Lo más probable es que tengamos un Fenómeno el Niño (FEN) en el verano del 2024. Lo incierto es la magnitud. Según el ENFEN, la entidad Estatal competente, lo más probable es que sea de intensidad moderada, pero no se descarta que pueda ser de magnitud fuerte o incluso muy fuerte. De hecho, en lo que va del mes, la temperatura del mar ha estado bastante por encima de lo usual, situación que no se registraba desde finales de 1997.
Un FEN de impacto fuerte, como el FEN Costero del 2017, tiene el potencial de generar consecuencias devastadoras para el país, tanto en términos sociales como económicos. Durante el 2017, el FEN Costero causó la muerte de más de 140 personas y pérdidas económicas que nos restaron alrededor de 1,5 puntos porcentuales de crecimiento. Esto explicó en buena parte que más de 400.000 personas pasen a situación de pobreza. En este sentido, el crecimiento económico y la mejora de indicadores sociales del próximo año dependerán en gran medida de nuestra capacidad de mitigar los posibles efectos de un FEN de similar impacto. Más allá de las pérdidas económicas en infraestructura, este generaría un aumento temporal en la informalidad laboral, como resultado de la cautela en las contrataciones del sector formal. Asimismo, podría generar presiones inflacionarias adicionales que afectarían todavía más la capacidad adquisitiva de los trabajadores. Esto, en un contexto de aún elevada inflación de alimentos, bajo crecimiento y reciente aumento de la pobreza.
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Por ello, es clave que no solo las empresas y la población tomen precauciones, sino sobre todo que el Gobierno priorice medidas para enfrentar un eventual FEN fuerte o muy fuerte hacia el verano del 2024. Si bien el Gobierno ya ha destinado alrededor de S/3.000 millones para actividades de prevención, no se ha realizado una asignación eficiente y eso probablemente limite la ejecución del presupuesto. Por ejemplo, se han asignado mayores recursos a la Autoridad Nacional del Agua (ANA), que tiene menos experiencia que los gobiernos regionales y municipalidades en la ejecución de este tipo de intervenciones. Esto, sumado a que la mayoría de las obras de soluciones integrales de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC) no estarán listas a tiempo, vuelve urgente identificar las acciones inmediatas que se deben priorizar para mitigar y atender los posibles impactos del FEN a inicios del siguiente año. Desde Apoyo Consultoría, se proponen cuatro medidas temporales y urgentes.
Medidas de mitigación temporales
1. Aprovechar los proyectos Gobierno a Gobierno (G2G) para hacer intervenciones tempranas y masivas de limpieza de ríos, drenes y drenajes, desfogues y defensas ribereñas.
Estas intervenciones son temporales, se pueden ejecutar rápidamente y podrían estar listas para el verano de 2024 si se inician de inmediato. En aquellos ríos y quebradas en los que se están desarrollando soluciones integrales bajo el acuerdo G2G, los contratistas deberían encargarse de las intervenciones temporales, ya que cuentan con ventajas logísticas por estar en la zona, tienen los estudios avanzados de la misma y manejan esquemas ágiles de contratación. Esto ayudaría significativamente en la mitigación de daños, dado que la ARCC abarca los ríos y quebradas que ocasionaron más de la mitad de los daños en el 2017. Además, estas mismas empresas deberían encargarse de realizar las intervenciones temporales de mitigación en ríos y quebradas cercanas a sus zonas de intervención. Esto finalmente beneficiaría a distritos pequeños e impulsaría el empleo en estas zonas. Para que esto ocurra de manera óptima, sugerimos que la recién creada Autoridad Nacional de Infraestructura no absorba, por lo menos no en el mediano plazo, a la ARCC, cuya vigencia se extiende hasta el 31 de diciembre de este año.
2. Simulacros de evacuación en zonas críticas
La población no está preparada para reaccionar adecuadamente en estos momentos de emergencia. Para ello, es clave identificar y señalar las rutas de evacuación en aquellas zonas más vulnerables y poner en práctica simulacros programados. Esto debe estar a cargo de los gobiernos locales en coordinación con el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci).
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Medidas de atención de la emergencia temporales
1. Alquilar maquinaria y equipos de manera anticipada
Varios gobiernos regionales y locales carecen de la maquinaria y los equipos necesarios para atender emergencias de forma inmediata. Más aún, el proceso de alquiler puede tomar semanas y la dispocisión de esta maquinaria depende de la oferta local del momento, que muchas veces suele ser insuficiente. Para resolver el problema de provisión de maquinaria, cisternas y motobombas, se debería contar con un mecanismo especial para poder alquilar de manera anticipada. Por ejemplo, ajustando el mecanismo de contratación de emergencia. De esta manera, el Gobierno Nacional, en coordinación con los gobiernos regionales y locales, se encargaría del proceso de alquiler con meses de anticipación, para el cual se realiza un pago mensual anticipado y la prestación del servicio se gatilla al momento de la emergencia.
2. Liberar zonas con alta probabilidad de inundación y crear espacios de albergue temporal
Se debería proporcionar vivienda temporal (casas prefabricadas), cisternas de agua y baños, todo bajo una compra centralizada del gobierno central, con un mecanismo especial de contratación como el señalado en el punto anterior. Los terrenos del Estado deberían utilizarse para este propósito. Asimismo, deberían realizarse planes de reubicación temporal de familias con alta probabilidad de perder sus viviendas hacia los albergues temporales. Se podría utilizar toda la información recogida al respecto a nivel nacional durante el FEN Costero del 2017.
Más allá de las medidas urgentes y temporales que se pueden adoptar, es necesario contar con una solución integral que abarque varios sectores y fortalezca el sistema de gestión del riesgo de desastres, el cual hasta ahora no ha funcionado adecuadamente. Para lograr esto, es importante identificar medidas de largo plazo, más allá de la infraestructura. Algunas de estas medidas incluyen la planificación urbana, la reubicación definitiva de la población, el manejo de residuos sólidos, la reforestación, la declaración de zonas intangibles, entre otras. En paralelo, es importante asegurar la continuidad de las soluciones integrales a cargo de la ARCC. Si bien estas toman más tiempo, son soluciones definitivas que, en el largo plazo, reducirán significativamente los daños ocasionados por los fenómenos climáticos.
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