir, si la mejoría está en los indicadores de proceso, tengo razones para pensar que podemos jugar dos finales con un sistema funcionando en armonía y enfrentarlas con confianza en el sistema de gestión de la selección peruana, de su método de trabajo y de juego, de sacar lo mejor del talento disponible y de un liderazgo movilizador, que espero nos lleve de vuelta a un mundial.

Si fallamos en el intento, nos quedará el aprendizaje de lo competitivo que podemos ser en la vida, en los negocios y en el deporte a pesar de que muchos piensen que lo que tenemos “no alcanza”.

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