Siempre han tenido la categoría de esenciales, pero nunca como ahora ha sido tan evidente la relevancia de las telecomunicaciones en nuestro quehacer diario. La pandemia del coronavirus, que nos recluyó en casa por varios meses, nos obligó también a exigir la mejor conexión de Internet, la mayor velocidad y la atención más eficiente posible a las empresas ‘telco’ que operan en nuestro país, lo que provocó más de una colisión entre estas y nuestros requerimientos, un choque del que nadie sale ileso.
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