El BCP busca que su ‘core’ tecnológico sea el principal factor para conseguir un mayor crecimiento del negocio y de clientes. En esta entrevista, su gerente general, Diego Cavero, comenta las innovaciones en las que ha invertido el banco y los objetivos con Yape, iO y BCP Xplore.
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¿Cuánto ha limitado al crecimiento del negocio el contexto económico del país?
Te diría que nosotros hemos crecido en número de clientes de manera dramática. Hoy tenemos casi 13 millones de clientes. Yape tiene 12 millones de usuarios, la Banca Móvil ha pasado de casi 3 millones de clientes en el 2021 a 6,2 millones en la actualidad. La digitalización ha hecho más fácil el crecimiento del número de clientes y del número de transacciones. Yape hace 220 millones de transacciones al mes, la Banca Móvil hace 45 millones y las agencias hacen 4 millones. Eso genera ingresos que nos permiten cierta resiliencia ante la volatilidad en la tasa de interés y otros riesgos.
¿Se vio lo mismo con la cartera de créditos? En el caso de la mayorista, por ejemplo.
Sin duda, hay una correlación importante entre la situación económica y el portafolio de créditos. El portafolio mayorista está muy correlacionado con el nivel de inversión. Por otro lado, en el caso de los créditos hipotecarios, estos han crecido alrededor de 3%, pero el hipotecario de Mivivienda ha crecido alrededor de 10%. El negocio pyme y el de tarjetas de crédito ha crecido en línea con lo esperado. Sin embargo, donde tenemos una contracción en el portafolio es en el crédito de consumo, que es el que se ha visto golpeado en términos de morosidad.
“Construir soluciones digitales sobre un banco que tiene 135 años de legado de infraestructura tecnológica no es tan simple”
¿De qué tanto incremento en morosidad estamos hablando?
No vemos un tema de morosidad que preocupe. El riesgo lo tenemos claramente identificado, el portafolio está segmentado. De hecho, estamos regresando a niveles un poco por encima de los niveles prepandemia.
¿La mejora en la morosidad y el crecimiento de la cartera podría darse durante la segunda mitad del 2023 o más hacia el 2024?
Vamos a empezar a verla en la segunda mitad del año. Tenemos campaña navideña y debiera haber un mejor desempeño de la cartera. Eso sí, el desempeño hasta ahora no ha sido malo, ha sido bueno. Y en el caso de la mora, hay que entender que el país ha sufrido evento tras evento que de todas maneras impacta.
¿En qué medida la transformación digital les permite avanzar en sus objetivos?
Construir soluciones digitales sobre un banco que tiene 135 años de legado de infraestructura tecnológica no es tan simple. Hemos invertido en ello y hoy, por ejemplo, todas las aplicaciones de cara al cliente están basadas en la nube. Eso nos da mucha flexibilidad para innovar, para operar con agilidad y lograr bajar el costo transaccional. La típica capacidad ‘core’ del banco ha sido finanzas y riesgos, pero hoy la tecnología es una de nuestras capacidades ‘core’. Si te das cuenta, como banco nuestras oportunidades de crecimiento están relativamente atadas al crecimiento del país. Nuestra estrategia es cómo lograr desacoplarnos del crecimiento del país para crecer más. Ese ha sido el enfoque en el tema transaccional.
Con todo ese ‘core’ digital, ¿cuál es el potencial de la inclusión financiera del banco?
Un problema del Perú es que no se tiene sustento de ingresos. Con una alta transaccionalidad y modelos estadísticos, podemos generar una propuesta crediticia para clientes que antes no se podía evaluar. Si a eso le sumas un canal de desembolso barato y digital como Yape o la Banca Móvil, el costo se vuelve marginal y nos permite ampliar el mercado. En los últimos dos años hemos incluído financieramente a 2,7 millones de clientes. Nuestra meta es incluir financieramente a 6 millones de personas al 2026 o 2027.
¿La transformación digital reduce su esfuerzo por ampliar la red de agencias?
Antes de la pandemia teníamos 7 millones de transacciones mensuales en agencias. Hoy tenemos 4 millones. El rol transaccional de las agencias ha disminuído, pero tiene un rol importante en asesoría a los clientes y el cierre de ventas complejas. Por eso estamos invirtiendo en transformar todas nuestras agencias. En el 2017 teníamos cerca de 400 oficinas. Hoy tenemos más de 300 agencias y el 100% se va a transformar con una inversión de US$100 millones.
BCP ha lanzado iO, una tarjeta digital y sin membresía. ¿Desplazaría esta propuesta a los productos que ya tenían en cartera?
Ese es el dilema del innovador: “o te atacas tú o te ataca otro”. iO ha sido pensado sobre lo que quiere el cliente. Si eso implica canibalizar algo del parque de tus propios productos, habrá que hacerlo. Esa es nuestra filosofía. Recién hemos lanzado el producto. Con iO ya tenemos poco más de 10.000 usuarios y el objetivo es llegar a ser un ‘neobanco’.
“Buscamos probar la tesis de que si Yape es exitoso en Bolivia, podemos hacer ´partnerships´ con otros jugadores en la región”
El banco también ha buscado dar una solución de financiamiento a las fintech a través de BCP Xplore. ¿Cuál es el objetivo con este nuevo segmento?
Hemos querido juntar a todas las que operan con nosotros y crear una cartera especializada. Hablamos de más de 160 empresas digitales a quienes se ha financiado con S/240 millones. La idea es colaborar con ellos y también trabajar con ellos.
Yape ahora apunta a ser un ‘marketplace’. ¿Qué tan ambiciosos están siendo con el producto?
Yape es una de nuestras alternativas que, como te comentaba, está dentro de nuestra estrategia de desacoplarnos del crecimiento del PBI. El ‘marketplace’ de Yape, bajo algunas verticales definidas, nos puede generar ingresos relevantes. Ahora estamos probando Yape en Bolivia. Rebrandeamos Soli, que era la billetera que venía perfomando bien. Lo que estamos buscando es probar la tesis de que si somos exitosos en Bolivia, podemos luego hacer ‘partnerships’ con otros jugadores de la región.
¿Cómo esperan que ocurra esta recuperación económica en la que aún nos encontramos desde que terminó la pandemia?
Sin duda vamos a regresar a crecer 3% como potencial, pero lo que se necesitan son reformas. Para mejorar la productividad, reducir la informalidad, generar mucho más empleo digno, y para eso la inversión privada es fundamental. Con supervisión, sin duda, pero con reglas claras para la inversión.