Alianza Lima cerró el 2020 con más de una mala noticia. Tras el descenso a Segunda División –que meses después se confirmaría como irregular– también vio cómo la crisis económica nacional e internacional lo llevaron a cerrar el año con pérdidas superiores a los S/4,6 millones. Esto golpeó en el cuadro íntimo dado que en 2019 batió el récord de ingresos en la historia del fútbol peruano, con más de S/59,3 millones, cerrando sus operaciones con un superávit de S/17 millones.
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Los blanquiazules comenzaron el año con estos problemas y, por ello, se decidió reordenar la toma de decisiones deportivas en el club, lo que terminó llevándolos a obtener el título nacional el 28 de noviembre pasado.
“El año pasado no hubo una estructura sólida. No había una línea de mando clara, habían muchas opiniones al momento de la toma de decisiones y cuando hay estas cosas los resultados no son alentadores. Hoy, tanto los directivos como los integrantes del Fondo Blanquiazul están respetando esta forma de administración que se está planteando y eso ha permitido consolidar el gobierno corporativo”, afirma Christian de la Torre, director de la carrera de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la USIL.
El Fondo Blanquiazul es el principal acreedor de Alianza Lima, que preside su Junta de Acreedores desde enero del 2020. Es un grupo de inversiones privado integrado por un grupo de exdirigentes del equipo, como Salomón Lerner o Remigio Morales Bermúdez, y rostros nuevos como el de su presidente Diego Gonzáles Posada. Actualmente el club les debe más de S/23 millones, alrededor del 48% del total de la deuda concursal de la institución que supera los S/48 millones.
Tras la campaña del 2020 fueron criticados públicamente por la entonces administradora, Kattia Bohórquez, y el exdirector deportivo, Víctor Hugo Marulanda, quienes indicaron que diversos integrantes del Fondo tomaron participación directa en decisiones institucionales como la contratación de jugadores.
Una dirigencia débil, tres cuerpos técnicos que no enderezaron el camino, así como la mala conformación del plantel llevaron al club al fracaso. “En los equipos hay toda una dinámica muy técnica, tan especializada como cualquier otra actividad. Entonces lo que vimos la temporada pasada es que el grupo de jugadores y equipo técnico fueron dejados a su suerte. No fue uno de los mejores [planteles] y los resultados lo muestran”, explica Diego Cueto, profesor del MBA de ESAN.
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El primer paso hacia el éxito fue reducir el costo del plantel. La planilla del club se redujo en 32% frente al 2020, cuando su valor llegó a los S/28,9 millones. La administración apostó principalmente por refuerzos que accedieran a jugar por salarios en promedio más bajos y solventar así un par de fichajes más caros, como los de Hernán Barcos y Jefferson Farfán.
Asimismo, el cuadro íntimo logró reordenar su gobierno corporativo nombrando a Miguel Pons como nuevo administrador a inicios de febrero. Asimismo, se consolidaron los cargos de José Bellina como gerente deportivo, el de Diego Montoya como gerente comercial y el de Sisy Quiroz como jefe de equipo de fútbol y vóley femenino.
Este orden, sumado al fallo del TAS que en marzo confirmó al club como integrante de la Primera División, dio resultados: el título nacional de fútbol masculino y femenino -con participación histórica con la Libertadores Femenina incluida-; la contratación de nuevos ‘sponsors’; y que parte del contrato de Farfán, estrella del equipo, sea cubierto por algunos de los auspiciadores. Asimismo, el club fue subcampeón de la liga nacional de vóley y del fútbol masculino sub 18.
“El fútbol dejó de ser un deporte para convertirse en una industria. La contratación de gente especializada en estos rubros, como Sisy Quiroz en la rama femenina, o como José Bellina, que hasta hace poco era gerente deportivo de Sporting Cristal, es positivo porque son gestores que estudiaron para esto. Esto permite que estas personas con pocos recursos puedan lograr que el clima sea tan agradable en el club que se haya campeonado en Primera División con un plantel armado para la Segunda”, resalta Eduardo Flores, director de Toque Fino, agencia de márketing deportivo.
El presente y el futuro comercial
El principal cambio en el presupuesto de Alianza en el 2021 fue la actualización de su contrato de derechos de televisión. Según informó el club ante la Junta de Acreedores, este año tuvo un aumento del 18%, llegando a bordear los S/23 millones. Este monto se cobrará anualmente hasta 2025.
Asimismo, para este año el club consiguió atraer nuevos auspiciadores. A pesar de la caída de división, y antes del fallo del TAS, logró cerrar con cuatro nuevos auspiciadores: Conservas Arica, AndinaColor, Cerveza Cristal y Cabify. En el transcurso del año se sumaron Apronax y chocolates Carezza. Esto permitió que los ingresos por este concepto aumentaran cerca del 40% frente a los percibidos en 2020, indicaron fuentes cercanas al club de La Victoria.
