La posibilidad de que Donald Trump regrese a la presidencia de Estados Unidos crece cada vez más, y más rápido. Las primarias republicanas dieron un vuelco las últimas semanas cuando uno de los candidatos, el gobernador Ron DeSantis, abandonó la carrera y decidió brindarle público apoyo al empresario y expresidente. Además, había muchas expectativas para Nikki Haley –la hoy única contrincante real de Trump– en las elecciones en New Hampshire, estado en el que ella y su equipo realizaron el 32% de sus actividades partidarias. Hayley perdió contra Trump y de manera significativa, y aunque Haley no ha perdido las esperanzas para las siguientes elecciones que se realizarán en Carolina del Sur –su lugar de residencia–, Trump se acerca a paso firme a la contienda presidencial a pesar de sus 91 casos abiertos ante la justicia estadounidense.
Es imposible no sentir un ‘déjà vu’ respecto a esta contienda que marcará la historia de Estados Unidos en los próximos cuatro años. Noviembre es el mes decisivo. ¿Podrá Biden repetir su victoria del 2020? El actual presidente se encuentra desgastado por el propio ejercicio de su cargo, el período de recuperación después de la pandemia, la alta inflación que ha acompañado su mandato, la investigación a su hijo, políticas migratorias, y su avanzada edad, factor que no pasa desapercibido. Haley, justo después de su derrota en New Hampshire, dijo que si Trump gana las primarias republicanas, Biden volvería a ganar la carrera presidencial. ¿Podría estar en lo cierto? ¿Podría ella misma retirarse de la carrera para proteger tus futuras ambiciones políticas?
Este 2024 los ojos del mundo estarán puestos en las elecciones del país norteamericano, pues de regresar Trump a la presidencia, se espera un cambio del estatus quo en las políticas migratorias, recortes en impuestos a las empresas, un posible retiro de la ayuda a Ucrania y bastante menos predictibilidad. Biden deberá enfrentar este año electoral con energía y estrategia, pues solamente mirando el terreno económico, un ‘soft landing’ será clave para bajar el volumen de los escépticos. Los datos de crecimiento al término del 2023 no han sido malos, y aunque esto podría dar un aire para que la FED baje las tasas de interés, todavía existen voces que alertan sobre las consecuencias de flexibilizar la política monetaria demasiado rápido. Así como en el Perú, en Estados Unidos, todo puede pasar.