Oliva también dijo que si se aprueba otro proyecto de ley que dispone medidas de austeridad en el Congreso y otras entidades públicas, se podría ahorrar S/200 millones. (Foto: USI)
Oliva también dijo que si se aprueba otro proyecto de ley que dispone medidas de austeridad en el Congreso y otras entidades públicas, se podría ahorrar S/200 millones. (Foto: USI)

El Ejecutivo ha presentado el proyecto de por un monto equivalente a S/168.100 millones, superior en 6,9% al del año previo. El aumento tiene seis líneas de acciones de política prioritarias, entre las que destacan educación y salud, así como la lucha contra la violencia hacia la mujer; descentralización; reconstrucción con cambios; friaje, heladas y nevadas; además de mantenimiento.

En particular, educación y salud concentrarían el próximo año 29,1% de la intención de gasto público, con un incremento conjunto de 12,7% frente al presupuesto 2018. Pensando en un horizonte más largo, comparemos la situación con la observada 10 años atrás, en el presupuesto 2009.

Desde entonces, el monto de presupuesto total se ha multiplicado por 2,3 veces, mientras que el de educación lo ha hecho por 2,8 veces y el de salud por 3,2. Este último cambio es el más notable, porque refleja la mayor importancia que le han dado al sector no solamente el actual sino también los gobiernos previos.

Así, si bien educación se ha mantenido consistentemente como el sector de mayor gasto, salud –que ahora está en tercer puesto– hace 10 años apenas se ubicaba en quinto lugar, superado por previsión social, planeamiento, gestión y reserva de contingencia (como hasta ahora) y deuda pública. Es decir: hace 10 años se destinaba más al pago de intereses de la deuda pública que a la función salud.

Pese a los avances recientes, la situación dista de ser la ideal.

Por un lado, más de la mitad de lo presupuestado en educación está orientado a los logros de aprendizaje de estudiantes de la educación básica regular, mientras que en salud, aun cuando el universo de categorías que se busca atender es más amplio, los principales gastos se orientan al programa articulado nutricional y a salud materno neonatal.

Es decir, los requerimientos básicos siguen siendo los principales.

Teniendo en cuenta que el Gobierno ha enfatizado las ganancias de competitividad como promotoras del crecimiento, cabe destacar que según el último Reporte de Competitividad del Foro Económico Mundial, Perú ocupa el puesto 93 entre 137 países en salud y educación primaria; esto muestra que no ha habido grandes cambios frente al puesto 95 entre 134 países de 10 años atrás. Así, potenciar los requerimientos básicos es uno de los factores que debería sustentar una mejora en la competitividad.

En ese sentido, el presupuesto 2019 muestra consistencia con la dirección hacia la que el Ejecutivo apunta.

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