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A este logro se le suma el lanzamiento de la campaña Hazte Íntimo, un modelo de suscripción anual que brinda beneficios como el acceso a Alianza Play, plataforma digital de videos exclusivos del club, prioridad en la compra de entradas y descuentos en tiendas especializadas. El precio de cada suscripción es de S/169 y, según indicaron las redes sociales del equipo, ya tiene más de 6 mil inscritos.
Asimismo, en 2022 regresará un ingreso relevante para el equipo: las taquillas. En 2019 estas representaron un 20% del total facturado por Alianza Lima, monto que se perdió durante la pandemia. Por lo tanto, el retorno del público a los estadios, aunque sea con aforo reducido, significará una nueva recuperación para las finanzas del cuadro íntimo.
Otro plan a futuro es lanzar su propio ‘e-commerce’ para seguir generando ingresos por ‘merchandising’.
Según los especialistas consultados, el siguiente paso es poder conseguir nuevas alianzas estratégicas para profesionalizar su trabajo. “Habría que generar alianzas estratégicas con instituciones, pueden ser las universidades. Estas pueden ir desde el préstamo de sus campos de fútbol para entrenar hasta el apoyo en sus equipos de investigación. [...] Se pueden aprovechar las alianzas no solo desde el primer equipo, sino también para fortalecer las canteras”, afirma de la Torre.
La Copa Libertadores, un reto pendiente
Un equipo peruano no clasifica a los octavos de final de la Copa Libertadores desde el 2013. Alianza Lima no lo logra desde el 2010. A pesar de haber participado en cuatro fases de grupos del torneo internacional desde dicha fecha, el equipo no solo no clasificó, sino que solo sumó una victoria, en el cada vez más lejano 2012.
La Libertadores es clave para que los equipos peruanos puedan fortalecer sus presupuestos. Solo llegando a la fase de grupos aseguran US$3 millones, más ingresos potenciales por taquilla, auspiciadores, entre otros. Sin embargo, estos montos siguen siendo irrelevantes en comparación a las grandes potencias del torneo.
Por ejemplo, Alianza enfrentó a Palmeiras, actual bicampeón continental en la edición del 2018, perdiendo ambos encuentros. “En 2018 Palmeiras facturó alrededor de US$163 millones como club. Alianza Lima superó los S/45 millones. Esos factores económicos redundan en mejores fichajes y esa es la respuesta a por qué no tenemos buenos resultados”, resalta de la Torre.
Querer invertir más de lo debido en formar un plantel que pueda dar la talla también puede tener efectos económicos negativos. “Uno puede incurrir en deudas debido a contratar jugadores con salarios exorbitantes. Para que un equipo peruano pueda luchar tiene que tener tres o cuatro jugadores de nivel internacional y son sueldos que no se pueden pagar en Perú”, explica Flores.
Además, asegura que los clubes más fuertes del torneo pueden pagar salarios a un jugador que superan todo lo invertido por un equipo peruano en toda su planilla. Añade que esto explicaría por qué para los blanquiazules usar la Libertadores como un medio para sanear sus cuentas es una opción.
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Por estos motivos, tanto Alianza Lima como Sporting Cristal, que también clasificó a la fase de grupos del próximo año, volverán a tener una montaña bastante alta que escalar para obtener mejores resultados.
Según explica Cueto, la consigna de estos equipos debe ser fortalecer sus planteles actuales con sus mejores presupuestos para consolidar su ventaja a nivel local, tratar de competir a nivel internacional y fortalecer el valor de su marca. “Sabemos que campeonar significa ser líder en el mercado local y la Libertadores te da un premio económico diferente. Con ese dinero puede contratar refuerzos y buscar ganar unos partidos internacionales”, señala.
Así, recortar la brecha será el nuevo reto que tendrá en 2022 el renacido Alianza Lima.
Dato
Alianza Lima tiene programada su próxima Junta de Acreedores el 22 y el 29 de diciembre. En la misma se aprobaría el nuevo Plan de Reestructuración del club.
Debido a la pandemia y a las pérdidas económicas, el anterior plan, que tenía presupuestado sanear todas las deudas hasta 2028, se extendería hasta 2031. La ampliación del plazo se debe a que se reduciría el pago anual de algunas cuotas para ajustarse a la nueva situación económica del equipo. El nuevo cronograma también incluirá el pago de una deuda contingente de cerca de S/7 millones que Indecopi le reconoció a Sunat.
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Fuentes vinculadas a la Junta de Acreedores comentaron a El Comercio que el acuerdo está bien encaminado y que solo faltaría coordinar algunos pagos por adelantado que exigen los acreedores laborales y Sunat en caso Alianza clasifique a torneos internacionales o venda a un jugador al extranjero. Asimismo, el Fondo Blanquiazul pediría que se fije un tipo de cambio al momento de pagar las deudas.