La selección peruana de 1939 se caracterizaba por la unión dentro del campo, era una máquina perfecta de ataque en la que destacaba claramente Teodoro ‘Lolo’ Fernández, ídolo de la Blanquirroja y Universitario de Deportes. Con el apoyo los hermanos Alcalde y Víctor Bielich, el centrodelantero se consagró como mejor jugador y goleador (7) del Campeonato Sudamericano (actual Copa América).
Perú logró su primer gran título internacional ese día, el 12 de febrero, en el Estadio Nacional. Todo el país estaba pendiente del partido final ante los maestros del fútbol de la época, Uruguay. No estaba Brasil ni Argentina, pero los rivales a vencer del momento eran los charrúas, primeros campeones mundiales que también traían siete Copas América en sus hombros. Precisamente, los uruguayos se habían consagrado en Lima, en esta misma copa, en 1935.
“Lima, que ha sido escenario dos veces ya del Campeonato Sudamericano de fútbol, jamás ha vivido horas tan llenas de expectativas como en estos momentos viven los aficionados al deporte del balompié”, escribió Diario El Comercio de aquel domingo.
Los hinchas peruanos estaban alerta a todos los acontecimientos del equipo, que presentaba cinco delanteros con Lolo a la cabeza (sistema 2-3-5). Se compró entradas hasta en el camino del tren y al cotejo final, por ejemplo, asistieron 40 mil personas a la cancha.
Perú vs. Uruguay fue un duelo de viejos conocidos, en el que el buen juego peruano tuvo que parecerse un poco más a la garra charrúa para contrarrestar al contrincante, fue una lucha equilibrada. Pero, finalmente, se venció 2-1 con destacada exhibición de fútbol por parte de ambas escuadras. Los goles nacionales fueron anotados por Jorge Alcalde (doblete).
“Cuando el silbato del réferi anunció el final del match, rubricando con ello la magnífica victoria peruana, quedaron rotos todos los diques el clamor fue gigantesco. Salió una sola aclamación de más de cuarenta mil pechos y los más entusiastas, doblegando la resistencia de la policía, se introdujeron al campo y sacaron en hombros de los protagonistas de la jornada feliz de ayer”, escribió el periódico al día siguiente.
“Lo más grande para el Perú, el triunfo en el torneo, se ha convertido en realidad. ¡Al fin somos campeones! El partido ha sido recio y estoy satisfecho del juego de mis compañeros”, expresó Lolo tras el encuentro.
Zapatazo de Lolo
Además del encuentro que definía al campeón, el que jugamos contra Chile también tuvo un grado de dificultad mayor a los que tuvimos contra Ecuador y Paraguay, que terminaron en goleadas 5-2 y 3-0 respectivamente. Durante el primer tiempo, los futbolistas de ambas naciones se midieron fríamente, sin causar mayor emoción en la gente, pero sí se cometieron faltas producidas por el nerviosismo. En la segunda mitad, la historia fue distinta. Perú se soltó y Lolo Fernández anotó un triplete: primero de cabeza, el segundo de penal y el tercero con un increíble ‘cañonazo’ que hizo historia.
En ese sentido, hace poco se recreó la más destacada anotación del certamen, obra de Lolo. Fue en el clásico del Pacífico y terminó con un disparó en primera al ángulo que dejó estupefacto al arquero rival. Previamente, Jorge ‘Campolo’ Alcalde aprovechó una recuperación de balón sumamente aguerrida y asistió de memoria a Fernández, quien a la carrera remeció las redes.
“Era un equipo peruano que estaba invicto. Mantuvimos el invicto ganándole a Chile, al que ya habíamos enfrentado en el año 35 en un partido aburridísimo (el del 39, en cambio, fue un partido soberbio), y con el mejor gol del campeonato. La gente, de acuerdo con lo que se ha leído en las crónicas, estaba eufórica; la euforia era total. Además, porque Lolo Fernández había brillado en el 36 en Berlín con la selección y en el 28 en Bogotá, ganando la medalla de oro, pero no lo habían visto brillando aún en Lima. Era la primera vez que el público peruano veía brillar al máximo exponente de la línea delantera del fútbol peruano de entonces (con la selección). Ver ese golazo en el estadio debe haber sido inolvidable. Si hay un testigo vivo tendría que haber sido un niño, no existe. Video no hay, evidentemente. Había que rescatar la memoria; la memoria es importante. Es fundamental porque sin memoria no sabes de dónde venimos o hacia dónde vamos, qué fútbol hemos practicado y qué fútbol debemos practicar”, cuenta el historiador Jaime Pulgar Vidal a El Comercio.
Este Diario explicó al detalle el golazo del ‘Cañonero de Cañete’ en 1939: “Un formidable shot de Lolo convirtió el tercer gol”. Los peruanos se mostraban más efectivos en su juego, ya el equipo había tomado una consistencia uniforme que le permitía frecuentar la portería rival. La defensa chilena flaqueaba cada vez más.
