Marco Quilca León

El Centenario de Montevideo, ese imponente y majestuoso estadio de hormigón construído hace 91 años en el que buscará otro ‘Centenariazo’, fue su segunda casa. Sí, así como lo lee. Elo Bengoechea pasó más fines de semana en las tribunas de ese Partenón griego, como lo comparó el expresidente FIFA Joao Havelange, que compartiendo con amigos del barrio. Testigo principal de la época dorada de Peñarol que tuvo como figura a su padre, Pablo Bengoechea, Elo conoce al milímetro el escenario del de este jueves y nos cuenta todos los detalles en esta entrevista.

TAMBIÉN PUEDES LEER: “Lapadula ha sido la mejor incorporación de esta generación. Su trabajo es impecable”

—¿Se siente la presión de la hinchada en el Centenario?

Es un estadio muy grande y todos saben las gestas históricas que se formaron ahí. Cuando canta todo el estadio junto, sí se siente. Tal vez no el insulto individual como sí ocurre en otros lados porque las tribunas están algo alejadas.

—¿Y la mística de ser un Monumento histórico del fútbol se impone desde que ingresas?

Lo que pasa es que yo empecé a ir desde muy chica al Centenario. Desde los tres años prácticamente. Todos los fines de semana de mi vida desde el 93 hasta 2003, cuando jugaba mi padre. Fue como mi segundo hogar, por lo que no le siento tanta la mística. Uno, por más que esté en un lugar histórico y místico, que mucha gente quiere conocer, pero lo conoces tanto como que no entiendes el valor que tiene, como que subestimas el lugar. No es que le perdí el respeto, solo que lo tomé como un lugar habitual. Siempre iba a la misma tribuna, mismos lugares a comprar, conozco a los que venden cosas, la señora del baño, etc.

—¿Has pisado el césped del Centenario en partidos históricos? ¿Cómo es el ambiente?

Por suerte agarramos una época buena de Peñarol y cuando mi padre salía campeón, entraba a dar la vuelta olímpica. Entrada de su mano a festejar. El ambiente siempre ha sido hermoso. Con la selección uruguaya recuerdo la Copa América del 95, pero eso lo festejé en la tribuna. Pero también estuve en las malas, eh…

—¿En cuál?

En el 3-1 de Perú en 2004. Ese día fui con Gregorio Pérez al estadio, él me invitó. Ese día tenía una amargura terrible porque aparte se nos hacía todo más cuesta arriba para el Mundial. Veníamos de un mal resultado ante Venezuela y se dio eso.

Los secretos del vestuario de Perú en el 'Centenariazo' de 1981
Julio César Uribe cuenta el detrás de escena de la histórica victoria de Perú ante Uruguay en el Centenario en 1981.
MIRA: “Perú tiene una serie de jugadores que hacen que Cueva sea el diferente” | ENTREVISTA

—¿El hincha uruguayo se hace sentir en las tribunas o en las calles?

Somos muy apasionados a la hora de vivir el deporte. Así como se ve que lo jugamos, que siempre queremos ganar, así somos. Tenemos un carácter fuerte, de rebeldía. Otra característica es que todos están informados al respecto de lo que pasa con la selección nuestra y la que irá a visitar. Todo el mundo sabe de Perú, de quiénes van a jugar, del ‘Tigre’ Gareca. Eso a los extranjeros les llama la atención. Pero también somos muy respetuosos con los visitantes.

—¿Cuál ha sido el Uruguay-Perú que más recuerdas en el Centenario?

He ido a varios. Algunos hinchando por Uruguay y otros por Perú cuando mi padre trabajaba con Sergio Markarián en la selección peruana. Ver a su país e hinchar por otro es algo extraño.

—Ese partido, intuyo, es la derrota 4-2 en el Centenario en 2012, el día que Diego Penny le ataja un penal a Diego Forlán…

Sí. Aparte digamos que por nuestro acento se notaba que éramos uruguayos. Recuerdo que en la entrada, a la hora de entregar los tickets, nos preguntaban si estábamos en la tribuna correcta y nos pedían tener cautela, no gritar mucho porque tal vez la hinchada peruana se podía molestar; pero les decíamos que realmente estábamos ahí para hinchar por Perú.

—¿Gritaste el autogol de Diego Godín y el gol de Paolo Guerrero?

Obviamente grité los goles de Perú. Antes de cualquier país o equipo está mi padre. Siempre hincho por él antes que todo.

—¿Cómo empezó tu romance con el Perú?

A partir de 2010, cuando Sergio Markarián toma el mando de la selección peruana, empecé a venir a Lima. Yo estudiaba comunicaciones en Uruguay por lo que venía en mis vacaciones. Después entre terminar las materias y hacer la tesis, llegué a vivir seis meses con mi padre, fue en 2013. Estuve desde enero hasta junio. En ese tiempo le ganamos a Ecuador y a Chile. La otra vez recordando eso me reía con mis compañeros porque siempre que fui al Nacional a alentar a Perú, ganamos.

LEE: “Al equipo del 81 solo le faltó la música de la Quinta Sinfonía de Beethoven”

—Es decir que ante Paraguay deberías ser la primera en entrar al estadio…

Bueno, podría, ja ja ja. Obviamente no tengo nada que ver, solo es una bonita casualidad.

—¿Cuál es la diferencia más marcada que notaste entre el fútbol peruano y el uruguayo?

La diversidad geográfica. En Uruguay la gran mayoría, menos dos equipos que militan en primera, son de la capital, entonces no hay este tema de viajes. Sí hay localías, pero todo dentro de una misma ciudad. Es como que se jugara todo en Lima, no hay viajes en avión un día antes del partido. Se hace todo en ruta. En cambio acá se juega en altura, calor, sintético, etc. Después está el hecho de que cada equipo tiene mucha hinchada. Uno va a Arequipa, Huancayo, Cusco o cualquier otra ciudad y siente el fanatismo, que si bien muchos son hinchas de clubes grandes, también lo son de los equipos de su ciudad.

—¿Cómo imaginas el Uruguay-Perú de este jueves?

Me parece que va a ser un partido muy complicado porque ambos se juegan la posibilidad de clasificar al Mundial. Están muy juntos en la tabla. Para los dos son tres puntos de oro, pero me parece que va a ser fundamental ver cómo se mueven las primeras fichas y los resultados del resto de partidos para ver después cuán positivo o negativo es el resultado que se obtenga en el Centenario.

—¿Cómo analizas a este renovado Uruguay de Diego Alonso?

Si bien hubo algunos cambios, sigo creyendo que es un proceso que tenía el “Maestro” Tabárez que de alguna forma Diego Alonso está continuando. Recordemos que a Tabárez lo sacan después de perder ante Brasil de visita, Argentina de Messi y Bolivia en La Paz, partidos que en el papel pueden perderse. Pero la llegada de Alonso fue una bocanada de aire diferente y los cambios tienen consecuencias siempre; muchas veces buenas, otras no tanto. En cuanto al trabajo en sí mismo, me parece que es una continuidad. No pongo en duda la capacidad de Diego Alonso, que es un gran DT, pero en cuatro o cinco días no se puede hacer magia tampoco.

—¿Cómo ven a la selección peruana en Uruguay?

Creo que como se ha visto en casi todos los programas de “La Entrevista” en la que le pregunto a exfutbolistas acerca de eso y me responden que Perú siempre una selección de muy buen pie a la que no se le daban los resultados y que con Ricardo Gareca se concretó. La selección de Gareca ha sido un proceso con un grupo humano serio que logró convencer al futbolista peruano de lo que era capaz. Está generación sabe lo que es clasificar a un Mundial y me parece que ahora tienen muchas ganas de repetirlo.

LEE TAMBIÉN: Selección peruana: el increíble banderazo de los hinchas a puertas del partido ante Uruguay

—¿Quién es el mejor jugador de la selección en estos momentos?

No me animo a elegir al mejor. Me parece que la base de Perú siempre fue el colectivo y está bueno mantenerlo así. Con un esqueleto que se ha sabido mantener con Gallese en el arco, Ramos, Advincula, Trauco, Tapia, Yotún. No hay uno que es el mejor, pero sí Christian Cueva es el diferente, tiene una capacidad técnica distinta.

—¿Qué jugador le impresionó más a tu padre cuando estaba en el comando técnico de Sergio Markarián?

Le sorprendió muchísimo la velocidad con dominio de balón de André Carrillo. En ese momento él estaba en Portugal.

—¿Qué genera Gianluca Lapadula en el hincha uruguayo?

Es un gran futbolista que está aportando muchísimo. Obviamente por su formación en Europa marca la diferencia.

VIDEO RECOMENDADO

Las locuras de Ramón Quiroga
Ramón Quiroga y su particular manera de festejar el triunfo peruano.

TE PUEDE INTERESAR