“Desde media cancha, Tovar, que había mejorado su juego, cedió un pase largo a Jorge Alcalde, este no tardó en impulsar la pelota hacia la derecha y Lolo, bien situado empalmó un potente tiro cruzado, que rindió irremediablemente la valla chilena por tercera vez. Fue uno de esos tiros formidables que el público esperaba. Por eso fue que la colocación de tercer gol, en la forma descrita, dio margen para el estallido de una prolongada ovación, mientras los delanteros peruanos congratulaban efusivamente a Lolo. Los cronómetros registraban los 25 minutos del segundo tiempo”, narró El Comercio.
El video 3D de la conquista del atacante de la ‘U’, encargado por la Cerveza Cristal, se basó en archivos y especialistas para crear el gol de la manera más cercana a la realidad. Uno de quienes aportó en la investigación fue el sobrino de Lolo, José Fernández. Coqui Soto y Beto Noriega, de la agencia creativa VMLY&R y de la casa productora Plan B, explicaron a este Diario que el trabajo de posproducción y animación duró hasta tres meses.
“La primeras luces que vimos para ilustrar cómo fue la jugada fueron fuentes de El Comercio con otros medios y cruzamos información. Con esa primera data empezamos a diseñar, primero en papel y luego en pizarra en grande, hipótesis de cómo podría haber sido”, contó Noriega.
El proceso tomó en cuenta detalles como el estadio, la pelota, modelado de los personajes, la indumentaria y la colocación de cada futbolista, recordando que se jugaba con cinco atacantes. Pero, armar la jugada y el rostro de Lolo fueron los mayores retos. Cabe recordar que Fernández casi no celebraba sus goles por una cuestión de respeto hacia el rival y esto se vio reflejado en la animación.
La final ante el maestro (Uruguay)
“El último partido era frente a los maestros porque cuando Perú forma su selección, la primera, en el año 24, la discusión entre la prensa es la siguiente: ¿quién va a entrenar a Perú, un peruano o un extranjero? ¿Y si es un extranjero quién podría ser? Entonces, hay que recordar que el año 24, Uruguay había ganado su primera medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Por eso, la prensa que estaba a favor de que venga un extranjero dice: ‘Tiene que venir un uruguayo’. Al final gana la idea de que venga un uruguayo a enseñarnos a jugar fútbol. Entonces, nosotros consideramos en los años 20 y 30 que Uruguay era nuestro maestro. De tal manera que cuando le ganamos a Uruguay en el año 39, era el alumno disciplinado, organizado, unido y con fe que le había ganado al maestro”, señala Pulgar Vidal.
Según la crónica de El Comercio, el equipo oriental hidalgamente dio una vuelta al campo y lanzó hurras en honor al vencedor. Este gesto fue premiado con una larguísima y ruidosa ovación.
Y no solo eso: dos futbolistas charrúas expresaron elogios para la selección peruana. Ernesto Mascheroni, el portero, dijo: “Me descubro ante los campeones peruanos. Han jugado muy bien y constituyen un equipo de valía y comprensión. Mientras que el delantero Severino Varela, estrella de Peñarol, se expresó en términos elogiosos para los jugadores del equipo peruano, manifestando que admiraba a Jorge Alcalde, a su concepto uno de los mejores del campeonato, y considerando merecida la victoria de la Blanquirroja.
En aquel partido, ‘Campolo’ fue la figura: superó el nivel de sus actuaciones pasadas. A los 35 minutos de ese primer tiempo, Alcalde, después de una brillante combinación y en forma no menos brillante, colocó el segundo punto que aseguró la victoria del Perú. El Comercio lo definió como inteligente en la distribución del juego, hábil en el golpe de cabeza y un sobrio dribleador. Al finalizar la contienda, dijo a este Diario que estaba satisfecho de haber colaborado con la obtención del título de campeones sudamericanos de fútbol.
El entrenador de nuestros campeones, el inglés Jack Greenwell, quien ya había venido estudiando a la selección nacional desde las olimpiadas del 36, dijo que se sentía peruano y que estaba tan contento como al ganar la medalla de oro en los Juegos Bolivarianos de Bogotá en 1938. “Muy bonito el partido, se ha visto un fútbol de calidad. Los muchachos jugaron muy bien, dominando a los uruguayos. De haber sido bien dirigidos tantos shots al arco, creo que el score hubiera sido más amplio”, narró.
Tanta fue la felicidad ocasionada por el logro que los seleccionados recorrieron las calles del Centro de Lima y Callao en un bus, pasando por grupos de gente que se retiraba caminando del Nacional y que salía de sus casas para honrar su participación con aplausos y gritos. Al final del trayecto, los campeones visitaron al entonces presidente de la República, Óscar R. Benavides, en su residencia de verano en el balneario de La Perla.
Con el coordinado, técnico, aguerrido y aplastante juego nacional, la selección finalizó una campaña gloriosa que quedará perpetua en nuestro registro. Precisamente, el gol de Lolo ante Chile, quizás el mejor de las ediciones de la Copa América, ejemplificó claramente la unión y el talento dentro del campo para construir un ataque letal desde una recuperación de balón.